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El torero español El Cid, lidia al toro "Mentiroso" de 440 Kg, durante la temporada taurina en la Plaza de Toros de Manizales. | Foto: EFE

TOROS

Más que seis orejas

Gran cuarta de abono. Puerta grande para Hermoso y Bolívar. A El Cid la gente lo sacó a hombros de clamorosas ovaciones. Noble primero y encastado sexto, lo mejor del buen encierro de Ernesto Gutiérrez Arango.

Víctor Diusabá Rojas
10 de enero de 2013

El embrujo bajo de los altos de la plaza, a donde parecía haberse ido a vivir, para regalarnos una tarde entera de la que las seis orejas cortadas apenas reflejan algo de todo lo mucho que vivimos. Entonces, desbocada por los propios hechos, Manizales tocó de nuevo ese cielo taurino que siempre tiene espacio para las cosas grandes, como las de este jueves.

Claro está, no siempre la justicia va a las corridas y por eso, al final, mientras la gente seguía desde los tendidos fija en el ruedo, regodeada quizás en la suerte de estar allí, un hombre de rosa y oro se marchaba a pie, con paso de vencedor, en medio de una ovación que lo elevaba a la condición de triunfador. Era Manuel Jesús, El Cid, con quien habían comenzado las cosas...

Y fue en ese primero en el que se pusieron los cimientos de lo que sería una obra firme que perdurará en el tiempo. El de Salteras, ahí cerca de Sevilla, anduvo en torero, siempre. Mientras mecía el capote y veía como el toro de Ernesto Gutiérrez Arango acompañaba, con son, el viaje, como en esa muleta templada en que dibujó tantos circulares que las líneas concéntricas de ley se emborracharon también. Lección de temple y de gusto. Igual en los naturales, donde la plaza vibró. Tanto, que el pasodoble de la feria se hizo sentir. Pero la espada se quedó en el hotel y todo se hizo hueso. Ovación para Manuel y ovación para el toro, reconocimiento escaso para este último.

En su segundo, hubo empatía mientras el toro se dejó en los medios. Ese ejemplar tuvo poco fondo y terminó pidiendo clemencia en los adentros. Ahí intentó El Cid mantener caliente a la gente y estuvo a punto de conseguirlo, pero otra vez fallo con el acero. Ovación.

Otro fue el cantar para Pablo Hermoso de Mendoza. Los astros, comenzando por él mismo, claro está, se alinearon para que todo saliera perfecto. En el primer toro de los suyos, que tuvo mejor comienzo que final, pudo templar y hacer toreo de escuela a la jineta. Las dos orejas lo reconciliaron con el rejón de muerte y con esos trofeos que comenzaban a hacer falta a su apetito voraz. Pero en donde se pudo ver en plena dimensión al navarro fue ante el encastado sexto, un toro que pidió carnet - no todas las buenas faenas de rejoneo resultan con toros hechos a la medida - y al que le supo dar la lidia del que conoce todo y un poco más. De toda su cuadra de caballos, uno de ellos, 'Ícaro', se jugó el tipo, pasando por los adentros y pisando los terrenos de su enemigo, hasta verle el color de los ojos en las banderillas cortas a dos manos de su jefe. Gran faena, mejor punto final y dos orejas.

Y en Luis Bolívar volvió a aparecer esa sonrisa que ilumina no sólo su futuro sino el de la torería nacional. Y si estuvo bien en el segundo de la tarde, al que amarró para que dejara de buscar algún rincón indigno, pero no remató, en el quinto supo dosificar a un toro que tuvo mucha emoción de salida, pero al que, por momentos, pareció flaquearle la acometividad tras una vara de esas a las que Luis Viloria nos tiene, más que acostumbrados, complacidos. Ya en la recta final, con la muleta en su mano derecha, sin ayudado, abrió el telón a punta de naturales para encadenarlos con series cada vez más ligadas, hasta poner la plaza a sus pies. Fueron tandas prolongadas que convirtieron cada pase en una prolongación del anterior, hasta hacer de los tendidos un eco sin fin. Dos orejas y vuelta al ruedo, que bien hubiera merecido más el primero.

Ficha de la corrida
Feria de Manizales 2013
Cuarta corrida de abono
Seis toros de Ernesto Gutiérrez Arango

Justos de presentación. Bravo y noble el primero, ovacionado en el arrastre. De más a menos el segundo. El tercero cumplió. El cuarto termino rajado. El quinto fue a más y le dieron la vuelta al ruedo. El sexto, encastado, también fue premiado con la vuelta al ruedo.

440, 456, 444, 480, 480 y 490 kgrs

Manuel Jesús El Cid
Rosa y oro
Ovación y ovación tras aviso

Luis Bolívar
Sangre de toro y oro
Palmas tras petición y dos orejas

Pablo Hermoso de Mendoza
Dos orejas y dos orejas

Detalles:
Plaza casi llena,. Tarde calurosa. Gran vara de Luis Viloria al quinto.