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E N T R E V I S T A

'No estamos negociando con la mafia'

El nuevo director de la DEA, Donnie Marshall, concedió una entrevista exclusiva a SEMANA durante la cumbre mundial antidrogas en Buenos Aires, Argentina.

8 de mayo de 2000

Hace seis meses Donnie Marshall asumió como nuevo director mundial de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA). La próxima semana el Congreso estadounidense lo confirmará oficialmente como el zar de ese país en la lucha contra el narcotráfico. Marshall lleva más de 25 años al servicio de la DEA. Durante cinco años fue el segundo a bordo de Thomas Constantine, el legendario director de esta agencia. Su primer viaje oficial como nuevo director de la agencia tuvo lugar la semana pasada cuando inauguró en Buenos Aires, Argentina, la XVIII Conferencia Mundial Antidrogas, en la que participaron 65 países.

El principal tema que se trató en esta cumbre fue la nueva estrategia de las organizaciones del narcotráfico para inundar de droga a Europa. Otro de los temas importantes fue el de la importancia de que los países que sirven de tránsito para ese negocio se vinculen de lleno a la lucha contra los carteles de la droga.

Donnie Marshall recibió en exclusiva SEMANA para hablar de varios temas y el más importante de ellos el relacionado con la posible entrega de narcotraficantes colombianos a agentes de la DEA en Estados Unidos.

SEMANA: Una serie de versiones que han aparecido en la prensa de Colombia afirman que un grupo de narcotraficantes colombianos, encabezados por varios de los que lograron escapar al cerco de las autoridades en la Operación Milenio, están negociando su entrega con agentes de la DEA en Estados Unidos. ¿Eso es verdad?

Donnie Marshall: El sistema judicial de Estados Unidos no permitiría que un narcotraficante de envergadura negocie una entrega con nosotros y quede en libertad.

SEMANA: Se afirma por parte de algunos de los abogados que están tramitando esas entregas que sus clientes estarían dispuestos a entregar grandes sumas de dinero y revelar las rutas de su negocio a cambio de una negociación con la DEA que les permita obtener su libertad y comenzar una nueva vida en Estados Unidos.

D.M.: Eso no es posible de ninguna manera. Le voy a dar un sólo ejemplo. Carlos Lehder negoció con la justicia de Estados Unidos. Entregó una valiosa información contra varios de los narcotraficantes más importantes de ese entonces, y que nos sirvió para adelantar varias operaciones. Sin embargo Carlos Lehder sigue hoy entre las rejas. Por lo menos todavía le quedan 70 años de prisión. Lo que quiero dejar muy en claro es que sí nos interesa cualquier información. Pero eso no significa que los narcos logren su libertad a cambio de ella. Deben someterse a la justicia y tienen que pagar por sus crímenes. Y nuestra justicia podrá ofrecerles una rebaja de penas pero no la libertad.

SEMANA: ¿Pero entonces sí existe la posibilidad de negociar con ese grupo de narcotraficantes?

D.M.: Nosotros no estamos negociando con la mafia. Hemos sabido de sus intenciones de entrega a través de la prensa. Pero no existe ningún contacto oficial. Además, como están planteadas las cosas, sería imposible llevar a cabo una negociación. La DEA y la justicia de Estados Unidos no cambian información por libertad.

SEMANA: ¿Pero estarían dispuestos ustedes a escuchar esas propuestas de los narcos colombianos para saber de qué se trata?

D.M.: En Estados Unidos hay leyes que están diseñadas para el tema de la colaboración de los narcos. Y, efectivamente, estaríamos dispuestos a escuchar qué tipo de colaboración nos puede ofrecer ese grupo de narcotraficantes que han expresado su deseo de colaboración con la justicia de Estados Unidos. Pero nuevamente le repito, nosotros no estamos dispuestos a un canje: información por libertad, es imposible de negociar.

SEMANA: ¿No es contradictorio y de doble moral que la DEA esté dispuesta a negociar con los narcos mientras la Policía colombiana afronta una titánica lucha para combatir estas organizaciones?

