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De izquierda a derecha, Arnulfo Berrío, concejal de San Luis; Jules Domine, hidrólogo; Miguel Echavarría, ecologista; y Saúl Hoyos, biólogo. | Foto: Pablo Andrés Monsalve

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“Nosotros queremos ser socios de Celsia en este proyecto”: opositores de Porvenir II

El proyecto hidroeléctrico Porvenir II, que se construirá en el oriente antioqueño, generará 350 megavatios para el interconectado nacional.

19 de mayo de 2017

Porvenir II es un proyecto hidroléctrico que Celsia, empresa del Grupo Argos, construirá en los próximos meses en el oriente antioqueño y que tiene como área de influencia cuatro municipios: San Carlos, San Luis, Puerto Nare y Caracolí. La represa, que hará parte del interconectado nacional, generará 350 megavatios que son necesarios para la demanda energética del país, que hace unos meses pasó sus peores días por cuenta del fenómeno del niño. Sin embargo, varios ciudadanos preocupados por la afectación de una región virgen y un río de características únicas como el Samaná, crearon la fundación Yumana —río amigo, en lengua indígena—, para frenar el proyecto y proponer un nuevo desarrollo en la región. Semana.com habló con algunos de sus miembros, entre los que se cuentan Jules Domine, hidrólogo francés que hace cinco años está investigando el Samaná; Saúl Hoyos, biólogo con especialidad en botánica y maestría en Ecología, Evolución y Sistemática en la universidad de Missouri; Miguel Echavarría, ecologista activo desde hace 40 años; y Arnulfo Berrío, concejal de San Luis.

Semana.com: ¿Cuáles son sus argumentos no negociables en contra de Porvenir II?

Jules Domine: Cada uno tiene sus argumentos, según su especialidad. Pero primero quiero decir que la base de todo es que no se ha resaltado la importancia en términos biológicos, arqueológicos y geológicos que tiene el río Samaná. Desde mi especialidad, puedo decir que los regímenes hidrológicos del río son muy especiales, que tiene cursos diarios y debido al volumen de almacenamiento de la represa, esta tendría un modo de funcionamiento muy raro. El embalse se puede llenar en tres o cuatro horas cuando hay una crecida y después hay que soltar, así que la capacidad de almacenamiento de energía del embalse es muy poca. Y eso genera un modo de gestión que probablemente permita producir energía en grandes cantidades, pero no cuando se quiere, sino cuando el agua llega. Todo depende de la creciente.

Semana.com: ¿Cuáles son esas características del río y de la zona?

J.D.: Es importante hablar del contexto. Cuál es el tipo de cuenca, de clima social, cuál es la historia de esta región. Estamos en la zona más lluviosa y biodiversa de Antioquia y la más conservada, porque la violencia la protegió, esto nos lleva a un contexto de postconflicto muy grande. Todo eso se tiene que resaltar. Estamos hablando del último río de la cuenca Nare-Nus y del último río de todo Antioquia que no tiene una barrera ecológica en su cauce. Un río es como un libro desde el nacimiento hasta la desembocadura. Es una historia, y si yo arranco las páginas de la mitad, estas no se pueden reemplazar nada. Los planes de compensación de un río son imposibles, con trasplantar plantas no pasa nada, un río no se desplaza ni se trasplanta. Este es el único gran río que no está intervenido que llega a la cuenca del Magdalena. ¿Nos tenemos que sacrificar por la hidroenergía? Hay que pensar en la diversificación de las fuentes energéticas, que no es un sueño ambientalista utópico sino una seguridad en términos de electricidad para el país.

Semana.com: ¿Pero el potencial colombiano no es la hidroenergía?

Miguel Echavarría: Varios estudios han demostrado que la energía de represa es vieja y hace mucho daño en la oxigenación del agua. Hay que buscar otras alternativas que Argos y Celsia pueden hacer. Hace poco tuve una conversación con un ingeniero eólico que trabaja en el mar báltico, decía que el potencial que tiene Colombia en la Guajira es enorme para generar energía eólica, lo que podría llevar a estar empresas a desarrollo energético que nos dé el viento y sin destruir un río, algo totalmente amigable con el medio ambiente. Que estos empresarios miren otras alternativas y seamos socios en el desarrollo de conservación y que se pinten de verde, como dice el eslogan de Argos, y que lo hagan con nosotros, nosotros queremos ser socios de ellos en el Samaná.

JD: No es un deseo de pelear ni una pelea para la gloria. Desde las perspectivas que tenemos podemos decir que allá se puede hacer una mejor energía. Celsia puede ser pionero en esto. Colombia fue como una burbuja protegida y ahora está, en términos de explotación de los recursos naturales, cincuenta años atrás que el resto de países. Ya sabemos cuál es el camino que otros países empezaron hace cincuenta años y que ahora quieren retroceder, porque terminaron mal.

