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A MEXICO CON 9 KILOS DE COCA

El funcionario y el decano convierten un viaje en un escándalo de primera plana

2 de agosto de 1982

La noticia cayó como una bomba en los alfombrados y austeros despachos del Palacio de San Carlos, sede de nuestra Cancillería. Difundida desde México por los cables internacionales, allí estaba, en la primera página de los diarios, la sorprendente noticia: Joaquín Vengoechea Pineda, eficiente funcionario de la subsecretaría administrativa del ministerio, de conducta insospechosa para sus propios colegas, aparecía implicado en un oscuro "affaire" de tráfico de drogas. Una maleta que trato de amparar en Mexico con su pasaporte diplomático, contenía 9 kilos de cocaína.
El más sorprendido con esta información fue el propio Canciller Carlos Lemos Simmonds. Cuatro días atrás, el 17 de junio, Vengoechea había comparecido en su despacho trayendo en la mano dos cartas, ambas firmadas por el decano de la facultad de economía de la Universidad Central, Alonso Delgado Ramírez. En ellas Vengoechea aparecía designado por dicho centro docente para representarlo en un seminario sobre endeudamiento, que debía tener lugar en Ciudad de México.
El Canciller Lemos no tenía ningún motivo para sospechar que dicha designación no tenía validez alguna y, que el Congreso en cuestión no había existido nunca. Vengoechea solicitaba licencia para ausentarse del país durante tres días, del 18 al 21 de junio. "Vaya, siempre y cuando esté de regreso el lunes". dijo Lemos Simonds.
Según informaciones dadas por el abogado Pablo Salah Villamizar, apoderado de Vengoechea, éste y el decano Delgado tomaron, en efecto. el avión para México el día 18, a las cuatro de la tarde. Delgado se habría hecho cargo del equipaje de Vengoechea, un maletín azul. En vista de que el funcionario debió acompañar a su esposa, María Cecilia. directora de la Junta de Deportes de Bogotá. a la inauguracion de unas canchas de tenis.

JUEGO DE MALETAS
El maletín azul habría sido introducido dentro de una de las dos grandes maletas de clave que Delgado llevaría al supuesto seminario. Y Vengoechea, según lo relató a su abogado, no se enteró de este cambio hasta que reclamó su equipaje en el aeropuerto mexicano. "Su maleta está entre una de las mías. Tómela y hágala pasar por la dueña sin abrir. Haga valer su inmunidad diplomática. porque contiene cocaína".
Supuestamente presionado por amenazas del decano. Vengoechea trató de pasar la aduana, pero su extremo nerviosismo despertó las sospechas de los agentes de aduana. No abrieron las maletas. pero las retuvieron.
Delgado, cuya maleta no tuvo problema, se fue del aeropuerto. Valido de su pasaporte, Vengoechea abandonó la maleta y tomó un taxi hacia el hotel Chapultepec. Allí se encontró con su compañero de viaje, cómodamente instalado en una habitación, y, según su relato, por primera vez entendió que no había reservaciones, ni economistas, ni seminarios. "Entonces tuve deseos de suicidarme", declara. Los dos solo permanecieron hora y media en México. Nadie sabrá exactamente qué sucedió en ese lapso; lo cierto es que estaban ya volando de regreso, juntos, cuando agentes de aduana abrieron la segunda maleta y se encontraron los nueve kilos de droga.
Al regresar a Bogotá. Vengoechea y Delgado, quizá confiados en que el hecho de haber dejado la maleta en manos de las autoridades aduaneras de México. no tendría repercusión internacional, intentaron reanudar tranquilamente sus respectivas actividades. Vengoechea volvio a la Cancillería y Delgado a la decanatura.

FALSA NORMALIDAD
Los dos, desde luego, se conocían de tiempo atrás, Joaquín Vengoechea habia sido profesor en la facultad de economía de la Universidad Central durante dos años, cuando Delgado ya era decano. En 1981, debido a conflictos laborales, fue retirado de este cargo por el rector Jorge Enrique Molina. Fue entonces cuando entró a la cancilleria como secretario asistente de asuntos administrativos, cargo que, en opinión de sus colegas, desempeñó con eficiencia.
Desde el mes de mayo Vengoechea al margen de su cargo en la cancilleria, estaba dictando un seminario de historia de la economia, a petición de Delgado y al parecer a espaldas del rector.
Durante cuatro días, de regreso de México. Vengoechea y Delgado vivieron una situación de falsa normalidad en sus respectivas actividades. El jueves 24, la primera información proveniente de México dando cuenta del contenido de la maletas del nombre de su propietario, Vengoechea Pineda, los descubriria ante la opinión pública.

BREA Y PLUMAS
Naturalmente ambos fueron de inmediato destituidos de sus cargos. Delgado después de explicar al rector de su universidad. llorando, que había elaborado dos cartas supuestamente a petición de Vengoechea, no ha comparecido ante la justicia.
Vengoechea, asistido por el abogado Pablo Salah Villamizar, se presentó voluntariamente ante el juzgado 72 para rendir indagatoria. A partirde entonces. fue retenido en las oficinas del DAS, pese a que declarara que toda la responsabilidad del delito recae en Alonso Delgado.
Corresponde ahora a la justicia establecer las reales responsabilidades de cada uno de estos dos personajes que, como el duque v el delfin de "Huckleberry Finn", descienden de altas cimas burocráticas a la brea y las plumas de la página judicial de los periódicos.