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María de los Angeles Moreno, acompañada de Hilda Valero, madre del coronel Yesid Duarte. (Foto: Guillermo Torres-SEMANA)

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“Me dice que está bien, pero eso no es así", dice madre del sargento Moreno

Alegría pero también escepticismo y angustia, son los sentimientos mezclados de las madres y familiares de los soldados y policias cuyas pruebas de superviviencia fueron entregadas por las Farc.

31 de agosto de 2009

La señora María de los Ángeles Moreno sentía que el corazón se le iba a salir. De un momento a otro, por los medios de comunicación, se enteró que habían llegado pruebas de supervivencia de su hijo Luis Álvaro Moreno, secuestrado por las Farc durante la toma de Curillo el 9 de diciembre de 1999, y quien en cautiverio ascendió de intendente a sargento de la Policía.

Al mediodía, en las instalaciones de una cooperativa en el barrio Horizonte, al norte de Bogotá, se encontró con los familiares de otros ocho secuestrados de los que la senadora Piedad Córdoba también tenía pruebas de vida que le hicieron llegar las Farc.

“Obviamente que me siento muy contenta de recibir este video, porque al menos me enteré que me oye por la radio. Está un poco decaído. Me pide que me calme, que él va a salir de allá. Pero yo lo vi como triste, no está como de buen ánimo. Él me dice que está bien, pero eso no es así, yo sé que ellos están sufriendo”, dice María de los Ángeles, quien ha tenido que padecer casi 10 años la ausencia de su muchacho.

Una sensación muy parecida tuvieron las otras familias de quienes iban saliendo del recinto donde proyectaron los 23 minutos de video con las pruebas. María del Carmen de Donato, madre del coronel William Donato, quien hoy tiene 41 años, dijo que la alegría es enorme por saber que su hijo está vivo, pero que también se siente tristeza “al saber que no llega libre", luego de haber sido secuestrado en agosto de 1998.

“Con estas pruebas nos han dado una gran alegría, por una lado me siento muy contenta, por lo menos veo que mi hijo está vivo, pero al mismo tiempo como una tristeza al saber que no es él que llega...una noticia nada más de que él está vivo”, señaló María del Carmen.

Con una veladora en su manos, vestidos con camisetas estampadas con las fotos de los secuestrados y la frase “Libertad con dignidad” escrita en español, inglés y francés, salieron con el alma arrugada después de haber visto las pruebas.

No es para menos. Muchos de ellos llevan hasta 12 años en poder de las Farc. Por ejemplo, cuando el cabo José Libio Martínez se lo llevaron del cerro de Patascoy, en el 97, era un muchacho que apenas rozaba los 20 años. Hoy es un señor calvo a quien se le nota la mala vida.

Hilda Duarte, hermana del coronel de la policía Edgar Yesid Duarte, secuestrado hace once años, dijo entre sollozos que estaba feliz por saber que el oficial estaba todavía vivo, pero muy triste porque está “muy mal”. “Está como un viejito, pese a que sólo tiene 45 años, parece de 60. Está totalmente calvo”, aseguró.

Claudia, mamá de Johan Steven, el hijo del cabo Martínez, parecía más optimista después de haber visto el video: “Yo sé que Dios le está ayudando y le va a dar mucha más fortaleza para sobrevivir a este karma”, dijo a Semana.com.

La senadora Piedad Córdoba, luego de entregarles a todos una copia del video en un DVD, dijo que seguramente vendrán más pruebas. Y la historia se repetirá. La ansiedad por saber que por lo menos los secuestrados siguen con vida es una constante en la vida de muchas familias de colombianos que desde hace tiempo esperan la libertad de sus hijos, padres, hermanos y esposos. Todos coinciden en que esto sólo es un paliativo para el inmenso dolor de no tenerlos en casa. El horror sólo terminará el día que regresen a la libertad.