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Alejandro Gaviria | Foto: Juan Carlos Sierra

ENTREVISTA

La reforma a la salud no está solo en el Congreso

El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, habló de todos los intereses que están en juego con los cambios al sistema de salud, del plan B, de los cambios al proyecto que cursa en el Congreso y de lo que ha sido estar al frente de la cartera más difícil del Gobierno.

4 de enero de 2014

SEMANA: ¿Cuál fue el mayor tropiezo para que no se haya aprobado la reforma a la salud?

ALEJANDRO GAVIRIA:
La coyuntura electoral hacía muy difícil la aprobación de la reforma. Además, cualquier reforma se va a topar con dos problemas ineludibles: un desacuerdo de fondo sobre el sistema que necesita el país y una multiplicidad de intereses que esperan una reforma a su medida.

SEMANA: ¿Qué tan fácil va a ser el próximo año sacar adelante la reforma, en medio de las elecciones y con tanta oposición, especialmente de los médicos y estudiantes de la salud?

A. G.:
No va a ser fácil. Pero tampoco imposible. Tendremos tiempo, durante el primer trimestre de 2014, de explicar mejor lo que queremos y cómo vamos a mejorar el sistema de salud en función de las personas. Es necesario abrir el círculo de la discusión y hacer varios cambios necesarios a lo aprobado por el Senado.

SEMANA: ¿En año electoral y con una ponencia negativa en contra de la reforma en el Senado, la mejor reforma será el plan B?

A. G.:
Más que plan B, yo diría que la reforma va mucho más allá del proyecto de ley ordinaria.

SEMANA: ¿Cuál es ese plan B?

A. G.:
Incluye la regulación de los precios de los medicamentos, la ampliación y mejor definición del POS, la compra de cartera de las EPS (para darles liquidez a los hospitales), el giro directo del régimen contributivo, el decreto de movilidad entre el régimen subsidiado y el contributivo, la carta de derechos y deberes, la reestructuración de la Superintendencia de Salud, entre otros. Estamos tomando esas y otras decisiones sin la reforma. Que quede claro que no nos vamos a quedar quietos. Seguiremos tomando medidas, haciendo lo que toca.

SEMANA: Se ha dicho que el gobierno no tiene una posición clara sobre lo que deben ser la reforma y el modelo de salud. ¿Eso es cierto?

A. G.:
No es cierto. La reforma propone redefinir el sistema actual pasando por la centralización de la tesorería y el cambio de las reglas de juego para los aseguradores. La reforma propone adicionalmente una serie de medidas para resolver la crisis financiera, formalizar el empleo, pagarles a los residentes y consolidar nuestra política farmacéutica.

SEMANA: ¿Cuáles son los inamovibles del gobierno en la reforma y del sistema de salud?

A. G.:
Creemos que el sistema de aseguramiento debe mantenerse. Con cambios, por supuesto, pero mantenerse. Creemos también que la participación del sector privado es fundamental. La reforma nos es para darles gusto a los agentes, es para resolver los problemas de la gente.

SEMANA: Después de meses de debates y discusiones, ¿qué es lo que quieren los médicos?

A. G.:
No existe, en mi opinión, una propuesta única y coherente del llamado gremio médico. De hecho, no es un grupo homogéneo. Algunos quieren acabar con el modelo de aseguramiento. Otros se oponen a la formalización laboral. Otros más se oponen al aumento de la oferta de especialistas. Otro grupo aboga por un mayor énfasis en la atención primaria. Otro quiere una mayor autonomía. Incluso algunos residentes mencionan el llamado proyecto 233, que propone que se les entregue la totalidad de los recursos de la salud a una suerte de Corporaciones Autónomas Regionales.

SEMANA: ¿No le parece que los médicos encontraron una coyuntura de oro para desquitarse de la Ley 100 y de las EPS?

A. G.:
En parte sí. No podemos desconocer que el sistema actual carece de legitimidad ante la mayoría de los médicos.

SEMANA: ¿No cree que el gobierno se equivocó al presentar las EPS como las causantes de la crisis y que las iba a acabar, y después se dio cuenta de que no puede hacerlo?

