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| Foto: León Darío Peláez

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Los 'Narcos' y la inseguridad acosan a Buenaventura

El puerto del Pacifico enfrenta una situación de inseguridad por la guerra entre bandas herederas del paramilitarismo.

16 de noviembre de 2013


La guerra se desató cerca de un año con la entrada "a sangre y fuego" de Los Urabeños a la ciudad, territorio cuyo control ostentaba una facción local de Los Rastrojos conocida como La Empresa, ambas sucesoras de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).


Ese episodio causó un reguero de muertes entre las bandas rivales e incrementó el desplazamiento interurbano, un fenómeno crítico en esta "capital" del Pacífico colombiano, un bello paraíso que pretende serlo también de la Alianza del Pacífico, bloque económico formado por Chile, México y Perú, además de Colombia.

A este coctel, se le une la presencia de estructuras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las puertas de la ciudad y en la pugna por el control en algunos barrios.

En los primeros diez meses de 2013, Medicina Legal registró 63 homicidios, ocho de las víctimas desmembradas, y las autoridades hablan de 71 casos de desaparición forzosa y otros 94 catalogados como desaparición no forzosa, a lo que se suma el reclutamiento de ocho menores para las estructuras ilegales desde mayo.

El episodio más reciente se vivió hace una semana, cuando la Personería denunció que 629 familias, un total de 2.516 personas, habían dejado sus casas a raíz de la confrontación armada, por lo cual la Defensoría del Pueblo alertó que "la violencia ejercida por los grupos ilegales en Buenaventura, pone en grave riesgo la salvaguarda de los derechos humanos de la población".

Ante esta situación la Policía destinó una unidad de fuerzas especiales las 24 horas del día en los barrios más conflictivos de la ciudad y pidió a la Infantería de Marina que les apoye en la vigilancia de estas zonas en disputa por el control de la salida de la droga, el microtráfico y la extorsión.

Con cerca de medio millón de habitantes, aunque el último censo oficial elaborado en 2010 apenas habla de 360.000, Buenaventura es el epicentro del narcotráfico de todo el Pacífico colombiano, según explicó el capitán Carlos Delgado, comandante de Guardacostas del Pacífico.

Los Guardacostas controlan desde el puerto, cuyos palafitos son utilizados por los narcotraficantes para esconder la droga, una profunda selva donde las actividades ilegales pasan fácilmente desapercibidas.

Este año, las autoridades se han incautado unas 27 toneladas de cocaína en el Pacífico, que según cálculos estimados no es más del 30 % de la droga que consigue salir anualmente de los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca sobre todo.

La Armada también controla los barrios costeros de la ciudad, conocidos como Bajamar, cuyas casas están construidas en palafitos de madera sobre el mar, las calles no están asfaltadas y algunas son simples tablas que cruzan las aguas.

Los adultos desempleados buscan una sombra bajo el calor asfixiante y decenas de niños, que evidencian nulas políticas de control de natalidad, juegan con lo primero que encuentran.