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E N T R E V I S T A

No somos locas rosaditas

Después de un intento fallido por ser concejal de Medellín, Manuel José Bermúdez, del Movimiento Ciudadano Gay, quiere ser Senador a nombre de los homosexuales. Entrevista con él.

8 de octubre de 2001

Después de un intento fallido por ser concejal de Medellín, Manuel José Bermúdez, del Movimiento Ciudadano Gay, quiere ser Senador a nombre de los homosexuales. Bermúdez, de 36 años, asegura que tiene mucho que ofrecerle al país. Semana.com habló con él. Semana.com: ¿Cuál sería la prioridad de un senador que representa a los homosexuales en el Congreso? Manuel José Bermúdez: Yo no represento a los homosexuales, pues no creo en los ghettos y uno no puede ser senador simplemente por ser homosexual. Soy un gay de Colombia y en esa medida represento a un ciudadano común y corriente que vive y tiene los mismos problemas que cualquier otro habitante de este país. Tengo muy claro que la prioridad como senador es trabajar en tres frentes: Apoyar una salida negociada al conflicto social y armado que vive Colombia, buscar una tercera vía que le permita a la economía nacional sobrevivir dignamente en medio de la globalización del mercado, y buscar una reforma del Estado que permita frenar la corrupción y dar participación política a todos los colombianos. Semana.com: ¿Cree usted que su intento por llegar al Concejo de Medellín, falló en parte por el hecho que usted representa a los homosexuales? MJB: Mi campaña para el Concejo duró tan solo un mes y logré casi mil votos. Eso lo considero como una campaña exitosa en tan corto tiempo y para una persona que nunca había hecho política. Mi gran logro fue posicionar el tema homosexual con la altura que permitió adquirir la dimensión política que hoy tenemos los homosexuales en Colombia. Semana.com: ¿Considera que en Colombia existe una discriminación social que se extiende al ámbito político? MJB: Definitivamente sí, y toca a todos los grupos minoritarios. Lo vemos no sólo en campaña, también en la forma como se toman las decisiones en el Senado y en el apoyo del Gobierno: los grandes grupos no tienen que preocuparse por lo económico para hacer campaña, derrochan todo el dinero. Uno saca pocos votos, posiblemente, pero lo que busca es conciencia política en los ciudadanos y las ciudadanas. Para el caso concreto de los homosexuales –y por eso estamos con Lucho Garzón-, a los candidatos les da temor hablar del tema o aun lo abordan con una sonrisita de picardía que más delata discriminación que solidaridad. Semana.com: ¿Contra qué o quienes tendrá que luchar en el Senado? MJB: Mi lucha como ciudadano es contra los vicios políticos, y como homosexual, contra una cultura que nos concibe como perversos o enfermos y que no ha podido vernos más allá de la cama. Nuestras relaciones genitales son un asunto de nuestra intimidad, pero la mayor parte del tiempo somos ciudadanos comunes y corrientes, que le aportamos a este país. Semana.com: ¿Cómo puede lograr en el Congreso que los homosexuales salgan de la clandestinidad? MJB: Siendo un referente serio. La cultura ha mostrado como único prototipo de ser homosexual, a la loca rosadita. En la medida en que uno muestre capacidad intelectual y política, muchos y muchas homosexuales tendrán el valor para enfrentar con dignidad su ser y su hacer homosexual en lo público. Semana.com: Si usted no se siente el candidato de los homosexuales, ¿cómo va a cautivar el voto de los ciudadanos heterosexuales? MJB: La táctica es mostrarme como soy: un hombre homosexual masculino, con capacidad de mariquiar con mis amigos gays y lesbianas, pero con la seriedad necesaria para asumir una campaña política por una Colombia incluyente y democrática. Con quienes comparto a diario –en su mayoría heterosexuales-, han asumido que más que el marica, con ellos está el profesional. En cuanto a cifras, el potencial homosexual estaría entre el 4 y el 7 por ciento del potencial electoral. En cuanto al potencial de voto heterosexual, las cifras las tiene con mayor claridad la Registraduría. Sin embargo, no pretendo que por mí voten homosexuales, sino ciudadanos colombianos. Muy marica el que vote por mí, simplemente porque soy marica. Semana.com: ¿Conoce experiencias exitosas en otros países donde representantes de los homosexuales han alcanzado logros políticos significativos? MJB: Los alcaldes de París y Berlín son quizá el ejemplo más reciente, pero los movimientos homosexuales en Europa, concretamente en España, Francia e Italia, han tenido gran incidencia en la política. Para el caso de América, el presidente Clinton fue apoyado por un grupo amplio de homosexuales, al igual que Fox en México. Infortunadamente, en Colombia, los que tenemos como alcaldes, gobernadores y legisladores –que no son pocos-, siguen siendo homosexuales vergonzantes. Semana.com: Durante las elecciones pasadas, la comunidad gay apoyó la campaña de Noemí Sanín. ¿Por qué apoyan ahora a Luis Eduardo Garzón? MJB: Los homosexuales no podemos filarnos como números en una sola campaña. Somos personas con un sentido de la libertad y un poder de decisión que sobrepasan el hecho sexual. En este sentido, no estamos congregados en torno a una sola candidatura. En mi caso, estar con Garzón representa mucho más que enfilarme en una campaña, es lograr traspasar la barrera radical de la izquierda tradicional y apostarle a una nueva izquierda para Colombia. Garzón ha entendido muy bien esto, y con respecto a los homosexuales, ha dejado claro que su intención no es sumar votos, sino generar movimiento social con decisión e incidencia en los cambios que requiere el país. Con el Ciudadano Gay Manuel José Bermúdez como Senador y la confluencia de independientes en un gobierno liderado por Lucho Garzón, tendremos la posibilidad de hacer de Colombia un escenario de vida para todos y todas.