CONFLICTO
Negociación con el ELN, ¿esta vez sí?
La esquiva negociación con el Ejército de Liberación Nacional parece que al fin despegará. La libertad de Odín Sánchez ya tiene fecha. De arrancar, este será un proceso muy distinto al de La Habana.
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Se ha anunciado tantas veces –sin concretarse– el inicio de la fase pública de negociación del gobierno con la guerrilla del ELN, que cuesta mucho darle crédito a ese proceso. Esta semana, desde Ecuador, las partes hicieron un nuevo anuncio y, aunque el escepticismo es mayor, si se cumple quedarían atrás 11 meses de estancamiento de la mesa de negociación.
La guerrilla se comprometió a liberar al político Odín Sánchez Montes de Oca el próximo 2 de febrero y ese mismo día el gobierno sacará de prisión, en calidad de gestores de paz, a Juan Carlos Cuéllar y a Eduardo Martínez Quiroz, ambos recluidos en la cárcel de Bellavista, en Medellín. Ellos se sumarán a la delegación del ELN en la mesa de paz. Además, el gobierno se comprometió a tramitar ante un juez un indulto para otros dos integrantes de esa guerrilla que tienen problemas de salud y están recluidos en una cárcel en el departamento de Santander. Si ello ocurre, cinco días después, el 7 de febrero, se instalará al fin la mesa pública con lo que se da inicio a la fase formal de negociación para la cual ya hay pactada una agenda de seis puntos.
Aunque hasta ahora el proceso con el ELN se ha caracterizado más por los frenazos que por los avances, esta vez hay elementos para alentar un moderado optimismo. Lo primero es que el anuncio desde Quito fue hecho por el nuevo jefe negociador del gobierno colombiano, Juan Camilo Restrepo, y por Pablo Beltrán, jefe de la delegación de la guerrilla, luego de cinco días de reuniones a puerta cerrada. Durante ese tiempo se acordaron los protocolos que se seguirán para concretar las liberaciones que se darán de lado y lado, con la participación del Comité Internacional de la Cruz Roja y el acompañamiento de los países garantes y de la Iglesia católica. Parecería que todo está dado para desempantanar la mesa.
El caso de Odín Sánchez, quien cayó en poder del ELN desde abril del año pasado cuando se intercambió por su hermano Patrocinio, ha sido la talanquera del proceso, además de otros secuestros. El ELN insistía en que esa libertad debía discutirse en la mesa y el gobierno se negaba a sentarse hasta que el político regresara a su hogar. Ahora parece que las partes encontraron la fórmula para destrabar el asunto, por lo menos esa es la gran expectativa para el 2 de febrero.
La proyectada mesa de negociación con el ELN será algo muy distinto a la experiencia de La Habana. Mientras que con las Farc se adelantó una discusión hermética y bilateral, la mesa de Quito será abierta y tendrá cuando menos tres lados, pues la sociedad civil será parte activa. Los detalles y el mecanismo de cómo se adelantará la participación de la ciudadanía es justamente el primer asunto en la agenda para discutir. Los otros cinco puntos son democracia para la paz, transformaciones para la paz, víctimas, fin del conflicto e implementación.
También está acordado que en paralelo al primer punto de la agenda, las delegaciones hablarán de las medidas para reducir progresivamente la intensidad de la confrontación armada. La meta es alcanzar, aun antes de abordar los puntos finales de la agenda, un cese bilateral anticipado. Ante el descrédito con el que arrancará el proceso por los reiterados tropiezos, serían muy oportunos pasos concretos que pongan al país a ver de frente la llamada paz completa. Y luego de tanto tiempo perdido, enrutar la mesa urgentemente hacia ese puerto puede ser un aporte significativo de la sociedad civil. Pero para imaginar todo ello hay que ver primero a Odín Sánchez en libertad.