Home

Nación

Artículo

Tras presentarle al presidente Uribe el trazado de la primera ruta y obtener su apoyo, el alcalde Samuel Moreno la dará a conocer. Toda la tierra alrededor de la ruta, que tendrá tramos subteráneos, a nivel y elevados, será congelada por decreto

BOGOTÁ

Manos a la obra

El 31 de agosto, cuando el alcalde Moreno anuncie el trazado del metro, no sólo se pondrá el juego su futuro político, sino el de Bogotá en los próximos 100 años

22 de agosto de 2009

Tras muchos años de promesas, proyectos fallidos y estudios y más estudios, el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, anunciará en los próximos días el trazado de la primera línea del metro, para echar a andar el mayor sueño de los capitalinos en los últimos 50 años.
Una vez las firmas consultora Sener, ALG y Transporte Metropolitano de Barcelona entreguen sus estudios, Moreno se reunirá con el presidente Álvaro Uribe, para presentárselos y buscar su apoyo para construir primera línea del metro y consolidar el Sistema Integrado de Transporte Público (Sitp).

La primera recomendación de los consultores será acabar la dicotomía de tren de cercanías y metro, pues para ellos los dos sistemas serán, en un futuro, uno solo. Por ahora está claro que en esta primera etapa el tren no entrará a Bogotá, por los gigantescos costos que implica construir las intersecciones viales necesarias. Por ahora, se plantea hacer una primera etapa con dos líneas. Una que saldría de la calle 183 hacia Chía, Cajicá y Zipaquirá, y otra que partirá desde Fontibón hacia Facatativá. En las entradas a Bogotá el sistema se conectará con TransMilenio. En una segunda etapa o en caso de que el Gobierno decida meterse la mano al bolsillo y darle un gran regalo a la región más poblada del país, se podría pensar en que el tren ingrese a la ciudad hasta la Estación de la Sabana para conectar hacia el occidente, funcionando como un metro de superficie.

Aunque ni el mismo alcalde sabe por dónde irá la primera línea, SEMANA conoció algunos elementos que permiten establecer parte del trazado. Lo más seguro es que comience al suroccidente, en el poblado sector de Kennedy, donde se origina el mayor número de viajes hacia el centro y el norte. Después irá por la Avenida Primero de Mayo o buscará la línea férrea de occidente, hacia la Estación de la Sabana, que se convertirá en el gran centro de conexión de todos los componentes del sistema.

De allí, lo más posible es que empalme bajo la carrera 13 hacia el norte para recoger a los más de 30.000 pasajeros que llegarán en hora pico en la nueva estación de transferencia de TransMilenio en la Calle 26 con Caracas, y de ahí se enrute hacia el norte, hasta llegar a la calle 100 con Carrera 15 o al lugar donde estaba planeado hacer el portal de TransMilenio de la calle 100, debajo de la séptima.

Precisamente la mayor dificultad está en el borde oriental, entre las calles 13 y 72, pues por allí se mueven en una hora pico 65.000 personas por sentido. Los consultores han estudiado la línea subterránea por las carreras séptima, novena, 13, Caracas y 17. Lo lógico es que fuera por la Caracas, pero mover TransMilenio generaría traumatismos políticos y cortes en el sistema integrado. En contra de la séptima están el terreno rocoso y las líneas antiguas de servicios públicos, mientras que la 17 está alejada de la gran zona de servicios. Por eso las carreras 13 y 11 o una paralela entre la séptima y la 13 podrían ser una alternativa. Una vez quede definida la primera línea, el alcalde Moreno expedirá un decreto que congela el valor de la tierra en los alrededores.
 
En cualquier caso, se espera que durante la semana se hagan los ajustes finales de la decisión.

Y el momento político es propicio, pues un proyecto como estos le cae como anillo al dedo al Presidente, quien está a punto de convertirse de nuevo en candidato y sabe que montarse al metro le podrá dar importantes réditos políticos en una ciudad que lo ha apoyado, pero que ha sido el gran fortín del Polo Democrático. Tras muchos años de espera, los bogotanos están a punto de conocer una noticia que cambiará la ciudad por los próximos 50 ó 100 años. Ojalá Moreno demuestre su capacidad de mediador y el liderazgo para convencer al Gobierno y a los capitalinos de convertir en realidad un largo sueño.