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Los nuevos 'Extraditables'

La aparición de los 'Colombianos Perseguidos por los Gringos' (Copergrin) podría ser el comienzo de un nuevo capítulo en la guerra de las drogas.

21 de marzo de 2004

El pasado domingo 14 de marzo, Noticias Uno reveló el contenido de un comunicado que llegó a la redacción de ese noticiero de televisión. Se trataba de un boletín de prensa que anunciaba la conformación de un grupo autodenominado 'Colombianos Perseguidos por los Gringos' (Copergrin).

El contenido de la carta tiene seis puntos. En los tres primeros se afirma que es falso que exista una guerra interna entre carteles. Que las muertes de los últimos meses en el Valle del Cauca no son producto de la guerra entre grupos de mafiosos sino que corresponden a casos aislados. Y que esas informaciones son una estrategia de las autoridades norteamericanas. El texto, que no está firmado por una persona en particular, rechaza cualquier intento de extradición hacia Estados Unidos o algún otro país. "Estamos seguros al igual que 45 millones de colombianos, que la extradición de nacionales es la más clara violación a los derechos constitucionales consagrados en la Carta Magna", afirma el quinto punto del comunicado. El boletín de prensa finaliza con una declaración tajante: "Estamos dispuestos a rendir cuentas a las autoridades de nuestro país, con la veeduría de la Iglesia en una negociación de los diálogos (sic) que conlleven a presentarnos y responder a la justicia por nuestros actos".

La aparición del comunicado causó desconcierto e hizo recordar la época del grupo de 'Los Extraditables' liderado por Pablo Escobar. A lo largo de la semana las autoridades comenzaron a establecer la veracidad del comunicado y quiénes podrían estar detrás de Copergrin. Aunque no existía una confirmación absoluta, los primeros indicios y las informaciones de inteligencia señalaron que este nuevo grupo podría estar liderado por uno de los jefes del cartel del norte del Valle del Cauca, Hernando Gómez Bustamante, alias 'Rasguño', y otros narcotraficantes de esa región.

Según los análisis que los organismos de inteligencia han efectuado de Copergrin, y por datos que han recolectado, es claro que el enfático rechazo a la extradición y el ofrecimiento de entregarse a la justicia colombiana, dos de los puntos planteados en el comunicado, permite deducir que se trata de una facción del norte del Valle. "La mayoría de los capos de esa zona no tiene procesos judiciales abiertos en Colombia, como 'Rasguño' o 'Jabón', y lo que buscarían al ofrecer entregarse a la justicia colombiana es una forma de garantizar que no los extraditen", dijo un oficial de inteligencia.

Por encima de estas consideraciones es claro que nunca como en los últimos meses los presuntos narcos del norte del Valle habían sentido tanta presión del gobierno en su contra. Desde hace dos meses la Policía inició una gran ofensiva en esa zona y ha golpeado las estructuras de personajes de la región como 'Rasguño', Diego León Montoya, alias 'Don Diego', y Wilber Varela, alias 'Jabón'.

A la persecución policial también se ha sumado la presión que el gobierno colombiano y el estadounidense están ejerciendo por medio de una masiva política de extradiciones. Tan sólo en lo que va corrido del año más de 50 colombianos han sido enviados a Estados Unidos. Una de las últimas ocurrió el jueves pasado, cuando la Dijin les entregó a las autoridades estadounidenses al caballista caleño Joaquín Mario Valencia, quien está acusado en ese país por narcotráfico.

El ataque a las finanzas y estructuras económicas ha sido otra de las puntas de lanza de la ofensiva gubernamental y es uno de los puntos que más les duele a los narcotraficantes. Hace tan sólo dos semanas fueron decomisadas propiedades de 'Rasguño' valoradas en 100 millones de dólares y se avecinan otros procesos similares contra los demás capos. Todas estas consideraciones hacen evidente que el Estado, por primera vez, está poniendo contra las cuerdas a los narcos del norte del Valle del Cauca y es apenas obvio esperar una respuesta de su parte.

¿Qué puede pasar?

Para las autoridades es claro que la aparición de Copergrin puede ser la primera reacción pública de los narcos a la persecución del gobierno. Lo que tiene preocupados a los organismos de inteligencia y seguridad son las acciones que podrían emprender los mafiosos en una eventual lucha contra el Estado. Algunas de estas reacciones, que ya se están sintiendo, consisten en la estrategia de eliminar a cualquiera que pueda ser un potencial 'sapo' que pueda involucrar a los capos o complicar su situación jurídica.

Esa estrategia, que también fue utilizada por Escobar y el grupo de 'Los Extraditables' a comienzos de los años 90, ha dejado centenares de muertos en los 'estratos bajos' de las organizaciones, como gatilleros o transportadores, y ha comenzado a extenderse a otros niveles como los abogados de los narcotraficantes. Las víctimas más recientes, asesinadas la semana pasada, fueron Pedro Arboleda, abogado defensor de Víctor Patiño Fómeque, quinto hombre del cartel extraditado a Estados Unidos, y Jorge Alberto Náder Mora, quien, según la Policía, defendió a varias personas acusadas de narcotráfico. Los crímenes hicieron que otros abogados al servicio de los mafiosos salieran precipitadamente del país.

Si bien es cierto que hay una guerra declarada entre los capos del norte del Valle del Cauca, es claro también que ellos tienen el interés común de evitar la extradición por cualquier medio. En ese contexto, las autoridades temen la posibilidad de que terminen uniéndose alrededor de Copergrin, como hizo Escobar con 'Los Extraditables'. Y que opten por acudir al terrorismo como una forma de presión al gobierno. "Esa es una de las últimas opciones por las que optarán. Ellos -los narcotraficantes-se dieron cuenta que, como ocurrió con Escobar y los extraditables, el Estado a la larga siempre gana porque tiene una mano limpia, la legalidad, y una mano sucia, que en el caso de la lucha contra Escobar fueron los Pepes. Lo grave es que si se ven muy acorralados no dudarán en llegar al terrorismo", afirma un analista de inteligencia del Ministerio de Defensa.

Acudir al terrorismo es una opción que aunque posible es lejana. Lo inquietante es el panorama a corto plazo de la guerra contra los narcotraficantes. Las autoridades han enfocado parte de su estrategia en atacar los brazos armados y sicariales que los protegen, y los capos han comenzado, en respuesta, a forjar y consolidar alianzas con grupos al margen de la ley. Aunque algunas ya existían, principalmente con paramilitares, es claro que el matrimonio entre 'narcos' y 'paras' se consolidará aún más. Y que, como ya está ocurriendo, algunos mafiosos establecerán vínculos con la guerrilla. Los capos necesitan la protección que les pueden ofrecer los grupos armados y tienen el dinero para pagar por ello. Tanto guerrilla como paramilitares no tendrán problema en convertirse en ejércitos privados de los narcos para financiar sus actividades. El panorama sin duda es preocupante y desde ya plantea un desafío adicional a las autoridades policiales y militares de Colombia.