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Los supercontribuyentes

Más de 875 millones de pesos han sido donados por ciudadanos y empresas para proyectos sociales en la capital.

6 de junio de 2002

Mientras la reforma tributaria revivía con la aprobación del incremento del impuesto de Industria y Comercio (ICA) el pasado viernes en el Concejo de Bogotá, un poco de ayuda fiscal ha venido de la fuente más inesperada: donaciones voluntarias de contribuyentes capitalinos.

La idea nació el pasado 7 de febrero con el decreto 040 de la Alcaldía Mayor de Bogotá, por el cual se reglamentaba el mecanismo de aportes voluntarios. El “110 por ciento con Bogotá” era la invitación para que los ciudadanos y las empresas de la capital hicieran un pago voluntario adicional equivalente al 10 por ciento de los impuestos predial y de ICA del año 2002. Además el formulario de pago le permitía al contribuyente la posibilidad de escoger tres proyectos, de un menú de 15, a los cuales se destinarían los recursos que le regalaba a las arcas distritales.

Aunque con un común denominador, orientado a lo social, los proyectos cubrían la totalidad de los siete ejes del plan de desarrollo de la administración Mockus: la construcción de un supercade, centro de atención del Distrito; la atención a jóvenes y ancianos de la calle; un colegio en Ciudad Bolívar; la entrega de 5.000 complementos alimenticios a mujeres en gestación y a niños de los estratos más pobres; cinco estaciones de ciclorrutas y un puente peatonal; reubicación de vendedores ambulantes, subsidios educativos, apoyo a las pruebas de calidad educativa, servicios de salud y arborización. Hasta ahora lidera la lista el proyecto de atención a los ancianos indigentes, seguido de la asistencia a trabajadoras sexuales, pandilleros y recicladores.

En palabras del alcalde Antanas Mockus, “llegó la hora de asumir con entusiasmo la maternidad y paternidad responsable de las obras que son como hijos de la ciudad”. Este es un sentimiento que comparten algunos de los donantes, como Hernán Martínez, para quien “los bogotanos debemos aportar un grano de arena a los proyectos que faltan por desarrollarse”. La gratitud también se cuenta dentro de las razones para el aporte. Para William García “es una forma de devolver lo mucho que recibimos”.

Los resultados de la iniciativa son modestos, pero alentadores, porque hasta el momento cinco de cada 100 contribuyentes han aportado su 10 por ciento. Los datos de la Secretaría de Hacienda muestran que, hasta el pasado 24 de mayo, 40.692 personas y empresas habían donado 875 millones de pesos. Hubo compañías que contribuyeron con 14 millones de pesos más de lo que debían pagar.

¿Qué motiva a ir más allá de la ley y regalarle plata al Estado? Es el resultado de la confianza generada por los gobiernos de Mockus y Peñalosa gracias a un manejo limpio y público de los recursos. Beatriz Rodríguez, otra contribuyente voluntaria, explica su decisión: “Las últimas administraciones han mostrado resultados y transparencia, por eso se justifica el pago voluntario”. Así mismo, el “110 por Bogotá” es una respuesta a las dificultades fiscales que está enfrentando la ciudad este año, como afirma José de Jesús Ríos, quien fue uno de los primeros 10 contribuyentes voluntarios: “La ciudad no tiene presupuesto necesario para financiar programas que son prioritarios, como el mejoramiento de la educación”.

Consecuentemente con este apoyo ciudadano, los concejales de la comisión de presupuesto aprobaron en primer debate el aumento del 35 por ciento del ICA que significará un recaudo de 220.000 millones de pesos. Después de seis intentos fallidos y una gran presión ciudadana concejales de la alianza opositora apoyaron el alza de los impuestos.

En un país que se ha caracterizado por evadir y evitar el pago de los impuestos no deja de ser sorprendente esta respuesta de los ciudadanos y concejales, que marca el inicio de una nueva cultura tributaria en Bogotá.