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Los detenidos. De izquierda a derecha: Wilmer Rivera, Ever Benítez, José Echávez y Kevin Benítez. | Foto: Cortesía

BARRANQUILLA

Los malos estudiantes que terminaron acusados de secuestro

Dos universitarios quisieron alterar los registros de sus malas notas y contrataron a un técnico para ello.

16 de enero de 2015

Las cinematográficas situaciones en las que todo sale mal se quedaron cortas ante la historia de dos estudiantes de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla, quienes en medio de la consternación por haber perdido su semestre, tomaron la peor decisión posible.

Ante la situación, Kevin Benítez y José Echavez decidieron contratar a un técnico en sistemas, Stefano Pabón Prada, quien se publicita en las redes sociales como capaz de alterar diversos sistemas informáticos.

Según se leyó en algunos avisos en Facebook, este ‘emprendedor’ ofrecía cambiar la información de pasados judiciales, informaciones de centrales de riesgo crediticias, bases de datos de multas de tránsito y -como no- adulterar notas de las universidades.

Ambos estudiantes vieron aquí su oportunidad de oro y decidieron en diciembre pasado acudir al técnico, de 30 años, quien ofreció cobrarles 400.000 pesos por lograr las calificaciones que ellos no lograron en un semestre de estudio. Las partes se citaron en un centro comercial para afinar los detalles.

Sin embargo, lo que empieza mal siempre puede terminar peor. Ante la creciente angustia de ver que la situación no cambiaba y de que ya se había pagado un adelanto, los jóvenes reclamaron a Pabón, que en principio desapareció, pero luego los tranquilizó recordándoles que su hermana trabajaba como docente de inglés en la Universidad.

Esto no terminó de convencer a Benítez y Echavez, quienes decidieron ir hasta la residencia de quien se suponía que era su salvador, en el barrio Chiquinquirá de la capital atlanticense, para reclamarle. A regañadientes, acordaron un nuevo plazo, el pasado 15 de enero.

Llegada la fecha ambos estudiante definitivamente olieron el engaño y decidieron confrontar a Pabón, quien buscó engatusarlos una vez más.

Con lo que no contaba es que los jóvenes, junto con otros tres sujetos más (entre ellos un menor de edad) lo condujeron a la fuerza hasta la silla trasera de un vehículo Chevrolet Aveo, de propiedad de la madre de uno de los universitarios. Otra mala decisión.

El carro iba en contravía por una de las vías del barrio, lo que llamó la atención de la Policía que patrullaba por el sector. Los hicieron detenerse y allí Pabón gritó que lo habían secuestrado y que lo querían matar.

Los uniformados bajaron a todos del automotor y cuando vieron las manos atadas del técnico, con zunchos plásticos, detuvieron a los demás. Los otros dos adultos capturados fueron Wilmer Javier Rivera y Kevin David Benítez. La Policía les encontró dos navajas, según reportó el diario local El Heraldo.

El mismo jueves su captura fue legalizada y los cuatro jóvenes mayores de edad fueron enviados a la cárcel distrital El Bosque de Barranquilla. Ellos deberán responder por el delito de secuestro simple, que les fue imputado por la Fiscalía.

Si bien los universitarios nunca calcularon el lío en el que se metieron, lo que es cierto es que si ellos hubieran puesto el mismo empeño en el estudio, que en esta historia de verdadera locura, no se encontrarían en este complicado embrollo.