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Rodolfo Ardila y Aurora Carrillo serán premiados este jueves en París, Francia, por su labor en la educación de jóvenes y adultos.

EDUCACIÓN

Modelo de alfabetización colombiano gana premio de la Unesco

La Fundación Transformemos, responsable del modelo pedagógico que logró que Cartagena fuera declarada libre de analfabetismo, recibirá la máxima distinción mundial en educación.

6 de septiembre de 2012

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, entregará este jueves en París, Francia, el premio Unesco-Confucio 2012, máximo galardón mundial en educación de jóvenes y adultos, a la Fundación Transformemos, una organización civil colombiana que desde hace seis años se dedica a alfabetizar por todos los rincones del país.

La importante distinción es el reconocimiento mundial al modelo educativo de Transformemos, que no solo propende por enseñar a leer, sino que busca que jóvenes y adultos desescolarizados completen sus ciclos académicos de primaria y bachillerato. La iniciativa ha atendido, hasta el momento, más de 297.000 estudiantes tanto de zonas marginales de ciudades como de municipios apartados.

De acuerdo con el jurado del premio, esta iniciativa representa un decidido aporte a la erradicación de la pobreza y la consecución de la paz, a través del empoderamiento y la formación de poblaciones vulnerables en regiones donde el acceso a educación pertinente y formal es difícil, lo que hace doblemente importante el reconocimiento, pues premia el modelo pedagógico y sus efectos en la sociedad civil.

Debido a que el trabajo de la fundación sólo se hace a través de instituciones educativas formalmente constituidas, colegios oficiales, los estudiantes deben volver a la institucionalidad y, de paso, reinsertarse en todo el sistema social desde la escuela.

El modelo

De acuerdo con Rodolfo Ardila, director de Desarrollo Social de la fundación, el éxito del modelo pedagógico radica en que los programas académicos se planean para la comunidad específica en que se van a instrumentar. “No es igual enseñar, por ejemplo, en Cartagena que en Chocó, las características de cada comunidad son diametralmente diferentes, y eso que las dos tienen al mar al frente” asegura Ardila.

“No se puede olvidar que trabajamos con adultos que saben mucho más de lo que formalmente les reconoce el sistema educativo”, puntualiza Ardila. Por este motivo el primer paso para desarrollar el proceso de enseñanza, parte de una investigación social que permita adaptar los estándares y lineamientos curriculares a las necesidades y saberes previos de las comunidades con que se va a trabajar.

A cada grupo de estudiantes se le entregan libros de acuerdo a su ciclo de formación y son acompañados por un docente presencial y una planta virtual que por medio de videos y actividades consignadas en los libros desarrollan sus clases, que están estrechamente relacionadas con las problemáticas de las comunidades.

Según Aurora Carrillo, creadora del modelo pedagógico, los temas se abordan de manera transversal, de manera que a partir de un problema se trabajen en todas las áreas del conocimiento.

Por ejemplo, si en una comunidad se detecta que hay un déficit de vacunación infantil entre las familias de los estudiantes, estos trabajan la importancia de las vacunas en la clase de ciencias naturales, la complementan con actividades numéricas en sus casas, realizan tablas de vacunación de sus familias en donde deben ejercitar la escritura y así en las demás áreas.

“La fuerza de esto, añade Ardila, es que una vez los estudiantes conocen el problema y lo trabajan, se le busca una solución comunitaria, por ejemplo, se gestionan jornadas de vacunación”. Es esta forma de trabajar la que le valió el reconocimiento internacional al modelo de Transformemos, la aplicación de saberes académicos a la vida práctica de las comunidades que necesitan formarse para la vida y no solamente para alcanzar un grado mínimo de instrucción.

La academia de la lengua palanquera.

En el caso de San Basilio de Palenque, Ardila y Carrillo, debieron pedirle permiso al concejo de la comunidad para trabajar en su zona, como resultado de este trabajo, crearon una cartilla de lectoescritura en lengua palenquera, la primera del país, y están en el proceso de consolidar la Academia de la Lengua Palenquera que propenderá por rescatar el dialecto palenquero y perpetuarlo como patrimonio de la humanidad.

Precisamente las mujeres de Palenque encontraron en el modelo de alfabetización una oportunidad, no solo para aprender a leer y escribir, si no para mostrar al mundo sus saberes culinarios. De la mano con Transformemos construyeron un libro de culinaria tradicional que le dio la vuelta al mundo y fue premiado en la feria gastronómica de París, algo así como la semana de la moda pero alrededor de la comida.

“Fue una experiencia bellísima, pues cuando estas mujeres aprendieron a escribir plasmaron las recetas de los platos típicos de su región y veían sus saberes ahí en un libro que llevó a algunas de ellas a travesar el océano atlántico y ser el centro de atención de cientos de chefs en París”, comenta visiblemente emocionado Rodolfo.

Y es que el libro plasma las recetas escritas de puño y letra de las alumnas de Transformemos en Cartagena, muchas de las cuales lograron graduarse en los eventos masivos en que miles de estudiantes recibían de mano de la entonces alcaldesa Judith Pinedo el cartón que las acredita como bachilleres.

Los soldados

Hace un par de años el país conoció la historia de los soldados regulares que aprendían a leer y escribir en medio de la guerra, un sargento hacía las veces de profesor cuando se encontraban en campaña, organizaba sus horarios y las actividades que podían realizar para avanzar en sus estudios.

Esta iniciativa también hacía parte del programa de trabajo de transformemos y les valió mas de un abrazo de agradecimiento por parte de las madres de los soldados que volvían a casa no solo con la libreta militar si no sabiendo leer y escribir a la perfección y con ganas de continuar sus estudios.

Pese los numerosos galardones y reconocimientos recibidos, entre ellos una nominación al Premio Nacional de Paz, Ardila y Carrillo son humildes frente a los logros de su innovador programa. “Yo quisiera que el premio no se lo entreguen a Transformemos como organización, si no a Colombia como sociedad comprometida en erradicar la ignorancia, la pobreza y la violencia” afirma enfáticamente Ardila quien ciertamente sabe de erradicar ignorancia, después de todo gracias a su programa Cartagena fue declarada ciudad libre de analfabetismo por la Unesco, Unicef y el Ministerio de Educación Nacional el año pasado.