Una vida contra la tuberculosis

Nacido en Medellín hace 66 años, es médico de la Universidad de Antioquia, con maestría en microbiología médica del mismo plantel y con estudios de inmunología en la universidad de Wake Forest en Carolina del Norte y de Minesotta (Estados Unidos). Aunque se jubiló hace año y medio, hoy es el director del Grupo de Inmunología Celular e Inmunogenética de la Universidad de Antioquia, donde se dedica de lleno a formar nuevos investigadores. 

García se interesó en la tuberculosis luego de leer La montaña mágica, de Thomas Mann. “Me fascinaron los diálogos sobre el sentido y la fragilidad de la vida entre esas personas que están condenadas a morir por culpa de una enfermedad incurable”. En cambio, a la investigación sobre los trasplantes de órganos llegó por un camino más fortuito. Hace 30 años la Universidad de Antioquia creó un programa pionero en ese campo y cuando buscaban a alguien que se encargara de los estudios de compatibilidad entre los donantes y los receptores, García fue el elegido. En su opinión, los logros en estos dos campos han sido posibles gracias a una combinación entre la investigación básica y la aplicada. Pero el trabajo no ha sido fácil porque en Colombia hay muchas trabas para investigar. “Traer un equipo, un reactivo o una sustancia para hacer un experimento es una odisea, mientras que un científico en Europa en dos o tres días los tiene en el laboratorio”. Aun así no se arrepiente de haber permanecido en Colombia. “Si me hubiera quedado por fuera seguramente habría hecho más cosas y habría tenido más renombre mundial, pero me habría perdido la satisfacción de ver a muchos que vienen de abajo y se convierten en grandes hombres de ciencia”.