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Los Muñoz somos así

Toda la familia de la Quica, hasta la mamá, está dispuesta a meterse a la cárcel con tal de que no la maten.

19 de abril de 1993

EL LUNES DE LA SEMANA pasada, la familia Munoz Mosquera dos viejos, cuatro mujeres y tres hombres, anunciaron públicamente que estaba dispuesta a ir a la cárcel a cambio de que no la mataran.
En las últimas semanas grupos de justicia privada que operan en Antioquia la sentenciaron a muerte y ofrecieron 300 millones de pesos a quienes dieran información sobre su paradero.
Para lograr mantenerse a salvo, la familia tuvo que esconderse. Todos los días se mudaban tres veces de residencia, sólo se movilizaban en la noche y los parientes más cercanos se vieron en la obligación de cambiar sus números telefónicos y algunos de ellos abandonaron sus trabajos y entraron también en la clandestinidad.
Frente a esta situación, Humberto Muñoz, de 65 años, ex dragoneante de la Policía y pastor evangélico desde hace siete años, decidió salvar lo poco que le queda de su familia. El y su esposa, de 63 años, están dispuestos a meterse en la cárcel si a sus hijos no los matan. Los Muñoz Mosquera no sólo son conocidos por ser una típica y numerosa familia antioqueña, sino porque las autoridades señalan a dos de sus hijos como los principales terroristas al servicio del cartel de Medellín. Sus nombres están ligados a los más violentos actos de barbarie ejecutados por el narcotráfico en los últimos 10 años. Dan Denys y Brances Alexander Muñoz Mosquera son sindicados de ser los autores materiales de la bomba en las instalaciones del DAS y de la voladura del avión de Avianca atentados ocurridos en diciembre de 1989, donde perdieron la vida más de 200 personas.
También se les acusa de la muerte del director de la Policía de Antioquia.
Valdemar Franklin Quintero: del director de El Espectador, Guillermo Cano y del asesinato de 40 agentes de la Policía en Medellín. Estas son apenas algunas de las sindicaciones que hacen las autoridades sobre los dos hermanos Muñoz.

Los PRIMEROS AÑOS
Hace 10 años los Muñoz Mosquera eran una familia conformada por 15 hijos. Todos ellos nacieron en Antioquia. Su padre es paisa y la madre una chocoana que llegó a Medellín en los años 40 a probar suerte. Hernando Muñoz ingresó a la Policía a comienzos de los 60 y poco a poco comenzó a abrirse paso en la vida. Con algunos ahorros y un préstamo que le hizo la institución logró comprar una pequeña casa en uno de los barrios de la comuna nororiental. A la vuelta de unos años su familia la conformaban 15 hijos: 11 de ellos hombres y cuatro mujeres.
El número de hijos nunca le importó al dragoneante de la Policía, pues él siempre aplicó el proverbio popular de que cada hijo trae el pan debajo del brazo.
Así logró sacar a todos bachilleres. Pero los tiempos difíciles comenzaron a soplar a finales de los 70. Los Muñoz Mosquera eran una familia de clase media baja, que tenía que rebuscarse la vida para sobrevivir. Las mujeres lograron abrirse paso en la universidad. Dos de ellas estudiaron en el exterior.
Una en Estados Unidos y la otra en México. Los hombres cogieron rumbos diferentes y sólo uno de ellos logró mantenerse en la universidad adelantando estudios de publicidad.
A comienzos de 1980 el nombre de Pablo Escobar era el más escuchado en los sectores populares de Medellín.
Cuando en esas zonas de la ciudad se hablaba del jefe del cartel de Medellín era para referirse no sólo a trabajo sino a dignidad y liderazgo. Todos los jóvenes de la comuna querían trabajar para ganarse un lugar privilegiado dentro de la organización de Escobar. Los Muñoz Mosquera hacían parte de esos muchachos de barriada que escalaron rápidamente la pirámide que los llevó a ubicarse en el grupo de los hombres más cercanos al jefe del cartel de Medellím. Aunque la familia no niega la vinculación de sus hijos con el jefe del cartel, sí afirman que desconocen cómo y cuándo sus hijos sc involucraron con Escobar. "Si ellos eran terroristas y trabajaban para Pablo Escobar, nosotros nunca lo supimos, pues en la casa eran personas muy especiales con sus padres y hermanos. Siempre se preocupaban por todos nosotros", afirmó Jenith Muñoz Mosquera a SEMANA.

