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Thaelman Urgelles se despachó contra el presidente Nicolás Maduro por su actitud irracional al expulsar a los colombianos indocumentados y querer acabar con el "paramilitarismo". | Foto: Carlos Julio Martínez

CRISIS

“Maduro habla como si las FARC o el ELN no existieran en la frontera”

Thaelman Urgelles, el hombre que sorprendió esta semana con una carta en agradecimiento al presidente Santos, habló con Semana.com sobre la crisis de la frontera. Se despachó contra Maduro.

28 de agosto de 2015

“No soy especialmente devoto del presidente Santos, pero los venezolanos debemos estarle agradecidos por la serena actitud que está manteniendo frente a la miserable provocación que le está montando Maduro a su país”. Con esa frase inicia la carta que el ciudadano venezolano Thaelman Urgelles, de 66 años, le escribió al mandatario colombiano esta semana.

La misiva se volvió tendencia en las redes sociales. Urgelles no escatimó palabras para criticar la  actitud irracional de Maduro al expulsar a los connacionales indocumentados y acabar con lo que él llama el “paramilitarismo colombiano”, ni para resaltar la posición diplomática de Santos.

El escrito sorprendió a más de uno. Sobre todo porque los halagos al mandatario venían de Thaelman Urgelles, un reconocido cineasta y analista político venezolano que fue militante la izquierda durante muchos años. Semana.com habló con él.

Semana.com.: ¿En realidad usted admira a Juan Manuel Santos?

Thaelman Urgelles:
Admiro su conducta. Lo que ha ocurrido en la frontera es una provocación que pocos pueden aceptar con la serenidad que aceptó el gobierno de Colombia.

Semana.com.: ¿Cuál es el objetivo de Maduro al provocar a Santos?

T. U.:
Suspender las elecciones, él sabe que va a perder.

Semana.com.: ¿Suspenderlas o ganar adeptos?

T. U.:
Cualquiera de las dos. Usualmente cuando un país entra en estas crisis la gente tiende a rodear a su presidente y apoyarlo. Afortunadamente, Colombia no se prestó para esto y los venezolanos tampoco. En Venezuela se despertó una ola de indignación por estas familias colombianas que han sido maltratadas.

Semana.com.: Maduro dice que todo el pueblo venezolano lo apoya. ¿Cómo perciben en Venezuela la situación?

T. U.:
No. Maduro cada vez convoca menos gente. Hay muchos funcionarios que son obligados a asistir a esas marchas. El gobierno venezolano sabe muy bien cómo hacer una puesta en escena. Ellos traen directores -no sé de dónde-, y manipulan para que parezca un gentío. Además esa marcha se llama dizque ‘contra el paramilitarismo’.

Uno se pregunta, ¿esto es contra el paramilitarismo? Maduro habla como si las FARC o el ELN no existieran en la frontera  y no secuestraran o cobraran vacunas desde hace tantos años. ¿Cuál paramilitarismo? En la frontera no es que abunde mucho el paramilitarismo, es más guerrilla. Y tampoco es una marcha contra el contrabando, pues los que más se aprovechan de ese negocio son los militares venezolanos.

Semana.com.: ¿Según usted son militares de la Guardia Venezolana, los mismos que han expulsado cruelmente a los colombianos, los que están detrás del contrabando?

T. U.:
Claro. Eso está demostrado por los mismos periodistas venezolanos que trabajan en la frontera, en Táchira o en Zulia. Son los mismos militares los que permiten pasar los camiones con productos de contrabando. Obviamente no se puede negar que también hay familias humildes que hacen contrabando de gasolina. Eso ocurre en todas partes del mundo. Sobre todo si hay un país donde unos productos son más baratos que en el otro.

Semana.com.: ¿Cómo han presentado los medios de Venezuela la situación en la frontera?

T. U.:
Con un discurso muy fascista el gobierno montó una hegemonía comunicacional. Solo hay un medio de circulación importante, El Nacional, que no ha caído en manos de Maduro. De resto, todos los medios han caído en manos del gobierno.  De la televisión no se salva ninguno. La información libre e independiente se ha trasladado a la web y lo que he visto es que hay una gran solidaridad por Colombia. Los venezolanos ponen ‘Yo soy colombiano’. Le salió mal la jugada a Maduro.

Semana.com.: Pero en las redes sociales también hay tendencias en contra de Colombia…

T. U.:
No. Ellos posicionan todos los días un par de hashtag en Twitter. Les cuesta como 17.000 dólares diarios. Eso es un sistema internacional en donde los hackers le pueden conseguir hasta dos millones de seguidores de todas las partes del mundo. Eso es pagado. Le aseguro, Maduro no tiene gente para poner una tendencia. Maduro se quedó sin apoyo.

Semana.com.: ¿La crisis va para largo?

T. U.:
Creo que no. Ellos son muy oportunistas, son del momento. Cuando les  conviene se vuelven en unos mansos corderos, como les pasó con el presidente de Estados Unidos. Recogieron firmas contra Obama, pero cuando se lo encontró en Panamá casi se le tira al piso y se lo barre.

Semana.com.: Pero Maduro no quiere ceder por la vía diplomática, pareciera que no hay solución cerca.

T. U.: Ellos están desvalidos de razones y por eso no pueden discutir con nadie. La canciller de Venezuela (Delcy Rodríguez) da lástima. Ella da pena. El gobierno de Venezuela sabe que Colombia tiene razón y por eso no discute. Lo que debe hacer Santos es llevarlos a la ONU y a la OEA. A los países no les gusta hacer eso por el orgullo de mostrar que ellos solos pueden arreglar sus problemas.

Semana.com.: ¿Cree que Santos se tardó en tomar la decisión de llevar el tema a la OEA?

T. U.:
Como venezolano creo que el tiempo fue muy adecuado porque permitió que el mundo entero se diera cuenta de estas atrocidades. Este es el momento para que Colombia vaya a la OEA, no solo a Unasur, y ponga a prueba esos mecanismos. Sin embargo, no se puede negar que esperar tuvo un costo y es la tragedia que han vivido estas familias expulsadas.

Semana.com.: ¿Cómo define a Maduro?

T. U.:
Maduro es lo menos malo que tenía Chávez. Aunque Maduro es ineficiente, pues no tiene capacidad administrativa ni académica, aunque nunca haya trabajado y haya fracasado totalmente, con Diosdado Cabello esto hubiera sido una dictadura. Una narcodictadura.

Diosdado tal vez ya hubiera caído, pero lo hubiera hecho de una manera violenta, sangrienta, de una forma que no le conviene a ningún país.