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No se raja

Bala cruzada entre "El Mexicano" y los esmeralderos, abre un nuevo capítulo de la guerra verde.

7 de agosto de 1989

Cuando mataron a Gilberto Molina, el zar de las esmeraldas, prácticamente no hubo nadie que pusiera en duda que ese sería el presagio del renacimiento de la guerra verde. Pero muy pocos alcanzaron a observar que lo que se venía era una nueva versión: la guerra narcoesmeraldera. Esto parece ser lo que hay detrás de los hechos ocurridos la semana pasada en donde un antiguo socio de Molina, Angel Gaitán Mahecha, único sobreviviente del enfrentamiento con el Ejército en un edificio del norte de Bogotá, en donde murieron cuatro pistoleros, acusó a otro antiguo socio de Molina, Gonzalo Rodríguez Gacha, de haber pagado 200 millones de pesos por ese operativo militar.
Las acusaciones fueron reforzadas por su hermano Orlando Gaitán Mahecha, alcalde de Chía, quíen afirmó a los periodistas que lo que ocurría era que "El Mexicano nos quiere borrar".
Y al día siguiente casi lo borran. Un grupo de sicarios lo alcanzó en la autopista norte y la emprendió a tiros contra su automóvil, dejándolo herido y asesinando a uno de sus escoltas. La versión tomó fuerza luego de que se supiera que Angel Gaitán había sido también el único sobreviviente de la matanza de Sasaima, en donde un grupo de hombres se nizo pasar por miembros del Ejercito y asesinó a Gilberto Molina y a 17 personas más en febrero pasado.
La pregunta que surgió fue la de ¿hasta dónde está realmente metido "El Mexicano" en estos asuntos? Según algunas fuentes de seguridad, Rodríguez Gacha estaría detrás del asesinato de Gilberto Molina, como parte de sus planes de tomarse las minas de esmeraldas. Molina y Víctor Carranza, quienes para ese momento se conocían como los reyes de las esmeraldas, se habrían convertído en un obstáculo para las intenciones de "El Mexicano" y la guerra se declaró. De acuerdo con informaciones de los organismos de seguridad, Rodríguez Gacha afirmó en alguna ocasión que si Molina y su socio se le habían metido en el negocio de la cocaína, el se les metería en el de las esmeraldas.
Para las autoridades, lo que existe hoy en día es una guerra entre los narcoesmeralderos y el cartel de Medéllín. De acuerdo con estas informaciones, durante la época de la crisis producida por la esmeralda sintética japonesa, muchos de los esmeralderos se metieron al narcotráfico y pudieron sobreaguar. La mezcla de las antiguas familias bogotanas y llaneras dedicadas al tráfico de drogas, con los herederos de las legendarias familias esmeralderas se convirtió en un lugar común. La primera vez que cayó preso Angel Gaitán Mahecha, fue en compañía de la reina de la coca, Verónica Rivera, cuando comenzaban a conectarse los dos mundos.
"El Mexicano" hacía parte de las dos hístorias, pero no vio con muy buenos ojos que sus antiguos socios en las minas de esmeraldas se aliaran con quienes para ese entonces eran sus ya derrotados enemigos en el negocio del narcotráfico: el extinto cartel llanero-bogotano.
La guerra entre narcoesmeralderos y el cartel de Medellín ha costado más muertos de los que se cree. Pero según los organismos secretos del Estado, las muertes del "Ganso" Ariza, la reina de la coca, asesinada la semana antepasada en Bogotá, Germán Barrera y Juan Francisco Vargas, grandes empresarios de las minas de esmeraldas, no son ajenas a esta confrontación. Tanto que,según los organismos investigadores, el misterioso paciente de la clínica Santa Fe, Víctor Manuel Linares Cárdenas, jefe de seguridad de Rodríguez Gacha fue víctima de una organización que ya comienza a conocerse como el cartel de Muzo. Según algunas averiguaciones hechas por las autoridades, los hombres del apartamento del sector de los Rosales al norte de Bogotá, a quienes se les encontró un verdadero arsenal. serían quienes intentaron acabar con la vida del jefe militar de "El Mexicano". La respuesta habría sido la del asesinato de la reina de la coca, quien era socia de Gaitán Mahecha.
En todo caso, la guerra verde, que caracterizó las dos décadas anteriores ha sido desplazada por una nueva. Y aunque resulta sorprendente por la capacidad criminal que pueda adquirir la mezcla de estos dos negocios tradicionalmente violentos, el de las esmeraldas y el narcotráfico, no podía ser de otra manera. Si el narcotráfico se ha logrado meter en todos los terrenos de la vida del país, en el único en donde no podía faltar era en donde se encontraban dos condiciones aptas para sus cabecillas: delito y lucro.
Pero si hay algo que pueda resultar aún más sorprendente y terrorífico es la cantidad de factores que se mueven alrededor de esta guerra. Para empezar, se trata de dos bandos que hasta hace algún tiempo se identificaban en su lucha contra el comunismo y las guerrillas. En otras palabras, este enfrentamiento se da entre dos bandos paramilitares. Además se da en una zona en donde los hoy aliados de "El Mexicano", los esmeralderos de Coscuez, eran los antiguos aliados de las FARC. Y si se juzga por los panfletos del Ricardo Franco que según las autoridades fueron encontrados en el apartamento de los Rosales, los enemigos de Rodríguez Gacha estarían aliados nada menos que con el grupo guerrillero que escalofrió al país con sus métodos de autoeliminación, a principios de 1986. Y si a esto se le suma el hecho de que algunos narcotraficantes en decadencia o incluso algunos pequeños en pleno auge tienen contradicciones serias con el cartel de Medellín y estarían dispuestos a aliarse con quien sea para acabar con sus jefes, la narcoguerra se complica aún más. Por ahora, "El Mexicano" parece estar ganando las principales batallas de esta nueva guerra en la que, para variar, el país también puede terminar perdiendo.