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Al medio día del jueves 23 de octubre, Alberto Santofimio Botero salió caminando de la cárcel La Picota de Bogotá acompañado de su esposa, su abogado y sus hijos. Pasó tres años preso, acusado de ser autor intelectual del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento

JUDICIAL.

Ni culpable, ni inocente: libre

Aunque la opinión pública había condenado a Alberto Santofimio, el argumento jurídico de la 'duda razonable' era válido.

25 de octubre de 2008

El fallo de la justicia que dejó en libertad a Alberto Santofimio Botero será uno de los más controvertidos de la historia reciente en Colombia. El político tolimense salió de la cárcel con los brazos en alto después de que el Tribunal Superior de Cundinamarca decidió que las pruebas contenidas en el expediente eran insuficientes para ratificar esa condena.

Pero la algarabía del curtido ex líder político al recobrar su libertad contrasta con el desconcierto que produjo la noticia en la opinión pública.

Por un lado, porque la hoja de vida del versátil político no es precisamente un ejemplo a seguir. En dos décadas en las que se vivieron los fenómenos del cartel de Medellín y el cartel de Cali, Santofimio ha sido uno de los pocos personajes de la vida nacional asociados a las dos organizaciones. A esto se suman los carcelazos que tuvo entre los 70 y 90 por procesos de diversa índole: falsificación de cédulas, líos con cuentas bancarias y el conocido proceso 8.000.

En verdad muy pocas personas en el país estaban felices de que saliera libre. Y menos aun cuando en un fallo anterior, un juez de la República lo había condenado a 24 años de cárcel por ser el instigador del crimen de su rival político Luis Carlos Galán. Para el juez primero especializado de Cundinamarca Juan Antonio Lozano, las pruebas recogidas eran suficientes para la condena, entre otras porque asociaba el homicidio con el contexto de odio que profesaba Santofimio por Galán.

No se puede descartar, además, que la presión de la opinión pública que recaía sobre el juez aumentó con las denuncias que hicieron tanto 'Popeye' como Virginia Vallejo, en las que acusaban a Santofimio de ser el determinador del magnicidio. Aunque teóricamente el testimonio de esta última no fue incluido en el expediente, provocó un revuelo nacional y una condena social anticipada.

Pero la justicia siguió su camino y ante la apelación de la defensa, el nuevo fallo determinó que persisten dudas en el proceso, por lo que le otorgó la libertad. La decisión argumenta en términos jurídicos lo que coloquialmente se podría resumir en que si bien era un narcopolítico, no necesariamente era un magnicida. De lo primero no hay duda, pero de lo segundo sí. En concepto de muchos penalistas, era muy difícil condenar al ex senador con base en las pruebas aportadas al proceso.

Había muchos cabos sueltos. El primero, el testimonio de alias 'Popeye', hombre de confianza de Escobar. Este cambió varias veces la versión sobre el ascendiente que tenía Santofimio sobre Pablo Escobar. Para el tribunal, el testimonio del sicario del cartel de Medellín tiene dudosa validez por tratarse de un delincuente y por reflejar un ánimo vengativo.

En segundo lugar, porque el móvil del crimen está basado en la conveniencia para Santofimio de sacar del camino a Galán en momentos en que ambos eran precandidatos presidenciales del Partido Liberal. Pero la memoria sobre las circunstancias políticas de esa época es corta. La verdad es que en 1990 Santofimio Botero no tenía chance alguno de ser Presidente de la República. La pelea real era entre Luis Carlos Galán y Hernando Durán Dussán y si había un tercero en discordia, era Ernesto Samper, quien también era precandidato en ese momento.

Luis Carlos Galán les llevaba a todos amplia ventaja y la candidatura de Santofimio no sólo no era viable, sino que para la época su mala fama lo descalificaba como preferencia en el liberalismo.

Otro cabo suelto es la teoría de que el político había podido influir en las decisiones criminales del capo con frases como la presentada como prueba por 'Popeye', en la que Santofimio le habría dicho a Escobar: "Mátalo, Pablo, mátalo". Independientemente de la credibilidad que se le adjudique a este diálogo, el hecho reconocido por los conocedores del tema es que el dirigente tolimense era aliado político de éste, pero no su jefe.

La verdad es que nunca se sabrá qué pasó en realidad en las conversaciones que 'Popeye' y Virginia Vallejo dicen haber presenciado entre Escobar y Santofimio en las que se habló del asesinato de Galán. Estará siempre la versión del uno contra el otro. Aun así, el hecho de que la mayoría de los colombianos crea que Santofimio tuvo algo que ver con ese asesinato no significa que la justicia pueda llegar a esa misma conclusión con base en la evidencia disponible.

Un día después de salir de la cárcel, de nuevo apareció por la radio Virginia Vallejo y, paradójicamente, le ayudó a Santofimio. No hay la menor duda de que su denuncia original en la entrevista en televisión fue uno de los elementos que más peso tuvieron ante la opinión pública en contra del dirigente liberal. Pero el resentimiento y la falta de proporción que mostró la ex presentadora durante la entrevista en la emisora La W lleva a la conclusión de que si su testimonio hubiera sido incorporado al proceso, tendría que haber sido descartado por cualquier autoridad judicial seria.

De todas formas este capítulo no termina aquí. Y la puerta quedó abierta por el mismo fallo del Tribunal Superior de Cundinamarca, que dice con claridad que si bien no se puede probar a cabalidad que Santofimio sea culpable, tampoco se puede decir que es inocente. Y por esto, la familia Galán anunció que interpondrá un recurso de casación penal ante la Corte Suprema de Justicia, porque está convencida de que las pruebas del proceso sí son suficientes. La máxima instancia de la Justicia, la Corte Suprema, tiene ahora la palabra. Dadas la fragilidad de las pruebas y la trascendencia política del tema, es poco probable que ese alto tribunal revoque el fallo de la semana pasada. Pase lo que pase, aun los más acérrimos enemigos de Santofimio, que se indignaron con la imagen del político feliz saliendo de la cárcel de la mano de su cuarta esposa, tendrán que reconocer que tres años de cárcel más la condena social de que ha sido objeto, han sido un buen castigo.