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A pesar de que Clara López fue la candidata vicepresidencial de Gustavo Petro, se ha convertido en su mayor contradictora en el Polo.

POLÍTICA

Y de la oposición, ¿qué?

La pelea de Gustavo Petro con el Polo Democrático debilita aún más la frágil oposición al nuevo gobierno.

7 de agosto de 2010

Ningún gobierno desde que terminó el Frente Nacional había arrancado con una oposición tan débil como la que tiene el de Juan Manuel Santos. En el Congreso, de 268 parlamentarios que se posesionaron el 20 de julio, 234 apoyan abiertamente al nuevo Presidente y hacen parte activa de la nueva coalición gobiernista.

En términos del respaldo parlamentario, Santos heredó el apoyo de quienes estaban con Uribe, pero también le sumó parte de la fuerza de quienes se oponían a él. Con la entrada de Cambio Radical y el Partido Liberal al proyecto de Unidad Nacional, la mayoría de políticos dejó de estar en los extremos del uribismo y el antiuribismo, y se dibujó un panorama político distinto. "En el Capitolio hay una identificación mayoritaria con el gobierno. Se respira un nuevo aire", afirma el presidente del Congreso, Armando Benedetti.

En la práctica, la única bancada que queda en la oposición es la del Polo Democrático. No en vano, los ocho congresistas del Partido Verde -principal opositor de Santos en campaña porque su candidato, Antanas Mockus, se enfrentó a él en la segunda vuelta-, no se declaran opositores del gobierno. "Apoyaremos lo bueno y rechazaremos lo malo", se limitó a decir Mockus el día de su derrota.

Pero la semana pasada, cuando estallaron las profundas diferencias que existen entre Gustavo Petro y la dirigencia del Polo, quedó en duda la posibilidad de que esta fuerza política le haga a Santos una oposición tan dura como la que le hizo a Álvaro Uribe.

Después de casi un año de negativas de la dirigencia del Polo a nombrarlo como su presidente, Petro intentó hacer valer el millón y medio de votos que obtuvo en las urnas para armar una especie de disidencia. "En el Polo no están interesados en un diálogo nacional, pero yo seguiré acercándome a otras fuerzas para promover reformas en materia de tierras, derecho al agua y reparación a las víctimas", dice Petro, mientras repite que eso fue lo que hizo cuando buscó, la semana pasada, la interlocución de la Alianza Social Indígena y del liberalismo.

Aunque Petro y el Polo no pueden convivir, la pelea que tienen desde hace más de año y medio les hace un profundo daño a los dos. El Polo sin Petro se queda sin un líder natural que en la última campaña se ganó a la opinión, se convirtió en una revelación política y quedó en fila india para las próximas elecciones. Y Petro sin el Polo se queda con dos alternativas, ninguna de las cuales es fácil: entrar al Partido Verde o armar su propia plataforma para lanzarse a la Presidencia en 2014.

La primera es prácticamente imposible. Entre los codirectores del Partido Verde está Enrique Peñalosa, quien -por cuenta de las profundas diferencias políticas que tiene con Petro- se opuso a que este hiciera una alianza con Antanas Mockus durante la campaña. Y la segunda alternativa, armar un partido propio, podría ser todavía más difícil para Petro. La experiencia de Sergio Fajardo en la última campaña dejó en claro que recoger firmas es desgastador y que nadie puede llegar a la Presidencia sin una estructura como la que brindan los partidos políticos consolidados. "No vemos a Petro recogiendo firmas. Tampoco acudiendo a personerías como la de la Alianza Social Indígena. Su estructura política está en el Polo y nada más que en el Polo", dice uno de sus asesores.

Dos días después de que estallara la crisis política en el Polo Democrático, el nuevo gobierno anunció que reglamentará el Estatuto de la Oposición, tarea pendiente desde 1991. Ahora está en manos de la dirigencia de esta colectividad la posibilidad de aprovechar la actual escasez de contradictores del gobierno para lucirse en la oposición. Para eso tendrá que encontrar una salida a la disyuntiva entre la "oposición radical" que quieren la mayoría de sus miembros y el "diálogo" nacional que prefiere Gustavo Petro. De no lograr acuerdos que se ajusten a la coyuntura, es claro que sus peleas internas abrirán las puertas al unanimismo parlamentario y debilitarán aún más la oposición.