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Los ostentosos ‘Megateo’ y ‘Pijarbey’, dos capos muertos en una semana

Se habían convertido en objetivos de alto valor para las autoridades. Ambos cayeron en las zonas donde impusieron su ley.

2 de octubre de 2015

Más de 1.250 kilómetros separan al corregimiento San José del Tarra, en plena zona del Catatumbo (Norte de Santander), con el municipio Cumaribo, en Vichada. Ambos lugares no sólo comparten su cercanía a la frontera con Venezuela, sino que desde hace un tiempo eran el refugio de dos de los más poderosos capos del narcotráfico en el país, ‘Megateo’ y ‘Pijarbey’, quienes, tras burlar varias veces el cerco de las autoridades, encontraron la muerte en la misma semana.
 
Cumaribo es el municipio más extenso de Colombia. Tiene un área aproximada de 65.193 kilómetros cuadrados, más grande que 81 países en el mundo, más grande que el área de Costa Rica, por ejemplo. Pero su densidad es de las más bajas. Tiene una población de 28.800 habitantes, de los cuales 4.500 habitan la cabecera municipal.
 
Hasta hace 25 años, según lo relata Alfredo Molano en una de sus crónicas de viaje por Vichada (publicadas en El Espectador), Cumaribo no era más que “un paradero de buses: tres chozas, dos bares y una casa de citas”. En esa época se comenzaba a sembrar coca, que con los años terminó siendo la salvación para campesinos oriundos del lugar, además de cientos venidos de Casanare, Meta, Boyacá, Tolima, e incluso Bogotá.
 
Conducido por información de inteligencia, un grupo élite del Gaula de la Policía llegó a ese lugar. Tras el rastro de quien era considerado el mayor capo del narcotráfico de los Llanos Orientales: Martín Farfán, alias ‘Pijarbey’, reconocido como uno de los hombres más cercanos al poderoso Pedro Oliverio Guerrero, alias ‘Cuchillo’, abatido en el 2010.
 
Aunque la búsqueda era compleja por la extensa área del lugar, el pasado domingo dieron en el blanco. ‘Pijarbey’ encontraba la muerte tras varios años en el negocio de las drogas, con el peso de tres órdenes de captura, por concierto para delinquir, narcotráfico, homicidio y porte ilegal de armas, y tras una estela de sangre y crimen que había azotado durante varios años la región. Todo un éxito para las autoridades colombianas.

A diferencia, San José del Tarra es uno de los siete corregimientos de Hacarí, un municipio nortesantandereano que no supera 400 kilómetros de área, y 2.000 pobladores. Fue el lugar donde este viernes murió Víctor Ramón Navarro, alias 'Megateo', considerado uno de los mayores narcotraficantes del país y quizá quien más veces ha burlado el cerco de las autoridades. De hecho, el pasado 16 de agosto, tras una operación del Ejército y la Policía, las autoridades lo alcanzaron a dar por muerto.
 
Pero sólo este viernes se conoció la muerte de este otrora guerrillero del EPL. Algunas versiones preliminares indican que 'Megateo' habría muerto por la manipulación de un explosivo mientras sostenía los enfrentamientos con la fuerza pública.
 
Para los expertos, la muerte de ‘Megateo’ es el golpe más importante desde el operativo que culminó con la muerte de Alfonso Cano, jefe de las FARC, en la Operación Odiseo, desplegada entre finales de octubre y principios de noviembre del 2011 en inmediaciones de Suárez, en Cauca.
 
Quizá desde que el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, las Fuerzas Militares han concentrado sus acciones contra capos del narcotráfico y jefes de bandas criminales. Tanto ‘Pijarbey’ como ‘Megateo’ se habían convertido en objetivos de alto valor.
 
‘Megateo’ nació el 25 de enero de 1976 en el municipio de San Calixto, Norte de Santander. A los 15 años ingresó al EPL y toda su vida se movió en la misma zona, que conoció como pocos. Pero esa no es su única ventaja. Actuaba como todo un Robin Hood. Repartía útiles escolares, llevaba personalmente mercados a ancianas en veredas apartadas, daba regalos de Navidad y hacía fiestas. Por eso era “respetado” en la región. Desde finales de los 90, por lo menos una veintena de policías perecieron tras la búsqueda del capo.
 
Mientras 'Megateo' era quien controlaba las rutas del narcotráfico en Norte de Santander, a quien otros narcotraficantes tenían que pagarle por pasar droga a Venezuela, y recibir impuestos por cuanto laboratorio había en el departamento, ‘Pijarbey’ lo hacía en los Llanos. “El campesino es que la produce por necesidad. Hay un problema social. Si el Estados creara un programa donde ellos pudieran sostener a sus familias, no estarían chimbiando con matas”, le dijo 'Megateo' a SEMANA.

De acuerdo con la información de las autoridades, Farfán era cabecilla del Bloque Libertadores de Vichada, una de las tantas bandas criminales que hay en el país. De acuerdo con el reporte policial, alias ‘Pijarbey’ no sólo controlaba las rutas de narcotráfico en Vichada, también lo hacía en Meta y Guaviare hacia la frontera con Venezuela.
 
También se financiaba mediante la extorsión, oficinas de cobro y ajustes de cuentas en estos departamentos. ‘Pijarbey’ era adicto a la pornografía. Explotaba sexualmente a adolescentes de Vichada. Cuando se fijaba en alguna, la sometía, incluso llenaba con tierras, ganado, vehículos y dinero a los padres de quienes convertía en sus enamoradas.
 
En el lugar del operativo, los uniformados encontraron un teléfono y una agenda en la que había una escalofriante lista de las modelos y mujeres prepago que llegaban a diario a complacer al capo.
 
También le gustaba la santería. Dos pitonisas de Urabá y Chocó le hacían los rituales para implorar protección a seres supremos. El oro era una de sus debilidades, incluso obligaba a sus escoltas a portar alguna joya de este metal con el argumento de que repelía la mala suerte y las malas energías. Una colección de relojes de oro con incrustaciones de diamantes hacía parte de sus elementos más excéntricos.
 
En los orígenes de ‘Megateo’  y ‘Pijarbey’ hay un contraste particular. El primero se enroló a las filas de la guerrilla, y el segundo en el Ejército, incluso era uno de los soldados más destacados del Batallón de Infantería Aerotransportado Serviez de Villavicencio (Meta). Con el tiempo pasaron a encabezar la lista de los narcotraficantes más buscados del país.

Pero el destino de estos dos narcotraficantes se encontró esta misma semana: La muerte. 'Pijarbey' la encontró en zona rural del municipio más grande de Colombia, y 'Megateo' en un recóndito rincón del Catatumbo con menos de 2.000 pobladores. Según el presidente Juan Manuel Santos, es uno de los dos finales que le espera a los criminales: “o sometidos a la justicia o bajo tierra”.