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Negocio descafeinado

El descalabro en un negocio de ventas de café tiene a 70 desmovilizados enfrentados con el gobierno. La actuación del Ministerio del Interior está en el ojo del huracán.

17 de abril de 2005

Un negocio para vender café y chocolate caliente tiene en aprietos a Juan David Ángel, director del programa de reincorporación del Ministerio del Interior. Ya no se trata sólo de las denuncias sobre el colapso del sistema de albergues. Esta vez la Personería de Bogotá le pidió a la Fiscalía General de la Nación que investigue a la oficina que atiende a los desmovilizados por "presunto manejo indebido de recursos provenientes del Ministerio".

Todo empezó en septiembre pasado cuando varios desmovilizados recibieron la visita de funcionarios del Ministerio, quienes les propusieron hacer parte de un negocio llamado Tiendas del Café. Se trataba de que cada uno de ellos comprara un puesto de venta de bebidas calientes. La mayor inversión era comprar una máquina italiana que provee la empresa Easy Coffee, compañía que también les suministraría el café y les daría apoyo técnico. El Ministerio, que dijo tener los estudios de factibilidad del negocio, les propuso a los desmovilizados vincularse a un proyecto de cooperativa llamada Coopcolombia, que sería la encargada de administrar todos los puntos de venta. Para ingresar, ellos debían aportar sus máquinas de café como capital semilla (no retornable), y en consecuencia autorizar a la oficina de reinserción para que le girara a Easy Coffee 7.832.000 pesos, de los ocho millones de pesos que recibe cada uno. Una vez llegaran, las máquinas serían ubicadas en universidades, supermercados y centros comerciales y les darían a los muchachos ingresos por encima de los 700.000 pesos. "Nos pusieron la propuesta en un pedestal. Dijeron que estaban avalada por la Primera Dama y por la Casa de la Greca. Junto a los funcionarios del Ministerio estaba el gerente de Easy Coffee y las directivas de Coopcolombia. Gente que nosotros no conocíamos", dice Gustavo Adolfo Orozco, vocero de este grupo de desmovilizados.

De entrada, 18 de los desmovilizados se apuntaron al negocio y en diciembre ya eran 71. El Ministerio le giró directamente a Easy Coffee el dinero de las máquinas, una suma por encima de los 500 millones de pesos. Los desmovilizados quedaron por fuera del programa de reincorporación, pero se les reconoció una ayuda humanitaria de tres meses (diciembre, enero y febrero) mientras el negocio empezaba a dar rendimientos. En adelante tendrían que vivir de vender café caliente.

Sin embargo, en febrero ya todo el negocio estaba congelado. Durante estos meses sólo lograron instalarse 23 puestos de café y quienes trabajaron en ellos no tuvieron los ingresos esperados. El dinero de la mayoría de ellos estaba invertido en máquinas guardadas en una bodega sin ninguna claridad sobre cuándo ni cómo empezarían a producir. En febrero, cuando se acabó la ayuda humanitaria que les daba el gobierno, se vieron en la calle, sin un peso. "Muchos de nosotros no tenemos estudio. Firmamos lo que nos dijeron sin saber qué estábamos firmando. Esto es un fraude", dice el vocero Orozco.

Los desmovilizados tienen razones de peso para desconfiar del negocio. Ninguno de ellos quedó en la directiva de Coopcolombia, que es la entidad encargada de administrar el proyecto. En cambio, eran ellos quienes aportaban todo el dinero, y éste no era retornable. Esto quiere decir que si alguno de los muchachos abandonaba el proyecto, su máquina quedaba en manos de una cooperativa en la que ellos no tenían prácticamente ninguna injerencia.

Carlos José Lamprea, el subdirector administrativo de la entidad, dice que cinco personas se vincularon como directivos "para ayudar con el programa", y admite que eran conocidos de directivos de Easy Coffee o de funcionarios del Ministerio. Aunque reconoce que la cooperativa no les cumplió plenamente a los muchachos, considera que ellos no lograron comprometerse para sacarla adelante: "De 46 que estaban trabajando en los puestos de café, apenas nueve cumplieron durante febrero con todos los horarios de trabajo". Los ingresos de la empresa eran muy bajos y las deudas estaban creciendo. Preocupado con esta situación, Lamprea le pidió al Ministerio que le aprobara un proyecto de apoyo sicosocial por 30 millones de pesos, para darles terapia a los desmovilizados. Una solución absurda para un problema que a todas luces era de improvisación en el terreno empresarial.

Los desmovilizados perdieron la paciencia y no sólo instauraron una tutela (que perdieron) sino que elevaron derechos de petición y finalmente el pasado 4 de abril se tomaron las instalaciones del Programa de Reinserción. De allí fueron desalojados y enviados a la Fiscalía, donde se les judicializó por la toma, pues según el gobierno hicieron daños en las instalaciones.

Sin embargo, ya la Personería estaba sobre el caso. Además de pedir que se investigue penalmente a Juan David Ángel por este negocio, ha servido como garante para el proceso de liquidación de la cooperativa. El jueves pasado los muchachos, asumiendo su condición de socios, decidieron que se liquidara Coopcolombia. Cada uno recibirá su máquina de café, pero muy pocos de ellos quieren seguir adelante. Lo que tienen ahora dista mucho de lo que les pintaron. Quieren la plata y para lograrlo tendrán que vender la máquina, quizá al mejor postor. Mientras se liquida la empresa, el gobierno tendrá que desembolsar una nueva ayuda que les ayude a sobrevivir en el interregno.

Juan David Ángel les achaca buena parte de la responsabilidad en este fracaso a los muchachos: "Los desmovilizados no le dieron tiempo al proyecto, se impacientaron. Además no cumplían, iban con mala presentación a los puntos de trabajo y en ese momento ya era un asunto de mercado". Y agrega que aprendió la lección de que con poblaciones vulnerables no es viable hacer cooperativas donde el riesgo de fracaso es compartido.

Sin embargo, las cosas pueden ser más complicadas si la oficina de reinserción no logra aclarar por qué, en medio de tanta incertidumbre, indujo a los muchachos a invertir en un negocio en el cual el único que al parecer salió bien parado fue Easy Coffee, pues de una sola vez vendió 71 de sus máquinas.