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| Foto: Archivo particular

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La Marcha Zombie que se le atravesó a los manifestantes del No

Los simpatizantes del No convocaron manifestaciones el 29 de octubre, pero los ‘muertos vivientes’ tienen desde hace meses todos los permisos para tomarse ese día la Plaza de Bolívar con un mensaje de paz.

21 de octubre de 2016

Desde el inesperado triunfo del No en el plebiscito, miles de colombianos se han volcado a las calles. Con la marcha de este jueves, ya son tres grandes movilizaciones las que han llegado hasta la Plaza de Bolívar, el corazón de Bogotá, lideradas entre otras por universitarios, indígenas y víctimas. Muchas otras han sido multitudinarias en varias ciudades del país.

Hasta el momento, esas manifestaciones son mucho más cercanas a los que votaron Sí a la refrendación de lo negociado durante cuatro años en La Habana, pues el principal clamor ha sido claro: “¡Acuerdo ya!”

La presión popular se ha presentado como una de las claves para destrabar la negociación con las FARC, le ha dado oxígeno al Gobierno después de la derrota y les imprimió un sentido de urgencia a los diálogos con los principales promotores del No. Pero no se puede descartar un pulso de movilizaciones. Aunque los seis millones y medio de colombianos que rechazaron el Acuerdo Final en gran medida han estado lejos de las calles en estas semanas, ese escenario podría cambiar en cualquier momento.

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El 29 de octubre sería la primera prueba para medir si los que de plano rechazan la negociación del Gobierno con las FARC podían mover en las plazas a tanta gente como los que reclaman salvar el acuerdo. Para ese día, bajo lemas como Defendamos nuestro NO y #ColombiaAlacalle29oct, detractores de la negociación convocaron en redes sociales su primera gran movilización para que se respete su victoria en el plebiscito.

El problema es que ese día ya hay programada en Bogotá una masiva movilización, ajena a la coyuntura política, que desembocará en la Plaza de Bolívar: la Marcha Zombie. Ese río de gente estará compuesto por personas disfrazadas de ‘muertos vivientes’, ensangrentados, renqueantes y descerebrados.

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La plaza está ‘prestada’ a la Marcha Zombie. Tienen los permisos desde abril e incluso presentaron un plan de manejo de tránsito, contó a Semana.com John Karlos, el organizador del evento. Prefiere no dar su apellido debido a que el tema de los zombies no le gusta a todo el mundo y ciertos grupos cristianos lo han amenazado en el pasado. “Es algo que mueve mucha gente y es apolítico. No tiene nada que ver con ellos”, dijo al referirse a los partidarios del No.

Los promotores del No barajaron aprovechar la Marcha Zombie para presentarla como parte de su convocatoria y los contactaron, cuenta John Karlos, pero afirma que no tienen ningún vínculo ni con los del Sí ni con los del No, y así se lo ha hecho saber.

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Los zombies, indestronables en la cultura popular, viven desde hace algunos años un notable auge en películas y series de televisión, lo que también ha llevado a que su evento anual se convierta en una fiesta popular en varias ciudades del mundo.

En Bogotá, la marcha tiene un considerable poder de convocatoria, cuenta con derechos de autor, marca registrada e incluso comité jurídico. El año pasado desbordó la Plaza de Bolívar. Con base en la capacidad de la plaza, se calcula que asisten entre 30.000 y 35.000 personas.

“El zombie se da como una crítica social, pues está sin cerebro, es una protesta a la manipulación política”, explica John Karlos para subrayar que no están casados con ninguna corriente. Sin embargo, apunta que la organización siempre ha tenido afinidad con la paz y ha usado el lema “que los únicos muertos en Colombia sean los de la Marcha Zombie”. Incluso creó en algún momento el alegórico Partido Alianza Zombie (PAZ).

Los ‘muertos vivientes’ tendrán que compartir la Plaza de Bolívar este año, pues también está montado allí el campamento por la paz, con una de las corrientes que claman por salvar un acuerdo con las FARC. A ellos se podría sumar la convocatoria del No, que hasta el momento sigue en pie. El sábado 29 de octubre, la postal del corazón de la capital puede ser más diversa que nunca.