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Judith Pinedo y Jorge Iván Ospina dejarán en manos de los próximos alcaldes la culminación de importantes obras de infraestructura en Cali y Cartagena.

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Maquinarias a la vista

Los alcaldes de Cali y Cartagena y los gobernadores de Nariño y Cesar ganaron en 2007 y renovaron la política. Ninguno tiene sucesor, y los políticos tradicionales aceitan la maquinaria para retomar el poder.

2 de julio de 2011

Esperanza ese era el sentimiento que inspiraban los alcaldes de Cartagena, Judith Pinedo, y de Cali, Jorge Iván Ospina, y los gobernadores de Nariño, Antonio Navarro, y de Cesar, Cristian Moreno, entre amplios sectores que los eligieron en 2007. Eran respaldados por quienes estaban cansados del clientelismo y de la política tradicional, pedían a gritos un manejo transparente de los recursos y creían en unos liderazgos más incluyentes con los sectores marginados. Cuatro años después, ninguno tiene un sucesor del mismo talante carismático e independiente que pueda continuar el legado que ellos iniciaron y que se enfrente a los sectores políticos tradicionales, que se están preparando para recuperar el poder perdido.

¿La Heroica se rinde?

El movimiento independiente Cartagena 1815: La Heroica No Se Rinde logró elegir a Judith Pinedo, 'María Mulata', y a dos concejales, pero nunca se constituyó en un partido que formara nuevos líderes para reemplazar a la alcaldesa, que, a diferencia de sus antecesores, no se dedicó a hacer política desde su despacho. Su perfil antipolítico la catapultó para llegar al poder, pero sectores de opinión de la ciudad creen que ese no será el eje de la campaña este año.

Pinedo redujo de manera significativa los índices de mortalidad infantil, mejoró la calidad del servicio de salud y la educación de los sectores más vulnerables, pero esos logros no son tan visibles como la infraestructura. Megaobras como el Transcaribe están retrasadas y han afectado la movilidad de la ciudad. Pinedo no alcanzará a culminar varias vías necesarias para que Cartagena pase de ser una joya paisajística colonial a un epicentro turístico de talla mundial.

Los candidatos con más opciones para suceder a Pinedo están vinculados a los personajes más cuestionados de la ciudad. El periodista radial Campo Elías Terán, a quien se le cuestiona por no tomar distancia del exalcalde Nicolás Curi y de la hoy detenida empresaria de chance Enilce López. Y la exconcejal de Cambio Radical María del Socorro Bustamante, quien es cercana a la congresista Daira de Jesús Galvis, exabogada de Enilce López y a quien se la señala de manejar los hilos del sistema de salud de Cartagena, intervenido por malos manejos.

Las opciones de Cali

Al médico Jorge Iván Ospina lo eligieron los caleños que creyeron en su movimiento, Opción Cali, que recogía algunas herencias de lo que fue el M-19 y una apuesta social apoyada por los empresarios. Esa era su fórmula para sacar a la ciudad de una crisis que venía de las administraciones anteriores. A pesar de que algunos sectores no le perdonan el apoyo que aceptó del PIN para salir elegido y cuestionan su manejo de la inseguridad y del narcotráfico en la ciudad, en general los caleños reconocen que ha sido un buen alcalde. Uno de sus logros fue concertar con el Concejo el cobro de la valorización, lo que le permitió iniciar la renovación urbana que Cali tanto necesitaba a través de 21 megaobras.

El problema para Opción Cali es que no tiene heredero. "Este tipo de movimientos creen que el líder surge solo y que no se puede imponer un sucesor", explica Ximena Hoyos, directora de la Unidad de Acción Vallecaucana, una ONG que trabaja por un voto informado en la ciudad. Hoyos añade que Ospina tiene un estilo de liderazgo en el que él es el centro de atención, lo que opaca a otros que han trabajado en su administración y ahora se lanzan al ruedo. Es el caso de Johannio Marulanda, quien cuenta con el apoyo de algunos miembros del Partido Verde, o el de Fabio Cardozo, su exsecretario de Cultura. Ninguno tiene posibilidades, según encuestas locales.

