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A la izquierda Julián Castro (colombiano) y a la derecha Julián Artacho (español). | Foto: Iván Valencia

DEBATE

Niegan registro de matrimonio gay celebrado en el exterior

En el beso de esta pareja estaban depositadas las esperanzas de formalizar su matrimonio en Colombia, pero el intento fracasó.

13 de mayo de 2015

Tras el beso, la foto y los aplausos de quienes acompañaron a Julián Castro (colombiano) y Julián Artacho (español), los dos hombres procedieron a entrar al despacho del notario 11 de Bogotá a registrar el matrimonio que celebraron en julio del 2013 en Barcelona, España.

El notario 11, Guillermo Chávez Cristancho, se reunió a puerta cerrada con la pareja y su abogado, Mauricio Albarracín (no se permitió el ingreso de otros acompañantes, como sí se permitió en el matrimonio heterosexual que se acababa de celebrar), y argumentó que el matrimonio no podría ser registrado, pues se debía formalizar en la notaría donde Julián Castro está registrado.

El abogado de la pareja revisó la ley y explicó que un matrimonio se puede registrar en cualquier notaría, registraduría o en los consulados de Colombia en el exterior, según dice la norma, pero este argumento no tuvo cabida. Aunque el notario propuso protocolizar el documento (elevarlo a escritura pública), lo que acredita la validez del matrimonio celebrado en España, dicho contrato no sería registrado en Colombia por esta notaría, según informó el abogado Mauricio Albarracín.

Por lo tanto, Julián Castro seguirá siendo un hombre casado en España y soltero aquí. “Julián es colombiano y tiene que mentirle a su Estado”, dice Julián Arracho, de origen catalán.

“Lo que estamos buscando es que los matrimonios de parejas homosexuales y binacionales celebrados en el exterior sean válidos en Colombia con base en la decisión de la Corte Constitucional del 2011. No existe ninguna razón jurídica para negar estos matrimonios”, dice Mauricio Albarracín, abogado de la pareja y director de Colombia Diversa.

“Aquí no van a celebrar un matrimonio, van a registrar un matrimonio que ya existe. Lo que dice la norma es que uno no puede registrar matrimonios que vayan contra el orden público, y aquí no hay una norma de orden público que se esté violando”, explica Albarracín.

La sentencia C-577 de 2011 de la Corte Constitucional estableció, básicamente, que las parejas del mismo sexo conformaban una familia, que la ausencia de un contrato formal y solemne para proteger esa familia era inconstitucional, pero que esa inconsititucionalidad debería ser resuelta por el Congreso en los siguientes dos años.

Como el Congreso no legisló la materia en ese lapso, las parejas podrían ir ante los juzgados y notarios para “formalizar y solemnizar su vínculo contractual”. Ante esta última decisión aún no hay claridad. Hay jueces que no hacen nada, algunos hacen un híbrido y otros que celebran matrimonios homosexuales.

Por eso la Corte ahora deberá resolver esta incertidumbre. “La Corte tiene una responsabilidad en este tema porque fue la misma que emitió la sentencia. Lo paradójico es que quien puede anular un matrimonio es un juez de familia, no una tutela. Las tutelas no deben ser para anular matrimonios”, explica Albarracín. Por ahora, la ponencia del magistrado Pretelt va anulando los matrimonios entre parejas del mismo sexo. Esta semana la Corte seguirá discutiendo este arduo debate.

Y es que no se trata de un problema de semántica. Albarracín explica que la institución bajo la cual se les ofrece a las parejas del mismo sexo es la 'unión solemnte'. “Esta institución no existe en la legislación colombiana, no otorga derechos ni obligaciones y no es equivalente al matrimonio en otros países. Por el contrario, se tratan como personas solteras. Un matrimonio, en cambio, otorga seguridad jurídica a las parejas y brinda un trato igualitario”.

En cuanto a la unión marital, “esta sí existe en la ley desde 1990, pero también hay diferencias con el matrimonio. En términos patrimoniales se requieren dos años de convivencia, en cuanto a la convalidación internacional, tampoco es equiparable a un matrimonio”, agrega.

Detrás de estas decisiones hay muchas fuerzas. “El procurador, sin duda, tiene un poder no sólo de obstrucción sino de intimidación, es una máquina organizada de discriminación. Es una cosa terrible. Además, se usan recursos públicos para patrocinar una percusión privada”, alega el abogado. Colombia Diversa ha denunciado una persecusión sistemática por parte de la Procuraduría hacia las parejas del mismo sexo.

“En este momento esperanzador que vivimos esto haría de este país uno mejor”, dice Julián Artacho, quien, paradójicamente, en Colombia tendrá que estar casado con un hombre soltero.