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Steven Pearlstein cree que la crisis financiera terminará a final de este año

ENTREVISTA

“Olvídense del TLC”

Steven Pearlstein, editor de negocios de 'The Washington Post' y premio Pulitzer por haber anticipado la crisis económica, analizó para SEMANA la situación mundial y dijo que Colombia debe cambiar la agenda con Estados Unidos.

14 de febrero de 2009

Steven Pearlstein se ha convertido en uno de los analistas económicos más consultados en Estados Unidos. La razón es simple: como editor de Negocios de The Washington Post, anticipó en sus columnas el naufragio de Wall Street y el peor descalabro financiero desde 1929. Por eso obtuvo el año pasado el Premio Pulitzer en la categoría de Opinión. Pearlstein recibió en su oficina al corresponsal de SEMANA Juan Carlos Iragorri, y le habló de la situación económica mundial y del TLC.

Semana: ¿Qué piensa del plan de estímulo a la economía de casi 800.000 millones de dólares, y del plan de salvamento para los bancos?

Steven Pearlstein: Que es costoso, pero no hay remedio. Nuestra economía es grande, y también es grande el hueco del que tenemos que salir. La idea es darles un colchón de seguridad a las personas afectadas por la crisis. Me refiero a un sistema de salud y a un seguro de desempleo. El problema que tenemos es que este país gastaba el 106 por ciento de lo que producía y ahora debe gastar el 96 por ciento. Ese es un gran cambio. La idea es que los hogares y las empresas vivan dentro de sus posibilidades, y que sea el gobierno el que gasta y presta. El plan para la banca también es necesario. Pero hay un problema político. La gente quiere castigar a los bancos. El inconveniente es que para salvarlos hay que trabajar con ellos. Se puede castigar a los bancos o trabajar con ellos. Lo que no se puede es hacer ambas cosas a la vez.

Semana: ¿Cuánto va a durar esta crisis?

S.P.: La crisis financiera terminará seguramente antes de fin de año. No creo que empeore. La económica podrá durar dos años. Lo grave no es la economía de este país, sino la del resto del mundo. Es peor de lo que pensábamos.

Semana: Usted anticipó la crisis. ¿Cómo lo hizo?

S.P.: Había cosas ridículas como los precios de las compañías y las viviendas, así como las condiciones para dar dinero en préstamo. No cometí el error de pensar que la burbuja era solamente inmobiliaria. El mercado de automóviles era un buen ejemplo. ¡Se hacían préstamos de siete años para comprar uno, y los carros no duran siete años! Se vendieron 17 millones de automóviles en un año. La gente, con tantas facilidades, les regalaba uno a los niños. Eso no lo aguantaba esta economía.

Semana: ¿Ve posible que el Congreso de Estados Unidos apruebe el Tratado de Libre Comercio con Colombia?

S.P.: Aquí y en Colombia la gente debería olvidarse del TLC. Al tratado se le ha dado más importancia simbólica de la que tiene. La mayoría de los bienes producidos en Colombia entra a Estados Unidos sin pagar aranceles. Los partidarios del libre comercio dicen que si no se aprueba el tratado, será el fin del mundo. No es verdad. El lío es que aquí no hemos logrado que el libre comercio beneficie a los trabajadores que pierden el empleo y carecen de un seguro de salud. Mientras no lo hagamos, los norteamericanos no querrán hablar de libre comercio, pues lo asocian con el desempleo. Además, Colombia no es tan importante para nosotros. Casi ningún país lo es, y por eso vamos a decir que no. Y no es que estemos contra Colombia. Es la situación económica actual. Allá no deberían rasgarse las vestiduras ni sentirse ofendidos.

Semana: ¿Qué debería hacer el presidente Álvaro Uribe, que ha insistido tanto en el TLC?

S.P.: Debería entender que no es un buen momento para eso y, más bien, aumentar el libre comercio entre los dos países bajo el sistema actual de preferencias arancelarias. Mire: para Colombia, la ventaja de tener un TLC es que las multinacionales de Estados Unidos podrían establecerse allá y exportar. Pero hoy día eso no va a suceder. Incluso con tratado vigente, Colombia no se va a perder de nada en los próximos dos o tres años. Deberían ser más realistas, menos emotivos. Sería útil que el presidente Barack Obama se reuniera con el presidente Uribe para hablar de cosas distintas al comercio, y aplazar el tema hasta cuando Estados Unidos recupere la forma. Obama debería pedir tiempo para arreglar la casa. Aquí estamos dispuestos a tragarnos ese sapo. n