D.M.: Nosotros sólo queremos que esos narcotraficantes enfrenten a la justicia. Y creo que cualquier medio que nos permita llevarlos a un tribunal para que afronten las leyes de nuestro país es un gran avance en la lucha antidrogas. Eso nos beneficia a todos. Pero quiero repetir nuevamente: no estamos negociando con estos narcotraficantes. Eso es una gran mentira. Tenemos cargos, procesos, contra estos narcos. Tenemos acuerdos con el gobierno de Colombia para que a estas personas se les extradite. Sabemos que tarde o temprano estas personas tendrán que afrontar los estrados judiciales en Estados Unidos.

SEMANA: Señor Marshall, en Colombia se afirma que en el caso de Guillermo Ortiz Gaitán sí se logró una negociación para su entrega en Estados Unidos y su colaboración. ¿Eso es cierto?

D.M.: No, eso no es cierto. Estamos en procura de ubicar a este personaje en Estados Unidos.

SEMANA: ¿Con qué fin?

D.M.: Estamos buscando ubicarlo para dar curso a una solicitud de extradición hecha por las autoridades colombianas. Le repito, Ortiz Gaitán nunca ha negociado con agentes de la DEA ni con la justicia de mi país.

SEMANA: En su intervención en la inauguración de la cumbre mundial antidrogas aquí en Buenos Aires, usted señaló que el consumo de droga ha disminuido en su país. ¿Eso cómo se ha logrado si se tiene en cuenta que la preocupación tanto de ustedes como de la Policía colombiana es el aumento de la producción de droga, especialmente de cocaína?

D.M.: Esta disminución se ha logrado por el trabajo que se ha desarrollado a nivel de la comunidad de Estados Unidos. Montamos un ataque frontal contra el consumo. Un frente de represión y otro frente de prevención. Lo llamamos la reducción de la demanda. Mediante educación y programas de prevención comenzamos a buscar la disminución del consumo de estupefacientes. Y esa combinación comenzó a arrojar excelentes resultados. En 1979, en la época en la cual más se agudizó el consumo de coca en Estados Unidos, hicimos un censo que nos arrojó 25 millones de personas que consumían estupefacientes en mi país. Eso más o menos era el 14 por ciento de la población. Un estudio análogo que se hizo hace tres años nos reveló que en ese momento había 13 millones de consumidores de estupefacientes. Es decir, un 6 por ciento de la población. Eso significa que los programas que pusimos en marcha para tratar de disminuir el consumo de drogas han dado su resultado. Prácticamente las encuestas nos han señalado que el consumo ha disminuido en un 50 por ciento.

SEMANA: Pero la oferta de la droga sigue en aumento. Entonces, ¿cómo explicar que ha habido una considerable disminución de consumidores?

D.M.: Yo creo que en este momento hay una mayor capacidad de producción de coca por parte de las organizaciones del narcotráfico y una menor demanda por parte de los consumidores. De hecho, vemos que los narcos constantemente tratan de abrir nuevos mercados. Por eso hoy estamos viendo que las organizaciones delictivas han encaminado su negocio hacia Europa, buscando copar su producción. Ese es uno de los graves problemas que tenemos que enfrentar en los próximos años. Hemos llegado a la conclusión de que el tema del narcotráfico se globalizó y necesitamos unir esfuerzos no sólo con los países productores sino con los consumidores, donde la plaga ha comenzado a llegar sin que las autoridades todavía tengan una verdadera dimensión de lo que significa esta epidemia.

SEMANA: ¿Su experiencia de tantos años en la DEA cómo le permite visualizar hoy el negocio de la droga?

D.M.: Sin duda alguna estas organizaciones han cambiado mucho. A medida que la tecnología ha avanzado, éstas lo han hecho de igual manera. Este crimen se ha industrializado al más alto nivel. Son organizaciones empresariales que ganan mucho dinero. Y cada vez se han sofisticado más, adaptando para ello los avances tecnológicos de los últimos años. Y esa sofisticación hace que su persecución sea más complicada, más difícil de llevar a cabo.