Semana.com: Ustedes dicen que por Porvenir II tiene un problema, ¿cuál es?

J.D.: Puede ser que los estudios se hayan hecho interpretando una manera inconveniente. Puede ser que Integral —empresa consultora que fue dueña del proyecto hasta venderlo a Celsia— transformara su proyecto del Samaná en una cosa un poco más atractiva para venderlo mejor. No es una represa muy bien pensada por el régimen hidrológico. Argos y Celsia nunca construyeron una represa, esta es la primera. Una ola de crecida, en el momento más vulnerable de la construcción puede acabar toda la obra, y eso puede ser de un momento a otro. Esto sin contar la parte cárstica, en el lugar donde se construirá la represa hay venas cársticas, que son medios muy permeables con ríos subterráneos, lo que puede terminar muy mal. Ellos están muy seguros de que sus estudios geológicos están muy bien hechos, porque hicieron cientos de metros de perforación, eso fue lo que me dijo Ricardo Sierra, presidente de Celsia, pero esas perforaciones no se hicieron en la zona propia del embalse, que es donde está la vena cárstica y se junta con el batolito antioqueño, por lo que hay mucha posibilidad de filtración, no decimos que eso puede pasar, pero es posible. El estudio geotécnico que hizo Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) contempla este problema.

Saúl Hoyos: No estamos llegando con nada novedoso. Es información que se conoce. Un artículo publicado en 2015, escrito por un ingeniero habla de los inconvenientes de construir en estas zonas y muestra que más de cien represas en el mundo han tenido problemas por esto. Son formaciones solubles en agua, calizas solubles en gua y a medida que el agua pasa se abren canales, todos nuevos. En diferentes sitios del planeta han tenido que cerrar esas represas. Hay que decir que el Samaná es el único sitio en el mundo donde un valle interandino con una formación cársticas tiene elementos bilógicos del Amazonas y del Chocó. Es una de las zonas más importantes de diversificación de especies y donde hay un alto grado de endemismo. El cañón del Samaná se constituye en un corredor biológico sobre todo en la parte florística, por ejemplo las reófitas, que hay de un tipo único en el mundo allí y en las 5.000 hectáreas que van a compensar, no se podrá hacer con estas especies.

Semana.com: El río Samaná tiene 150 kilómetro y el embalse ocupará 27 kilómetros, ¿esas especies sólo están ahí?

S.H.: La cuenca como tal tiene diferentes características y en los recorridos que hemos hechos nosotros hemos encontrado estas especies tan únicas sólo en esa fracción.

J.D.: Esos 30 kilómetros son especiales por la morfología del cauce del río. La cuenca alta es redonda, lo que genera que hasta un sector de San Carlos conocido como La Garruccha haya miles de riachuelos que lleguen al Samaná. Después la cuenca se pone recta y ya no hay muchos aportes sino que es un cañón angosto, casi muros, por esto el pulso hidrológico desde la garrucha hacia abajo es mucho más alto y fuerte, así esta franja tiene unas característica que no hay en otras partes de la cuenca, lo que favorece a las reófitas. Ya en el encuentro con Punchiná se abre en río más clásico. La parte que quieren inundar es esta zona de cañón. Esas condiciones no se pueden recrear, no se pueden reproducir, no se puede mitigar este impacto. Si quieren hacer la represa van a tener que hundir esas reófitas, eso que quede claro. Cuando yo me senté con ellos a hablar, ellos me dijeron que querían conocer el río, que querían bajar por él, y yo los invité a que fuéramos, porque no lo conocen.

Semana.com: ¿Ustedes qué proponen para esta zona, teniendo en cuenta que la energía es necesaria para el país, que ya pasó por una crisis hace poco debido a la sequía?

J.D.: Creemos que allí se puede hacer un parque geológico con energías alternativas. Las grandes líneas son turismo, valoración de ecosistemas únicos con una base comunitaria, generación de otras energías y protección del contexto de postconflicto. Nosotros queremos ser socios de Argos y Celsia en esto.

Semana.com: Justo el tema del postconflicto ha sido uno de sus argumentos.

Arnulfo Berrío: Sí, a mí que no me vengan a decir que el proyecto no va a desplazar gente, porque sí lo hará. Yo soy de El Prodigio, por ahí va a pasar la carretera que pasaría para el llegar al proyecto, todos nosotros nos vemos afectados, las personas que viven en la zona a inundar son retornados y ahora van a tener que salir de su región, de la región que quiere porque llega el progreso.

Semana.com: Pero en gran medida los campesinos que se van a reasentar lo que quieren es una buena negociación, además porque muchas familias son unipersonales…

A.B.: Los que están a favor son los que se benefician. Vea, nosotros estamos haciendo desde hace años las fiestas del retorno en el corregimientos, la idea es incentivar que la gente vuelva a su territorio, pero con estas condiciones ya va a ser imposible.