LOS MUERTOS
Cuando empezó la guerra que desató el narcotráfico, los jóvenes de la comuna nororiental fueron sus principales protagonistas. Y a ella tampoco fueron ajenos la familia de los Muñoz Mosquera. Ellos hacían las "vueltas" que ordenaba Escobar. Y en ese lenguaje, Ias "vueltas" no eran otra cosa que cumplir las órdenes para asesinar, colocar bombas, volar aviones y secuestrar. Muy pronto los cuerpos de seguridad lograron descifrar el organigrama del cartel de Medellín. Al principio los nombres de Brances Alexander y Dan Denys ocuparon un reglón muy secundario dentro del aparato militar del jefe del cartel de Medellín. Pero a la vuelta de unos meses los dos hermanos Muñoz Mosquera pasaron de simples peones de brega a lugartenientes. Ambos lograron escalar posiciones claves dentro de la organización hasta convertirse en jefes del ala terrorista que tanto daño y dolor ocasionaron a los colombianos en los años 80 y comienzos de los 90.
Pero la familia Muñoz Mosquera también recibió duros golpes. Cinco de sus 11 hermanos han muerto. Tres más se encuentran recluidos en prisión acusados de actos terroristas. El primero en morir fue Angelo Yamil, ex empleado de una empresa de gaseosas y que en los úItimos meses de su vida se había dedicado a promover eventos deportivos, principalmente las carreras de ciclismo. Su muerte ocurrió en marzo de 1988. De acuerdo con el relato que hizo su familia, ese día un grupo de hombres armados llegó a la casa de los Muñoz Mosquera averiguando por el paradero de Dan Denys.
Luego ingresaron a la residencia y encontraron acostado a Angelo Yamil a quien le pidieron que se identificara.
"Todos mis hermanos son muy parecidos y los hombres que llegaron ese día pensaron que los documentos de identificación de Angelo eran falsos y se lo llevaron. Tres horas después lo encontramos muerto", contó a SEMANA Jenith Muñoz Mosquera. Dos meses después murió Hernando de Jesús, el mayor de la familia. Tenía apenas 26 años.
El se encontraba ese día en su casa cuando llegaron tres hombres y golpearon en la puerta. Cuando abrió, uno de ellos le disparó una ráfaga de metralleta.
Dos años después la familia de los Muñoz Mosquera recibió un tercer golpe. Audy Fernando, un profesor normalista que cursaba tercer semestre de publicidad, fue sacado de su casa por un grupo de hombres encapuchados que se lo llevaron, y unas horas después su cadáver apareció con signos de tortura. Luego, en 1990, Brances Alexander, más conocido como Tyson, fue dado de baja en un operativo de la Policía en un barrio residencial de Medellín. Para la familia el operativo realizado por la Policía no es muy claro. "Nosotros sabemos que no fueron los organismos de seguridad que mataron a mi hermano. A raíz de las recompensas que comenzó a ofrecer el Gobierno, gente que andaba con Brances lo mató y después cobró la recompensa. Brances no podía enfrentarse en combate porque estaba semiparalítico. Hacía un par de meses había sufrido un accidente de tránsito y permaneció un mes en silla de ruedas después utilizó muletas y el día que lo mataron usaba baston", manifestó uno de los familiares a SEMANA.
Quince días después de la muerte de Tyson, falleció Paul Daniel. Su cuerpo fue encontrado en el baúl de un carro que fue dejado en un parqueadero de un centro comercial de Medellín. Fue el último de los Muñoz Mosquera que perdió la vida. Su cuerpo como el de sus hermanos está enterrado en el mausoleo de la familia, el cual se encuentra en el cementerio de San Pedro en Medellín. Es un lugar muy especial. El mausoleo está adornado con muchas flores y las 24 horas hay música. Son canciones evangélicas, muchas de ellas interpretadas po su propia familia. El resto son disco que han recibido de amigos evangélicos del exterior que saben la historia de los Muñoz Mosquera. En las tumbas de cada uno de los hermanos que han muerto se lee una placa que dice "sa crificado". "La razón es muy sencilla. Sólo dos de mis hermanos, Dan Denys y Brances, han tenido problemas con las autoridades. Los demás han pagado justos por pecadores. Pero todos ellos están vivos en nuestros corazones", manifestó Jenith Muñoz.
Otros tres hermanos de la familia Muñoz Mosquera están en la cárcel.
Dan Denys, más conocido como la Quica, fue detenido en Nueva York el 25 de septiembre de 1991. Afronta un proceso por terrorismo. La justicia estadounidense lo señala como el responsable de la muerte de dos norteamericanos que iban a bordo del avión de Avianca que explotó en pleno vuelo. Si se le encuentra culpable, la silla eléctrica será su castigo. En Colombia están detenidos dos hermanos más. Se trata de Emilio Alberto, un suboficial de la Fuerza Aérea que desempeñaba las labores de técnico. Se le acusa de atentados terroristas en Bogotá. En su casa, localizada en un barrio al norte de la capital del país, los organismos de seguridad encontraron una caleta con dinamita. Hace más de un año se encuentra en prisión. El otro hermáno détenido es Romell Alexis, quien está recluido en la cárcel de Bellavista. Las autoridades lo sindican por porte de documentos falsos y transporte de explosivos en un carro robado que fue decomisado en el momento de su captura.

DE LA MANO DE DIOS
La historia de la familia Muñoz Mosquera no termina aquí. La religión también ha desempeñado un papel protagónico en sus vidas. Desde hace siete años el ex dragoneante de la Policía, Hernando Muñoz, es el pastor de una iglesia evangélica que reúne dos veces a la semana a 300 feligreses. Pero no sólo se congregan para alabar a Dios sino que trabajan en tres programas de ayuda al prójimo. Uno tiene que ver con la rehabilitación de drogadictos. Otro con la ayuda espiritual a los presos, y un tercero con aportes económicos a los enfermos de los hospitales de misericordia ubicados en el Valle de Aburrá. Doña Lilia, la patrona del clan Muñoz, tiene un programa evangélico que se transmite todas las noches por la radio en la emisora la Independencia. Durante media hora los radioescuchas se entregan a la oración y a los consejos familiares que prepara doña Lilia durante el día. Desde los micrófonos de la estación de radio se convoca a la solidaridad de los paisas para que se ponga fin a la violencia.
El esfuerzo religioso de los Muñoz Mosquera no ha sido en vano. Desde que Dan Denys fue detenido en Estados Unidos, la familia mantiene dos veces a la semana comunicación telefónica con la cárcel en Marion. Todos se reúnen alrededor del teléfono para orar y pedirle a Dios que perdone los pecados de su hijo. Hace una semanas la Quica anunció a través de una carta que estaba arrepentido de todos los males que les pudo haber causado a los colombianos y les pide perdón por sus actos. Por eso el ex agente de la Policía, Hernando Muñoz, decidió ponerle el pecho a las amenazas de muerte. El sólo aspira a que uno de sus hijos, por lo nenos, viva más allá de los 30 años, y que haya, así mismo, futuro para el resto de su generación.