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Clara González de Rojas le suplicó a la guerrilla por la libertad de su nieto Emmanuel, nacido en medio del secuestro de su hija Clara. Jeferson Montaña y su joven madre al parecer fueron desaparecidos por los paramilitares en 2005

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Los niños perdidos

El hijo de Clara Rojas, que nació secuestrado, infortunadamente no es el único menor extraviado en el conflicto.

26 de mayo de 2007

En su primera declaración luego de recobrar la libertad tras casi nueve años de secuestro, el intendente Jhon Frank Pinchao confirmó que Clara Rojas -fórmula a la vicepresidencia de Íngrid Betancourt y secuestrada junto a ella- tuvo en cautiverio un hijo "grande y sano que se llama Emmanuel".

Esta noticia, cruel de por sí, cobró un nuevo giro e indignó aun más al país días después, cuando el policía contó que la guerrilla mantenía separado al bebé de su madre. Golpeada por la situación, la madre de Clara hizo un llamado desesperado a la guerrilla para que libere a su nieto, secuestrado desde que nació.

Tristemente, Emmanuel no es el único bebé víctima del conflicto. Jeferson Montaña no tenía casa, ni enemigos, ni partido político, ni segundo apellido. Apenas tenía 8 meses de vida y a su mamá, Martha Lucila Montaña, de 23 años. Ambos desaparecieron sin dejar rastro, el 16 de diciembre de 2005.

La mejor amiga de Martha piensa que los paramilitares son los responsables de lo que les ocurrió al bebé y a su madre. Los vieron por última vez en la plaza de mercado del barrio San Francisco, en Bogotá. "Tengo una cita ya en el puente azul de San Carlos", dijo Martha antes de tomar a su bebé en brazos y abordar un taxi a las 5:30 de la tarde de ese día. Nunca más se ha sabido de ellos.

Antes de nacer, Jeferson ya era un desplazado. Llegó a Bogotá con cerca de 3 meses de gestación en el vientre de su mamá, que huyó de Yopal luego de que hombres identificados como paramilitares le propusieron trabajar con las autodefensas. Ella se negó y los asedios aumentaron hasta que, preocupada por el bebé que germinaba en su cuerpo, decidió irse a la capital.

Arrendó una habitación en Ciudad Bolívar y fue a la Personería de esa localidad para ingresar al programa de apoyo a desplazados por la violencia. El 12 de abril de 2005 nació Jeferson. El bebé se convirtió en la razón de ser de Martha, que no dudó en mudarse nuevamente cuando vio que hombres con corte militar como los de Yopal estaban rondando la cuadra donde vivía. Alquiló otra pieza en un barrio cercano y trató de dejar atrás los temores y salir adelante. Pero justo cuando empezaba a ver algo de prosperidad, vino la desaparición.

Hace unas semanas el país había conocido de otro bebé 'extraviado' en el conflicto. El jefe paramilitar Ramón Isaza confesó que su hija Floralba tenía un niño, hijo de dos supuestos guerrilleros, que recibió de 2 meses de nacido luego que sus escuadrones militares ejecutaron una masacre en la vereda La Esperanza de Carmen del Viboral en 1996. El bebé permanece bajo la tutoría de los Isaza sin que ninguna autoridad se haya pronunciado sobre su situación. Se trata de una compleja situación, pues los lazos afectivos del menor están muy vinculados con sus victimarios.

Nancy del Carmen Apraez y su bebé de 11 meses, Carlos Alberto, son otro triste antecedente. Ambos fueron raptados en Popayán el 9 de diciembre de 1992. Encapuchados se los llevaron junto con Campo Elías Chanchí, tío del bebé. Los adultos fueron desaparecidos. Un año después, la abuela del bebé logró establecer que éste había sido dado en adopción por el Bienestar Familiar a una pareja de suecos a través de un proceso irregular. La abuela se reencontró con su nieto en Suecia, y llegó a un acuerdo con los padres adoptivos.

Menos suerte corrieron las hermanitas Gilma Eliana y Catherine, de 9 y 4 años, respectivamente, hijas de Patricia Rivera Chávez. El 10 de diciembre de 1982, las tres fueron introducidas a la fuerza en un taxi, por hombres que se identificaron como del F-2, según narraron varios testigos. De ellas nunca se volvió a saber nada.

Para el caso de Jeferson, la Asociación de Familiares de desaparecidos solicitará que la Fiscalía realice un cotejo en las notarías del país para determinar si el niño fue registrado con otro nombre. ¿Y la libertad de Emmanuel? El silencio de las Farc habla por sí solo.