A. G.:
Probablemente, pero no fue solo un problema del gobierno. El debate se ha centrado exclusivamente en las EPS. Hemos tendido a ignorar los otros problemas del sector: la falta de capacidades territoriales, el clientelismo, la excesiva judicialización de la salud, los problemas de supervisión, las fallas de la red pública de hospitales…

SEMANA: ¿Es viable que el sistema funcione sin EPS o gestoras?

A. G.:
El sistema necesita un articulador. La pregunta relevante es si este debe asumir algún riesgo o no. Yo creo que sí.

SEMANA: ¿Qué quieren los hospitales y clínicas?

A. G.:
Con algunos matices, proponen un modelo con un fondo único pagador, sin integración vertical y con libre elección de prestadores.

SEMANA: ¿Qué quieren los pacientes y sus asociaciones, que por cierto no hay claridad de quién las financia?

A. G.:
Un modelo sin ninguna restricción, todo para todos ya. Para nadie es un secreto que, en Colombia y en el mundo, muchas asociaciones de pacientes son financiadas por la industria farmacéutica.

SEMANA: ¿Qué quieren las farmacéuticas?

A. G.:
Quieren un modelo que incluya todas las tecnologías. Las internacionales quieren que se les mantenga un respeto irrestricto a la propiedad intelectual; las nacionales, lo contrario.

SEMANA: ¿Qué tantos cambios se van a hacer al texto en su tercer debate?

A. G.:
Varios cambios en artículos clave, en las funciones de los gestores, en la integración vertical y en el nombramiento de los gerentes de los hospitales públicos.

SEMANA: ¿Qué pasa con los medicamentos? Se ha avanzado en el control de precios, pero la gente no siente aún la disminución.

A. G.:
Las primeras medidas han estado centradas en medicamento de alto costo, que el sistema paga. Pero ya empezamos controlar los medicamentos que también afectan el gasto de bolsillo. En la última medida, tomada en diciembre, cerca del 20 por ciento de los medicamentos que entraron a control de precios afecta el gasto de bolsillo de los colombianos.

SEMANA: ¿Qué ha pasado con las deudas y la crisis financiera del sistema?

A. G.:
La crisis no se ha resuelto plenamente. Me preocupan dos problemas. Las deudas de las EPS liquidadas con los hospitales y la debilidad patrimonial de muchas EPS. La reforma nos da instrumentos para lidiar con ambos problemas.

SEMANA: ¿Por qué el gobierno sí le metió billones y billones de pesos para salvar los bancos y ha sido tan renuente a poner los 3 o 4 billones que se requieren para sacar al sector de la crisis?

A. G.:
Tiene razón. La reforma plantea la necesidad de crear un fondo de garantías para el sector de la salud. Solo las deudas de las EPS liquidadas y las de Caprecom suman dos billones de pesos.

SEMANA: ¿Cuánta plata hay de la salud en TES?

A. G.:
Los excedentes del Fosyga se han reducido sustancialmente. Estamos casi ras con ras.

SEMANA: Al fin qué va a pasar con Saludcoop, ¿se les va a devolver a sus dueños, como se especula, se va a liquidar o el Estado va a tomar definitivamente su control?

A. G.:
No hay ninguna decisión tomada. Saludcoop es la mayor EPS del régimen contributivo. Cualquier decisión debe preservar la atención a sus casi 4 millones de afiliados y garantizar el pago de la deuda a los prestadores.

SEMANA: ¿Por qué, si la idea es acabar las EPS malas, no decidieron liquidar Caprecom?

A. G.:
Caprecom está en un estricto programa de recuperación. No hemos descartado ninguna alternativa.

SEMANA: ¿Qué plan hay para modernizar los hospitales públicos? ¿Cuánto vale eso?

A. G.:
Llevar los hospitales públicos a las condiciones mínimas de habilitación cuesta varios billones de pesos. Los recursos de regalías y los excedentes de las cuentas maestras nos permitirán avanzar bastante. Pero vamos a necesitar recursos adicionales.

SEMANA: ¿No se arrepiente de haber aceptado semejante chicharrón de ministerio?

A. G.:
No me arrepiento. No tengo mucho tiempo para estar con mi familia. Pero tendré muchas cosas qué contarles a mis hijos. A veces se sufre mucho. Este tipo de experiencias se valora más en retrospectiva. Pero vale la pena.