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Imagen de la portada del cómic Ingrid de la Jungle, originalmente en francés.

ENTREVISTA

No queríamos hacerle jaque: autores del cómic 'Íngrid en la Jungla'

Serge Scotto, uno de los autores del cómic, pone en entredicho la imagen de mártir que el mundo ha mostrado de la ex secuestrada Íngrid Betancourt. "Su historia nos pareció una broma desde el comienzo", afirma.

Sergio Peñaranda, periodista de SEMANA
21 de septiembre de 2010

El escritor francés Serge Scotto quería superar la “indigestión” que le había producido la excesiva exposición mediática de la historia de Íngrid Betancourt. Por eso, junto con Eric Stoffel y Richard di Martino, escribió y dibujó el cómic ‘Íngrid de la Jungla, que pone en entredicho la imagen de mártir de la cual, según ellos, gozaba la ex candidata presidencial.
 
En este cómic Íngrid “Petancourt” se inventa un secuestro con su amante, pero finalmente las “Farce” (farsa en francés) la terminan capturando de verdad. Durante el cautiverio se comporta de una forma egoísta, no comparte con sus compañeros y, en el momento del rescate, actúa de forma desagradecida. ‘Íngrid de la Jungla’ precedió una semana la publicación de No hay silencio que no termine, las memorias de la ex candidata presidencial.
 
Semana.com habló con Scotto acerca de su libro.

Semana.com: ¿Por qué tres franceses se interesan en sacar una parodia de la historia de Íngrid Betancourt?

Serge Scotto: Porque su historia nos pareció una broma desde el comienzo. A partir del día de su secuestro, cuando se lanzó a la boca del lobo, hasta el día en que pidió una indemnización en Colombia y en Francia, todo fue absurdo. Esa dimensión humorística es la que nos hizo pensar que se prestaba particularmente para un cómic. No nos costó mucho trabajo ya que Íngrid Betancourt, con sus acciones, nos proporcionó lo esencial del guión.

Semana.com: ¿Cuál fue el principal objetivo del cómic?

S.S.: Era divertirse, simplemente. Nosotros teníamos una indigestión. No sé cómo fue exactamente en Colombia. Yo sé que allá conocían a Íngrid desde mucho antes. Pero acá en Francia la descubrimos cuando fue capturada. Desde ese momento, para nosotros los franceses comenzó una especie de telenovela en todos los medios de comunicación. A lo largo del día no se hablaba más que de Íngrid Betancourt. Ese estatus privilegiado del que ella se benefició entre los medios terminó por ser insoportable. Ella no era como los otros. Porque, primero, es mitad francesa, pero sobre todo porque es una política amiga del régimen. Por ejemplo, el ex primer ministro Dominique de Villepin fue su profesor de ciencias políticas en l’École de Sciences Politiques de París.

Semana.com: ¿Le querían hacer jaque a Íngrid?

S.S.: No. Sólo queríamos burlarnos un poco. No somos crueles. La parodia no debe ser mala. No tenemos nada contra ella, pero nos dimos cuenta que esa manipulación mediática es propia de nuestra época. En Francia creíamos que era una santa gracias a los medios y a los políticos. Pero cuando salió cayó en la trampa y mostró sus debilidades. Acumuló tantos errores que decepcionó a la opinión pública. Eso tuvo un efecto perverso. Su actitud desacreditó a los otros secuestrados. Ahora la opinión pública en Francia se interesa menos por los demás plagiados. Eso es lamentable porque gastamos toda la compasión, todo el oxígeno que otros secuestrados necesitan. Millones de colombianos y franceses fueron secuestrados en su buena fe. Eso sí, hay que decir que Íngrid no es responsable de la imagen que dieron de ella mientras estaba secuestrada. Por eso, no teníamos la intención de hacerle jaque.

Semana.com: En el cómic el secuestro es provocado por Íngrid...

S.S.: Sí, por supuesto. Imaginamos que ella tenía una relación amorosa con el jefe de las Farc y luego termina plagiada. No es un trabajo periodístico. Como es un cómic nos dimos la licencia de decir eso.

Semana.com: Por si fuera poco ella le roba la comida a sus compañeros de tragedia.

S.S.: Las bromas del cómic están bien documentadas. Leíamos muchos artículos, testimonios de otros compañeros de cautiverio. Leímos lo que decían los estadounidenses que estuvieron secuestrados con ella, los mismos que afirman que Íngrid los denunció como agentes de la CIA. Según ellos, Íngrid se comportaba de forma egoísta.

Semana.com: ¿Qué pasó con el ex esposo de Íngrid?

S.S.: Nos hubiera gustado meterlo en el cómic, pero ¡había tanta información! Ese fue uno de los errores. En Francia sabíamos que él había movido montañas por Íngrid. A la opinión pública le chocó cuando ella no le dirigió ni una mirada en el momento de su liberación.

Semana.com: Tampoco incluyeron la demanda con la que ella amenazó al Estado colombiano.

S.S.: No. Escribimos el cómic antes. Pero ese es un ejemplo maravilloso. Es la primera vez en la historia de rehenes que el secuestrado demanda a sus liberadores. Nunca hubiéramos imaginado algo así. La historia es totalmente extraordinaria. Nosotros comenzamos a hacer el cómic después de la liberación de Íngrid Betancourt. No fue oportunista. No nos aprovechamos de su mala imagen porque cuando empezamos a trabajar todos la querían. Nos decían que no podíamos manchar su imagen, que nadie iba a leer nuestro libro. Pero Íngrid misma se ha encargado de hacernos publicidad con sus torpezas. Por eso nuestro editor decidió que debíamos sacar el libro al mismo tiempo que sus memorias.

Semana.com: Además, aprovechan y se despachan contra el presidente francés Nicolás Sarkozy, que actualmente no es muy popular.

S.S.: Era muy parecido a lo que pasó con Íngrid. Cuando comenzamos a hacer el cómic, Sarkozy tenía una buena imagen, pero acumuló tantos errores que ya nadie lo quiere. Mostramos las peleas políticas por Íngrid Betancourt, porque ella, en Francia, se volvió excusa para pleitos entre la clase dirigente. Y sí, Sarkozy no queda bien parado.

Semana.com: ¿Qué dirá ella de este cómic?

S.S.: No lo sé. Si ella siguiera secuestrada se lo enviaría. Afortunadamente está libre. Nos preguntamos si ella cometería el error de criticar el libro porque esa sería una excelente forma de hacernos publicidad. Pero no somos crueles. ¡De verdad! Ella hizo su trabajo al escribir sus memorias y nosotros el nuestro al hacer el cómic.

Semana.com: ¿Podremos esperar una traducción del libro?

S.S.: ¡Me encantaría! Después de una semana de la publicación no he hecho sino hablar con medios colombianos. Deberían contactar a nuestro editor para traducirlo.

Semana.com: ¿Se va leer el libro de Íngrid?

S.S.: Por supuesto. Gracias a ella tuvimos buena suerte con nuestro proyecto.

Semana.com: ¿Recomienda la versión de Íngrid o la suya?

S.S.: Si hago la promoción del libro de ella es como si estuviera haciendo la promoción del mío.