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Antanas Mockus. | Foto: Archivo SEMANA

POLÉMICA

La marcha convocada por Mockus divide al Congreso

Buena parte de la clase política rodea a Mockus y ataca las acciones del expresidente Uribe.

10 de febrero de 2015

A comienzos de año, el profesor Antanas Mockus tuvo la osadía de invitar a dos enconados contradictores, el senador Álvaro Uribe y el senador Iván Cepeda, a que marcharan juntos por una misma causa: el respeto a la vida. La invitación, llena de simbolismo, buscaba que todos los ciudadanos, sin importar sus posiciones, marcharan por la vida.

Ambos respondieron a su manera a la invitación. Cepeda dijo que sí asistiría, aunque sugirió un cambio de fecha. Uribe, en cambio, nunca dijo si aceptaba la invitación, sólo que respetaba al profesor Mockus. Pero este lunes dio su respuesta al revelar un contrato que el Gobierno suscribió con Corpovisionarios, la fundación de Mockus, con lo que deslegitimó la marcha prevista para el 8 de marzo, al señalarla de ser financiada por el Gobierno.

Pareció un golpe certero a la iniciativa de Mockus. En el contrato, por más de 400 millones de pesos, se habla de estrategias de movilización a favor del proceso de paz. De inmediato por redes sociales y en un sector de la opinión pública se cuestionó la integridad de Mockus, quien ha sido un símbolo contra la corrupción y las viejas prácticas de hacer política.

Mockus explicó en los medios de comunicación las circunstancias del contrato. Primero, que Corpovisionarios es una fundación experta en asuntos de cultura ciudadana y que fueron contratados para hacer recomendaciones para mejorar la cultura de paz y construir respeto de la sociedad a lo que se está negociando en el proceso de paz de La Habana. Pero la marcha, aclaró, “brotó de mi propia iniciativa”.

“Imagínese que firmamos la paz, el riesgo de venganzas es muy grande. Es importante hacer una acción preventiva al desbordamiento de la violencia, haya o no haya paz”, agregó.

Iván Cepeda, quien junto a Uribe fue el primero en recibir la invitación, reconfirmó su presencia en la marcha y cuestionó al expresidente Uribe por no asistir a ella y cuestionarla.

“No he cambiado mi decisión”, dijo Cepeda al preguntársele si saldría a las calles el próximo 8 de marzo pese a que se ha tratado de cuestionar la iniciativa de la marcha. “Me parece que es rastrero atacar a Mockus por hacer una marcha por la vida, eso responde muy bien al talante del senador Uribe”.

En el Congreso, donde este martes hubo actividad, las opiniones fueron encontradas. Por ejemplo, el senador Armando Benedetti (La U) cuestionó el contrato de Mockus con el Gobierno. “Nunca me ha gustado jugar a la antipolítica y ser el más político, de hecho, ahí están unos contratos que, de alguna forma, demuestran eso”, dijo refiriéndose a Mockus, pero también reconoció en el exalcalde una autoridad para hablar y promover la paz. “Eso no le quita el valor que tiene, necesitamos a alguien así como él, que hable de la paz”. Eso sí, aclaró que no marcharía.

Otros sectores también condicionaron su respaldo a la marcha, Por ejemplo, el senador Jorge Robledo, del Polo, dice que la participación del partido habrá que estudiarla, pero admite que este es un golpe fuerte en la opinión pública. “La impresión que yo tengo es que al que se mueva el doctor Santos le mete un cañonazo de 100 o 200 millones de pesos, y eso me parece un estilo inaceptable de gobernar. Y peor aún cuando esos cañonazos se los manda a sectores que deberían marcar independencia con el Estado y la alta burocracia oficial”.

Carlos Fernando Galán, jefe de Cambio Radical, dijo que están firmes acompañando la marcha. “Nos parece importante que la gente salga rechazar la violencia y en un momento clave del proceso de paz hay que decirles a las FARC que no aceptamos más violencia. La marcha es también una exigencia a quienes no acompañan el proceso a que respeten a quienes buscamos la paz en Colombia”.

Para los sectores políticos afines al gobierno Santos, la andanada de Uribe contra Mockus no sólo es una respuesta negativa a la invitación a marchar por la vida, sino que es una nueva cortina de humo para desviar la atención sobre el caso de las chuzadas del DAS y lo que pueda decir la exdirectora de esa central de inteligencia María del Pilar Hurtado, quien se entregó hace dos semanas a la justicia colombiana.

Pese a la controversia, Mockus sigue adelante con su marcha y dijo que la convocatoria tendrá un nuevo impulso, y se utilizará similar estrategia a la de la Ola Verde del 2010. 

Sin embargo, ahora la marcha por la vida puede tener nuevos ingredientes. Se puede convertir en una manifestación de respaldo al profesor Mockus y, por qué no, de rechazo al uribismo.

En cualquier caso, el senador Jorge Iván Ospina (Alianza Verde) dice que es peligroso que esa iniciativa se personalice. “Esta no debe ser la marcha de Antanas, debe ser la marcha de los colombianos en busca de atajar cualquier esbozo futuro de guerra. Yo marcharía si es abierta, que reúna todos los sectores de la sociedad colombiana, que incorpore la solución de la guerra y la reconstrucción de un tejido ético que hoy está enlodado en todos los sectores del país”.

Mockus aspiraba que la marcha del 8 de marzo fuera tan histórica como la del 4 de febrero del 2008, cuando cerca de cuatro millones salieron a manifestarse contra las FARC, pero Uribe le dio un golpe certero a su inactiva. La pregunta es si ese día los ciudadanos saldrán a respaldar el proceso de paz o al profesor Antanas Mockus.