SEMANA: Otro de los temas que hoy desvelan a los expertos y a las autoridades que están en la lucha contra el narcotráfico es el relacionado con los dineros que produce ese negocio. La pregunta que se hacen todos es ¿dónde están los dineros de la mafia?

D.M.: Lo que hemos visto en estos últimos años es que las grandes sumas de dinero que produce este negocio comenzaron a salir de Estados Unidos. Las organizaciones del crimen decidieron sacarlo del territorio estadounidense. Yo he dicho que el tema del narcotráfico es un problema internacional. Y afirmo que el problema del flujo de dinero también lo es. Los narcotraficantes han montado intrincadas redes para lavar ese dinero a través de Estados Unidos, Europa y Asia. Y lo han hecho y ahora lo quieren sacar de esos países para meterlo en Colombia. Pero desafortunadamente no tenemos todas las respuestas para saber cuáles son los métodos para lavar esos bienes y cómo los están metiendo a su país. Estamos trabajando en eso pero es un tema muy complicado.

SEMANA: ¿Qué es más complicado, perseguir los envíos de droga o el dinero que produce ese negocio?

D.M.: Es igual de complicado. Perseguir la droga es muy difícil por los métodos y las rutas que emplean. Perseguir el dinero es difícil porque una vez que lo lavan en los fondos y lo invierten en la economía lícita es muy complicado de rastrear. Pero ahí estamos atacando los dos frentes.

SEMANA: Ustedes hicieron en Colombia la Operación Milenio. ¿Ese ha sido el golpe más contundente que ustedes le han dado a la organización del narcotráfico?

D.M.: La Operación Milenio es posiblemente el golpe más importante que hemos dado en muchos años. Probablemente desde la desaparición del cartel de Cali. Digo posiblemente porque hay un elemento de la Operación Milenio que aún no se ha concretado. Que es la extradición de los narcotraficantes detenidos en esa operación. Estamos esperando que el gobierno de Colombia autorice esas extradiciones.

SEMANA: ¿O sea que ustedes están esperando que a las 30 personas detenidas en la Operación Milenio las extraditen lo más pronto posible?

D.M.: Sí, eso es lo que estamos esperando.

SEMANA: Los abogados y los detenidos de la Operación Milenio alegan que las pruebas que tienen la DEA y la justicia estadounidense son muy débiles y que sólo se basan en unas grabaciones ilegales que se hicieron en sus oficinas. ¿Qué tanta información tiene la DEA sobre este tema?

D.M.: Mucha. El proceso es muy sólido y fuerte. Y no solamente tenemos grabaciones. Hay muchas más cosas importantes que comprometen a esta organización en el tráfico de drogas. Tenemos decomisos de drogas, decomisos de dinero, tenemos testigos, tenemos muchos documentos y mucha información que nos ha consolidado esta operación que, repito, quizá sea la más importante realizada por la DEA. No tengo ninguna duda de que vamos a probar que estas personas detenidas en la Operación Milenio manejaban un gran negocio y eran cabecillas de la nueva generación de narcotraficantes.

SEMANA: El presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, señaló en su intervención en la cumbre mundial de drogas que los países que se habían convertido en tránsito de las organizaciones de la mafia tenían que luchar igualmente contra este crimen como lo hacen los países productores y los países consumidores. ¿Qué opina sobre esta posición del presidente argentino?

D.M.: Estoy totalmente de acuerdo con el presidente De la Rúa. Es muy importante enfrentar de manera global la represión del narcotráfico. No puede haber ninguna diferenciación entre los países productores, consumidores y de tránsito. En el pasado hicimos esa diferenciación. Y nos culpamos los unos a los otros y eso fue un grave error. Eso afortunadamente ha cambiado. Y tenemos que implementarlo de una manera más sincronizada.

SEMANA: ¿Por qué se puso de pie después de la intervención del general Rosso José Serrano y aplaudió durante más de cinco minutos?

D.M.: Porque el general Serrano y sus hombres son unos héroes. Y a los héroes hay que rendirles ese tipo de tributos.