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| Foto: Daniel Reina

CONMEMORACIÓN

"Nunca sentimos que sobrevivimos a algo horrible"

Aunque eran muy pequeñas, Gabriela y Sofía Aldana recuerdan lo que sucedió esa noche y cómo Luz, la empleada que las cuidaba, fue su guía en la oscuridad.

2 de febrero de 2013

Las tardes de los viernes eran divertidas para las hermanas Gabriela y Sofía Aldana, de 6 y 4 años. Asistían a clases de pintura en la zona de niños y tomaban onces en la zona de squash, bajo el cuidado de su empleada, Luz Herminda García. Ese día habían invitado a tres amigas. Como Luz no podía cuidar a 5 niñas en las canchas de squash, comieron en la zona infantil.


Las pizzas y gaseosas saltaron por el estruendo, la puerta de vidrio explotó y se fue la luz. A las niñas les dio risa nerviosa, pero a Luz ganas de llorar. Revisó que ninguna estuviera herida y las llevó hacia la salida. Afuera las niñas vieron heridos con sangre, gente sin ropa, bomberos, familiares angustiados por sus seres queridos. Entendieron que algo “malo” había pasado y empezaron a llorar y a preguntar por su familia. No sabían que sus abuelos, que vivían a pocas cuadras, habían corrido desesperados para buscarlas cuando oyeron el estallido. Finalmente, las encontraron en un edificio aledaño. “Nos abrazamos todos”, recuerda Luz, con los ojos aguados, porque no ha vuelto a hablar del tema en diez años. 

Las Aldana, en cambio, sí lo han hecho y además han escrito y pintado sobre la experiencia. Durante un tiempo durmieron en la cama de sus papás, pues cuando anochecía se ponían nerviosas. Al poco tiempo, la familia se mudó a un apartamento que quedaba más cerca del club y desde donde las niñas observaban su reconstrucción por una ventana. El día que reabrieron la sede, fueron ellas las que más insistieron en volver.