También se presentan como candidatos independientes inscritos por firmas Susana Correa, Argemiro Cortés, María Isabel Urrutia y Ramiro Jurado. Frente a la falta de candidatos con proyección, trayectoria o credibilidad, surgió la candidatura de Rodrigo Guerrero, exalcalde conservador y director de la Fundación Vallenpaz, estimulado por sectores sociales y por la clase empresarial de la ciudad. Su contendor más fuerte sería el liberal Sigifredo López, exsecuestrado liberado hace dos años. Hasta ahora se están decantando las candidaturas y no se visualizan grandes propuestas. Muchos sectores progresistas y empresariales creen que una candidatura cívica de Guerrero sería la mejor opción para una ciudad que ha padecido una larga historia de malos gobernantes. ?

El desencanto del Cesar

El fenómeno que protagonizó Cristian Moreno en 2007 es casi un milagro en el Cesar. Un hombre humilde, nacido en Curumaní y de raíces afrocolombianas derrotó a la desprestigiada clase política tradicional vallenata a punta de carisma y de un discurso antiparamilitar que caló entre la gente. Durante su periodo como gobernador, libró una importante batalla para recuperar la institucionalidad captada por las mafias. Su programa de atención de víctimas es modelo en todo el país y fue un referente para la nueva ley que aprobó el presidente. Pero hasta ahí les cumplió a los que lo eligieron.

Aunque Cesar tiene un índice de de-sempeño fiscal mejor que Cundinamarca, curiosamente tiene un índice de transparencia negativo. En el departamento no saben qué ha pasado con todo el dinero de regalías que recibe la Gobernación y que solucionaría los graves problemas en salud, educación e infraestructura que enfrentan sus habitantes. El Comité Intergremial y el de Seguimiento a las Regalías se quejan de que el gobernador no ha sido un buen gerente y la seguridad que había regresado a la región hoy está amenazada. Cesar está entre los cinco departamentos del país con las más altas tasas de homicidio y extorsión, producto de la lucha entre estructuras paramilitares recicladas que se han fortalecido y buscan controlar las rutas del narcotráfico.

Por eso hay temor de que el sucesor de Moreno no logre mantener a raya la influencia de los actores armados en la administración siguiente. El candidato más cercano al gobernador Moreno es el conservador Rubén Darío Carrillo, quien ganó la consulta interna del partido, pero tiene poca fuerza. Su principal contendor es Luis Alfredo Monsalvo Gnecco, del Partido de la U, sobrino del exgobernador Lucas Gnecco y del exsenador Pepe Gnecco, que son los más conspicuos representantes de la vieja clase política.

¿Nariño, sin Polo?

Antonio Navarro es el líder de mostrar de su departamento. "Con él aprendimos la fuerza de los procesos", comenta una líder social de Pasto sobre el gobernador. En estos años logró un empoderamiento de la sociedad civil como no se había visto antes, al vincularla a ejercicios de gobierno participativo. Sin embargo, sus índices de desempeño fiscal están por debajo del promedio, así como los de cobertura en educación, superados incluso por departamentos tan pobres como Bolívar o Magdalena.

Para algunos, esto puede explicarse porque la Gobernación de Nariño estuvo en contravía política del gobierno nacional durante muchos años. Por eso el discurso del candidato de La U, Germán Chamarro, es que van a "salir del aislamiento y llevar el apoyo del gobierno central a la región". Chamorro cuenta con el apoyo de Cambio Radical, de la senadora conservadora Myriam Paredes y hasta con el del exgobernador del Polo Parmenio Cuéllar.

Otro sector del Polo apoya a Raúl Delgado, exalcalde de Pasto que tuvo una destacada gestión. A él también lo respaldan el Partido Verde y la Alianza Social Indígena, así como senadores que están en la otra orilla política de Navarro, como el senador conservador Eduardo Enríquez Maya y otros líderes del Partido Liberal. Delgado es el que va adelante en las encuestas, pero no inspira la misma confianza y admiración que el actual gobernador. Por eso hay quienes afirman que en Nariño "van a elegir al menos peor".

El balance no es muy alentador. Muchos de estos gobernantes hicieron bien la tarea, pero lo poco que se ha logrado puede revertirse si estas ciudades o regiones caen en las garras de la vieja política. Hay obras públicas estratégicas en curso, millonarias contrataciones, y si no hay alcaldes y gobernadores que mantengan a raya a las mafias, la historia de la corrupción que ya han vivido volverá a repetirse.