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El caso que involucró a cuatro prostitutas colombianas y a un coronel y dos mayores de los marines de Estados Unidos ocurrió en febrero, pero solo se conoció públicamente la semana pasada.

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La fiesta de los Marines que terminó en escándalo en Bogotá

Un grupo de marines de Estados Unidos son protagonistas de un escándalo con prepagos en Bogotá. No es la primera vez que funcionarios de ese país terminan en ese tipo de líos en Colombia.

3 de junio de 2017

El cuerpo de marines de Estados Unidos es una de las instituciones más conocidas y respetadas de ese país. Decenas de películas, libros y series con las proezas de esos militares son ampliamente conocidas en todo el mundo. Sin embargo, hace poco varios marines se transformaron en los protagonistas de una historia vergonzosa que tuvo como escenario Bogotá.

La novela que los involucra ocurrió a comienzos de febrero pasado. Durante cuatro meses se convirtió en uno de los mayores secretos, manejado con máxima discreción por parte de las autoridades estadounidenses y colombianas. Y no era para menos. El tema implicaba a oficiales americanos, prostitutas colombianas, drogas y robo de elementos considerados propiedad del gobierno de Estados Unidos. No obstante, a pesar de la reserva y lo delicado del tema, el pasado 26 de mayo el diario The Miami Herald publicó parte de la insólita historia.

El diario americano reveló que en ese país existía una investigación en contra de varios oficiales de los marines, adscritos al Comando Sur, entre ellos un coronel y dos mayores, señalados de “conducta impropia de un oficial”. Los uniformados habían llegado a Colombia para participar en algunas reuniones con sus homólogos.

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Al caer la noche del viernes 3 de febrero, los tres hombres estuvieron en el apartamento de un militar compatriota acantonado en Bogotá. Permanecieron algunas horas y de allí los oficiales salieron rumbo a un conocido sitio en el norte de la capital, especializado en hamburguesas y muy frecuentado por extranjeros. Después de comer algo salieron a un bar en la Zona T. Allí empezó su pesadilla.

Conocieron a cuatro despampanantes mujeres y comenzaron a beber con ellas. Poco antes de la medianoche salieron rumbo a otro bar en el sector de Galerías, una zona que, de acuerdo con los protocolos de la embajada, no es recomendable y está por fuera de las áreas seguras para sus funcionarios. En ese sitio el grupo comenzó a tomar aguardiente. La siguiente escena quedó registrada en las cámaras de seguridad del hotel en el norte de la ciudad en donde estaban hospedados los estadounidenses. Hacia las 4:30 de la mañana del sábado 4 de febrero se observa cómo los militares llegan acompañados de las cuatro mujeres e ingresan a las habitaciones. Unos minutos después ellas salen cargando sus abultados bolsos.

Esa mañana los marines debían abordar un vuelo de regreso a su base. Sin embargo, no llegaron al aeropuerto. Sus colegas los buscaron en los cuartos y los encontraron en malas condiciones. Habían sido emburundangados. Fueron trasladados a un hospital seriamente intoxicados. Allí permanecieron un día hasta que lograron estabilizarse. Al revisar los cuartos del hotel descubrieron que las mujeres les habían robado todo el dinero en efectivo. Pero lo más inquietante es que también se llevaron los celulares, iPad y computadores de uso oficial y en los que había información sensible. El coronel y los mayores viajaron finalmente el domingo 5 de febrero.

Para evitar una filtración y que la historia saliera a la luz pública no hubo una denuncia formal de lo ocurrido ante ninguna autoridad nacional. De poco sirvió, pues The Miami Herald contó piezas de lo ocurrido al conocer apartes de la investigación que se adelanta por ese caso en Estados Unidos. Extraoficialmente funcionarios de la embajada en Bogotá solicitaron ayuda de las autoridades y agencias colombianas para encontrar a las mujeres y tratar de recuperar los elementos robados.

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Hasta ahora lo que se sabe es que se trata de un grupo de prepagos estrato seis que se mueven en los bares de exclusivas zonas de la capital. Las voluptuosas mujeres buscan principalmente extranjeros a quienes seducen, drogan y roban. Es muy probable que no estuvieran enteradas de que sus víctimas eran marines y no turistas cualesquiera. Lo cierto es que por el material que hurtaron el caso está siendo tratado como el del agente de la DEA Terry Watson, asesinado hace cuatro años durante un intento de paseo millonario. Sin embargo, más allá de la inminente captura de las prepagos, lo cierto es que estos marines son el caso más reciente de una larga lista de escándalos de funcionarios y agencias americanos, en los que han terminado involucrados por buscar prostitutas.

Todos en la cama

Uno de los episodios más graves y con mayores repercusiones ocurrió el 26 de marzo de 2015. Ese día se conoció un informe de la Oficina del Inspector General -OIG- del Departamento de Justicia. En el extenso documento se afirmaba que agentes de la DEA en Colombia habían participado en ruidosas fiestas con prostitutas pagadas por narcos, en apartamentos contratados por el gobierno norteamericano para uso de sus agentes. El documento afirmaba también que durante las pesquisas la DEA en Bogotá no colaboró e intentó ocultar información, y que simplemente se limitó a suspender entre dos y diez días a una docena de agentes involucrados. El tema desató un gigantesco escándalo que terminó por costarle el puesto a Michele Leonhart, quien llevaba ocho años como directora general de esa agencia antidroga y más de tres décadas trabajando en el Departamento de Justicia.

A comienzos de 2012 quienes protagonizaron otro escándalo, que terminó en un impresionante show mediático que duró meses, fueron los miembros del Servicio Secreto. El tema se conoció debido a las denuncias que realizó una mujer conocida como Dania Londoño. Afirmó que un integrante de esa agencia la maltrató y se negó a pagarle 800 dólares a cambio de sexo, lo que terminó en una trifulca. El funcionario hacía parte nada más y nada menos que del esquema de seguridad del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien estaba en Cartagena para acudir a la Cumbre de las Américas. El tema creció como una bola de nieve que terminó arrastrando a otros miembros del Servicio Secreto.

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Uno de los episodios más indignantes, y no menos escandaloso, fue el que protagonizaron militares y contratistas del gobierno de Estados Unidos a mediados de 2004 en Melgar. En agosto de ese año ese popular municipio del Tolima se vio invadido por la venta de docenas de videos caseros, en los cuales aparecían prostitutas del lugar sosteniendo relaciones con varios estadounidenses. Algunas eran menores de edad. Con el tiempo se estableció que uno de los hombres era un sargento estadounidense y algunos civiles que hacían parte de una empresa americana contratada por el Departamento de Justicia, dentro de los programas de cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Aunque se instauraron denuncias por abuso sexual por parte de los familiares de algunas de las menores de edad, el caso no llegó a ningún lado y los estadounidenses simplemente regresaron tranquilamente a su país.

Estos son tan solo algunos de los casos más conocidos de los últimos. años Sin embargo, no son los únicos. De hecho no son pocos los incidentes que involucran prepagos y prostitutas colombianas con agencias o militares estadounidenses. No obstante, la gran mayoría rara vez son divulgados, pues las autoridades nacionales ayudan a sus colegas americanos a esconder debajo del tapete esos bochornosos casos, que protagonizan algunos de esos funcionarios que llegan a Colombia con la idea de “livin’ la vida loca”.