Home

Nación

Artículo

. | Foto: .

NACIÓN

“Nadie se atreve a liderar porque los matan”

Uno de los campesinos que esperan de vuelta sus tierras en Córdoba cuenta su odisea a Semana.com.

10 de abril de 2013

Mario Ortega* llegó a Montería en los años 80, cinco años antes de que los grupos armados ilegales comenzaran a estar en la región.

Desde entonces vivió los terrores del clan Castaño y, posteriormente, de 'Monoleche'. "A ese señor que lo dejen allá, en Estados Unidos. Acá no lo queremos. Es que tener a 'Monoleche' al costado es muy berraco, es como vivir con un tiburón", explica Ortega.

Y es que fue 'Monoleche' quien vivió en las 7,5 hectáreas de tierra que tenía la mamá de Ortega en Villanueva, corregimiento del municipio cordobés de Valencia.

Ese predio quedaba en lo que otrora fue la hacienda Santa Mónica, una de las tantas fincas que pertenecieron al clan paramilitar de los Castaño, junto a Santa Paula y Las Tangas. Desde allí, Fidel Castaño comandaba sus tropas y ejecutaba masacres tan recordadas como la de Pueblo Bello.

La restitución

Este miércoles, por primera vez, se restituyeron tierras que en un momento ocuparon los Castaño. La mitad de 120 familias fueron las beneficiadas, pero Ortega hace parte de las 60 que aún esperan la sentencia del juez de restitución para regresar.

En agosto de 1990, Fidel Castaño se desmovilizó y creó la Fundación para la Paz de Córdoba (Funpazcord), que sería la fachada del paramilitarismo.

A esa institución le dijo que regalara 10.000 hectáreas de Córdoba a 2.500 familias, predios que pertenecían a los campesinos antes de la llegada de los paramilitares.

"En 1991, mis papás recibieron un poco más de siete hectáreas en Villanueva, pero nunca nos dejaron vivir allá, entonces nos quedamos en Montería. Nos dijeron que nos lo arrendaban y nos pagaban 120.000 pesos mensuales por el ganado. Ya fue en 1997 cuando nos hicieron vender a millón de pesos por hectárea (cuando valía muchos millones más), porque nos decían que si el señor no vendía, entonces vendía la viuda. Ahí salimos 10.000 parceleros", relata Ortega.

Durante ese tiempo, murieron los papás de este campesino. Y él, dentro de sus nueve hermanos, fue quien se apersonó del caso para solicitar la restitución años después.

Ortega relata que Yolanda Izquierdo fue la persona que desde 1999 comenzó a organizar a las víctimas para reivindicar sus derechos, hasta cuando fue asesinada el 31 de enero del 2007.

"Cuando la mataron, todos nosotros quedamos en el aire. Eso cambió las cosas porque ya nadie se atreve a liderar, o sí, pero muy ocultos porque o si no, los matan", asegura Ortega.

Sobre la seguridad en Valencia, Leticia y Montería, este campesino asegura que no es muy buena. "Aquí llega el presidente porque tiene mucha gente".

Ortega logró llegar hasta un juez de restitución por las labores que comenzó en julio del 2012. Pero desde antes, un abogado lo estaba asesorando casi desde junio del 2011. 

"Si el presidente estuviera más cerquita, le diría que se moviera con mi restitución porque estoy cansado de hacer tantos papeleos". Ortega explica que para entrar a la Unidad de Restitución de Tierras, se requieren papeles de la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría y Acción Social.

"Ojalá yo esté muy pronto allá, al lado del presidente, recibiendo mis títulos. Claro que tiemblo de miedo de que me los quiten otra vez, porque la gente no deja de ser mala".

*Nombre cambiado a petición de la fuente