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MOTIN A BORDO

LA DIRECCION NACIONAL LIBERAL SE OPONE AL ANTICIPO DE ELECCIONES Y PREPARA MEMORIAL DE AGRAVIOS PARA EL PRESIDENTE.

13 de mayo de 1996

Los ánimos se habían venido calentando desde antes de la Semana Santa. Las declaraciones del abogado del presidente Ernesto Samper, Luis Guillermo Nieto, en el sentido de que el Partido Liberal debía responder por la eventual violación de los topes de gasto de la campaña presidencial del mandatario, habían despertado de mal genio a los miembros de la Dirección Nacional Liberal el jueves 21 de marzo. Pero el disgusto había quedado congelado por el descanso de la semana de pasión y mientras, por instrucciones del saliente presidente de la Dirección, el ex canciller Luis Fernando Jaramillo, el tema era investigado desde el punto de vista jurídico por asesores del partido. Con la llegada de la Pascua el asunto resucitó. Jaramillo, enterado por sus asesores de un concepto en el sentido de que al partido no le cabe responsabilidad jurídica alguna en el tema de los topes porque su tesorería y la de la campaña actuaban separadamente, aseguró que Nieto había hecho esas declaraciones"por ignorancia. Rechazo categóricamente las declaraciones del abogado Nieto Roa, beligerante miembro del Partido Conservador dijo Jaramillo en un comunicado antes de agregar, en una dura referencia que muchos leyeron como ataque al Presidente: "La grandeza del partido siempre ha sido superior a sus ocasionales dirigentes".Para el jueves a las 9 de la mañana, cuando se inició la reunión semanal de la Dirección Liberal, los ánimos ya estaban suficientemente caldeados. La junta arrancó con presidente nuevo, el ex congresista barranquillero Emilio Lébolo. Jaramillo informó a sus colegas sobre las conclusiones de los asesores jurídicos en el tema de los topes y en pocos minutos quedó en claro que la molestia expresada por él resumía el sentimiento general de la cúpula liberal. Muy pronto hubo consenso en torno a una declaración para respaldar su comunicado.Pero, a diferencia de éste, el nuevo pronunciamiento no se iba a limitar al problema de los topes. Las quejas se fueron acumulando una tras otra: estuvieron de acuerdo en que el gobierno estaba abandonando su programa bandera, el Salto Social; alguien criticó y consiguió apoyo_ al ministro del Interior Horacio Serpa por presentar proyectos de ley al Congreso sobre reforma al régimen de partidos sin consultar al liberalismo; hubo varias expresiones de incomodidad con respecto a que el respaldo de los llamados conservadores 'lentejos' le estaba saliendo muy costoso al gobierno y, en especial, a los liberales "para satisfacer a un lentejo hay que fregar a dos liberales", dijo uno de los directores; todos coincidieron en que la economía está muy deteriorada y que Samper no cuenta con los instrumentos de gobernabilidad para enderezar la situación; y, finalmente, el cuestionamiento más duro estuvo dirigido a que el anticipo de las elecciones es "un suicidio" para el liberalismo, que por cuenta del proceso 8.000 vive hoy una de las crisis más graves de su historia. Cuando los puntos del memorando estaban claros, los directivos acordaron agregarle uno más que, por obvio que parecía, no ocultaba un cierto sabor antigobiernista: la Dirección Liberal pedía que, a la hora de analizar la acusación contra el Presidente, la Cámara vote en conciencia.Esa noche el noticiero QAP dio la chiva. La Dirección Liberal estaba preparando un memorial con esos siete puntos. El Tiempo recogió al día siguiente en el principal titular de su primera plana el más grave de los mensajes de la directiva del liberalismo: el rechazo a la propuesta presidencial del anticipo de las elecciones. Inés Gómez de Vargas, miembro de la Dirección, resumió la postura en contra del adelantamiento de las elecciones con una frase afortunada: "En períodos de crisis no nos podemos poner a inventar cosas". La fórmula del primer mandatario para salir de la crisis perdía así, de la noche a la mañana, un aliado que representa a las mayorías del mismo Congreso que debe aprobar la iniciativa.Todo lo anterior no quiere decir que los congresistas liberales se hayan ido en bloque en contra de Samper. De seguro, en los próximos días habrá muchos que cuestionarán lo hecho por la Dirección. Pero aún así, y a pesar de las declaraciones conciliadoras del Presidente el viernes en la noche, lo cierto es que en el barco del liberalismo hay amagos de un motín a bordo.