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ANÁLISIS

Operación Emmanuel

La película sobre el hijo de Clara Rojas no revela nada y no tiene por qué indignar. Curiosamente lo que más llama la atención es quién es de verdad el misterioso campesino que inspiró esta historia. , 336874

16 de marzo de 2013

La gran polémica que ha despertado la película Operación E, sobre Emmanuel el hijo de Clara Rojas, ha sido en cierta forma una tormenta en un vaso de agua. A pesar de las demandas y apelaciones que se han presentado para exhibir o no exhibir la cinta, la verdad es que tiene muy poco de revelador, menos aun de controversial y prácticamente nada de ofensivo.


Aunque la discusión ha sido presentada como un conflicto entre los derechos de los niños, la libertad de expresión y los derechos económicos, dado el contenido de la película ninguno de estos aspectos amerita la polémica que se ha creado. En la hora y media de duración solo hay una escena fuerte: la recreación del parto que dio vida al niño, en la cual el director logra impactar, a través de sonidos y objetos, sin mostrar en ningún momento a la madre. En realidad tal vez lo más desconcertante del largometraje es que en este nunca aparece Clara Rojas.

La película tiene su origen en la versión de José Crisanto Gómez, un supuesto campesino que habría sido quien cuidó a Emmanuel en la selva por encargo de las Farc. La historia es la ya conocida por todo el mundo. Clara Rojas, exfórmula vicepresidencial de Ingrid Betancourt, tuvo en cautiverio a un niño en un dramático y doloroso parto. Las Farc se lo arrebatan y se lo entregan, enfermo y malnutrido, a José Crisanto Gómez. 

El niño sufría de una fractura en un brazo, padecía leshmaniasis y paludismo y tenía múltiples picaduras de insectos. Esa situación obliga al campesino a llevarlo a un hospital en un corregimiento del Guaviare, donde el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar toma su custodia. Mientras tanto, se monta un operativo gigantesco para la liberación del niño por parte de las Farc que es liderado por Chávez. El gobierno de Álvaro Uribe descubre que este grupo no lo tiene y se apunta un gran éxito político mostrando al niño y demostrando que las Farc estaban mintiendo.

Como era de esperarse, el campesino protagonista de esta historia queda como un héroe. Es presentado como un humilde trabajador del campo víctima de la crueldad de las Farc al que le entregan un bebé moribundo. Este les quita el pan de la boca a sus cinco hijos y acepta a la criatura como suya. Para poder llevar al niño a un hospital, una noche huye con toda su familia en medio de la manigua. 

La guerrilla lo persigue, lo encuentra, lo encañona y lo lleva hasta donde el Mono Jojoy, a quien se enfrenta valerosamente cuando le reclama al niño de vuelta. Y ahí emprende otra huida hasta que el Ejército lo rescata de una iglesia donde se ocultaba y lo lleva en un vuelo chárter a Bogotá. Después de esa odisea, a ese buen samaritano le cae la Justicia. Lo someten a un proceso kafkiano acusado de rebelión, secuestro y concierto para delinquir, y por esta razón termina cuatro años en la cárcel. Mientras tanto su familia mendiga en las calles de Bogotá para sobrevivir, antes de que un juez finalmente lo declare inocente.

Con motivo del estreno de la película Yamid Amat entrevistó la semana pasada dos días seguidos a José Crisanto Gómez. Lo que llamó la atención es que la actitud y la personalidad que refleja son lo menos parecidas a las del héroe de la película. En lugar de ser un campesino iletrado resultó ser un hombre inteligente, preparado y analítico. Hizo bachillerato en Bogotá antes de irse al monte. Habla con propiedad de leyes y después del éxito de su libro sobre Emmanuel piensa convertirse en autor literario. Su próxima obra será sobre los cultivos ilícitos. 

Pero sin duda alguna lo que más sorprende es el discurso que maneja sobre el conflicto armado. Crisanto utiliza cada oportunidad que tiene para desacreditar a la guerrilla. Oírlo hablar es como leer una columna de Plinio Apuleyo Mendoza o de Fernando Londoño. “Mi historia demuestra el discurso disfrazado de ilusionismo, romanticismo y progresismo al que nos ha acostumbrado las Farc. Ellos manipulan y esclavizan a la población campesino” Si Crisanto es un humilde campesino, definitivamente es un humilde campesino de derecha. 

En sus reciente entrevista con Yamid ha salido a flote un elemento conmovedor que no fue registrado en la película. Mientras vivía su calvario de la cárcel su esposa se fue con otro. Tan pronto lo liberaron le devolvió los siete hijos que tenían. Ahora su prioridad es sacarlos adelante y se autodescribe como “un gallo solitario con muchos pollitos”.