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El turno de los liderazgos colectivos

La séptima entrega del premio Los Mejores Líderes mostró que, frente a una sociedad polarizada, el país debe recurrir a liderazgos colectivos para reconstruir la confianza y el tejido social, y promover el progreso del país.

14 de octubre de 2017

El mundo parece no tener un norte y la incertidumbre y el pesimismo se apoderan cada vez más de la humanidad. A esa conclusión llegan expertos y académicos. Y la respuesta al porqué de ese fenómeno reposa en gran medida en el agotamiento de los liderazgos individuales como motor de la historia. O eso sugieren los hechos recientes. Los nuevos líderes de tiempos de Twitter y Facebook rescataron un ‘neonarcicismo’ que, como dijo César Rodríguez, director de Dejusticia, cabe en 140 caracteres, pero poco ayuda a solucionar los grandes problemas de la humanidad.

Donald Trump, creyéndose el elegido para “hacer a Estados Unidos grande de nuevo”, comenzó una política aislacionista, poco colaborativa y escaló su enfrentamiento con Kim Jong-un, otro líder que considera tener la misión divina de salvar al pueblo norcoreano, lo que puede traer graves consecuencias para el mundo.

De igual manera en la región, en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro asume una supuesta potestad entregada por el pueblo para salvar a su país del imperialismo y el capitalismo, y profundiza el socialismo del siglo XXI mientras excluye a una parte de los venezolanos y polariza a la sociedad. En Colombia, a diario, políticos y líderes de todas las orillas ideológicas, preocupados por alcanzar sus objetivos personales, atizan los odios y la polarización. El resultado: una sociedad pesimista y desconfiada que no cree en el otro para construir un futuro mejor.

Todos estos ejemplos demuestran que el liderazgo individual, aquel que el escritor escocés del siglo XIX Thomas Carlyle condensó en la frase “La historia del mundo es solo la biografía de grandes hombres” ya cumplió su función. Hoy la humanidad en general y la sociedad colombiana en particular tienen retos que enfrentar y una sola persona no tiene la solución. Ahora, es necesario abordar mancomunadamente los grandes problemas, y entonces surge el liderazgo colectivo, una revolucionaria manera de abordar la construcción y el progreso de una comunidad.

Por su carácter novedoso, pocos creen en la capacidad transformadora del liderazgo colectivo. Incluso, muchos expertos, basados en los paradigmas del siglo XIX y de la era industrial, consideran esta figura un contrasentido filosófico, porque líder significa una persona que sobresale de su grupo para dirigirlo. Sin embargo, el liderazgo colectivo no es nuevo. Los indígenas lo han practicado desde hace siglos con la minga, y en el ciclismo la estrategia de los equipos resulta fundamental para ganar.

El liderazgo colectivo no es un cuento rosa y caricaturesco de tomarse de las manos y caminar por una pradera llena de flores. Al contrario, implica desacuerdos, discusiones y falta de consesos. Persigue la unidad alrededor de un objetivo, un plan de trabajo para lograrlo de manera mancomunada, y se constituye en un complemento a las instituciones. También es una herramienta que puede resultar efectiva para combatir el auge de autoritarismos que quieren guiar a la sociedad con una única verdad.

Por eso, explicó Álvaro Fo- rero, exdirector de la Fundación Democracia y Liderazgo, este año el premio Los Mejores Líderes 2017, organizado por la Fundación Liderazgo y Democracia y revista SEMANA, con el apoyo de Telefónica, decidió galardonar a aquellos líderes colectivos que de manera discreta y en ocasiones invisible construyen alternativas para el progreso y la unión social de los colombianos. “Esta noche de premiación nos reunimos para reflexionar sobre la importancia del liderazgo colectivo para el país, para mandarles un mensaje a los colombianos, que llegó la hora de solucionar nuestros grandes problemas de manera colectiva, pese a las diferencias y desacuerdos que de hecho nunca desaparecerán”, dijo.

“Colombia debe recobrar la confianza”

En el discurso que pronunció en la ceremonia Alejandro Santos, director de la revista SEMANA, dijo: “Somos conscientes de que el país está viviendo momentos decisivos en la construcción de la paz, en la lucha contra las nuevas violencias y en la forma como vamos a integrar los territorios del posconflicto al desarrollo económico y social”, pero detrás de estos retos subyace uno fundamental: recuperar la confianza perdida por décadas de violencia que han roto el tejido social.

Desafortunadamente, en esta nueva era algunos de los líderes se han dedicado a avivar los odios, a polarizar a la sociedad y a resquebrajar las instituciones, con lo que han postergado la urgente labor de recomponer la confianza entre los colombianos. ¿Cómo va a creer una sociedad en la Justicia si sabe que algunos de sus altos jueces están implicados en actos de corrupción?

Además, el liderazgo individual también es responsable del pesimismo que reina en el país, pese a que hechos como la reducción de muertos a causa del fin del conflicto con las Farc o el mejoramiento en algunos indicativos sociales revelan que si bien Colombia no está en el mejor de los mundos, sí ha avanzado.
La influencia negativa que ha ejercido el liderazgo individual pone sobre la mesa la necesidad de recurrir a soluciones innovadoras que por fortuna abundan en el país. Surgido en el seno de la sociedad civil, el liderazgo colectivo evidencia la capacidad que tiene para organizara la sociedad y responder a problemas como el acceso a los derechos, y que a través de su trabajo y de sus luchas construye tejido social, tan importante para recuperar la confianza.

En el variopinto ramillete aparecen grupos o asociaciones que representan la diversidad colombiana. Militares, indígenas, afrocolombianos, jóvenes y empresarios fueron reconocidos como modelo de liderazgo colectivo. Todos ellos tienen en común trabajar desde diferentes puntos de vista en opciones para reconstruir el tejido social en las regiones y así promover distintas formas de progreso. Porque, como dijo Jorge Aramburo, líder de la Asociación Popular de Negros Unidos del Río Yurumanguí, “hay tantas opciones de desarrollo como culturas”. Además, buscan que la población menos favorecida o alejada de los grandes centros urbanos (niños, jóvenes, víctimas de la violencia) acceda y ejerza sus derechos.

En últimas, al reconocer a las diez agrupaciones ganadoras, el premio hace un llamado a los colombianos y en especial a los líderes para que resuelvan de manera conjunta los retos por los que atraviesa el país, mediante la unión y la confianza, sin necesidad de abandonar las diferencias y desacuerdos que existen en cualquier sociedad.