Home

Nación

Artículo

MSF alerta sobre impacto de conflicto colombiano en salud mental de civiles

Hoy en Madrid fue presentado el informe "Tres veces víctimas", sobre la incidencia del conflicto armado en la salud mental de los habitantes del departamento de Caquetá, extrapolable, según la ONG, a otras zonas afectadas por el conflicto armado.

27 de julio de 2010

Los desplazados por el conflicto armado sufren un segundo calvario, esta vez psicológico, en las zonas donde son acogidos, con graves problemas de salud mental y sin la adecuada asistencia gubernamental, denunció hoy la ONG humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).

"Hemos demostrado que se puede prestar esa atención" e igualmente podría hacerlo el Gobierno colombiano, señaló Teresa Sancristóval, responsable de las operaciones de MSF en Colombia.

Sancristóval y Carmen Martínez, referente de Salud Mental de MSF, presentaron hoy en Madrid el informe "Tres veces víctimas", sobre la incidencia del conflicto armado en la salud mental de los habitantes del departamento de Caquetá, extrapolable, según la ONG, a otras zonas afectadas por el conflicto armado.

El informe atribuye esa triple condición de "víctimas de la violencia, el silencio y el abandono" a la población colombiana sometida al sufrimiento de un conflicto armado no reconocido, y sobre todo a los desplazados por la violencia de las tropas gubernamentales, la guerrilla y los paramilitares.

Las víctimas "están tan estigmatizadas que no se atreven a hablar de su sufrimiento", con una "sensación de impotencia" que les impide rehacer su vida, explicó Martínez a la prensa.

El estudio de MSF se centró en 5.064 pacientes entre marzo de 2005 y septiembre de 2009, en el Departamento de Caquetá, (sur del país) con un 49,2 por ciento de esas personas expuesto directamente al conflicto armado por actos violentos, reclutamiento forzado, desplazamiento, restricción de movilidad o asesinato de familiares.

El trabajo de Médicos Sin Fronteras en Caquetá (donde está presente desde 1999) fue ingente dado que en la zona "no había servicios de atención mental", según refirió Teresa Sancristóval.

Entre los diagnósticos realizados por MSF figuran los trastornos depresivos mayores, por estrés agudo, por estrés traumático, además de trastornos adaptativos de los desplazados y por duelo, ante la muerte de familiares o allegados directos.

Según Sancristóval, los desplazados son mirados con recelo en los lugares en los que se asientan huyendo de la guerra y son de nuevo víctimas, esta vez de "la marginación y la exclusión social", añadió Carmen Martínez.

En el informe abundan los testimonios en ese sentido, como el de un hombre desplazado en la ciudad de Florencia, que lamentaba el aislamiento a que ahora se veía obligado.

"Hay gente que lo ve a uno como animal raro, piensan que si somos desplazados es porque algo malo hicimos. Hasta pensarán que nos lo merecemos, pero nunca nos preguntan qué nos hicieron, por qué tuvimos que venirnos", señaló este hombre, testigo en su aldea del asesinato y descuartizamiento de una persona.

El informe subraya que esa "falta de integración social" de los desplazados les dificulta el acceso al trabajo, la vivienda, la educación y la salud, lo que a su vez dificulta la superación de su difícil condición vital.

Por otra parte, "la violencia en la familia también tiene en su raíz el conflicto", con una agresividad y negligencia incluso por parte de las madres hacia sus hijos, que es asumida "como algo natural", explicó Martínez.

Ante esta situación, MSF reitera la inoperancia de las autoridades colombianas a la hora de atender estos problemas de salud mental.

Según el informe, Colombia está en la cola en cuanto a presupuesto sanitario dedicado a la salud mental, con apenas un 0,1 por ciento de ese presupuesto total.

"Hay que cambiar un chip en las instituciones", para "intentar paliar las necesidades" de estas generaciones "que no conocen otra cosa" que la guerra, dijo Sancristóval, para quien está muy claro que ese cambio debe llegar del Gobierno nacional colombiano para que sea efectivo. EFE