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Óscar Iván Zuluaga es la carta del uribismo y principal contendor de Santos de cara a las elecciones del 2014. | Foto: Diana Sánchez

PERFIL

Óscar Iván Zuluaga, el hombre a vencer

Aunque habrá más candidatos, el dirigente uribista se erige como el más fuerte adversario de Santos.

20 de noviembre de 2013

La historia política de Colombia está a punto de vivir un capítulo reamente asombroso. El presidente Juan Manuel Santos Calderón se prepara para un duelo en las urnas con su mentor, el hombre que lo llevó a la primera magistratura: Álvaro Uribe Vélez.

En efecto, hace cuatro años a pocos se les habría ocurrido que estos dos dirigentes terminarían en orillas opuestas y seduciendo cada cual por su lado al electorado. Hoy por hoy, Santos tiene en Uribe su mayor crítico, su más duro adversario. Como Uribe no puede lanzarse de nuevo a la Presidencia, formó un movimiento que defiende con ahínco su ideario y que tiene su propio candidato con la misión de desbancar a Santos del poder.

Lea aquí el discurso de Óscar Iván Zuluaga.

Se trata de Óscar Iván Zuluaga (Pensilvania, Caldas, 3 de febrero de 1959), exministro de Hacienda con gran conocimiento de los asuntos del Estado pero con una dificultad que hasta ahora no ha podido vencer: la barrera de la indiferencia de la opinión pública. Como escribió SEMANA en su edición impresa, “no le va a quedar fácil, pues, paradójicamente, es más estadista que agitador de masas”.

Sus credenciales como economista serio, estudioso de la cosa pública y trabajador diligente y responsable son conocidas solamente por sus allegados y por los habitantes de su región. Para el grueso del país aún es relativamente desconocido y su trayectoria como congresista y ministro de Hacienda de Uribe es registrada por el mundo político pero ignorada por la mayoría de los colombianos, aunque en las últimas encuestas ha mostrado un repunte importante.

Es la primera vez del ahora candidato porque su recorrido por todo el país nunca se tradujo en un avance en las encuestas, las cuales nunca superaron un dígito. Ahora, con las credenciales de candidato presidencial y con la mira puesta por los ciudadanos en que es el hombre de Uribe contra Santos, va a cambiar naturalmente.

Sin embargo, en términos generales se podría decir que el hombre que enarbola la bandera del Uribe Centro Democrático en la campaña que arrancó oficialmente en la noche de este miércoles 20 de noviembre es un producto más sólido que taquillero.

Ya lo había dicho SEMANA, eso deja la responsabilidad de vender el producto más que nunca en los hombros del expresidente Álvaro Uribe Vélez. El resultado dependerá en gran parte del número de curules que obtenga su movimiento en las próximas elecciones de Congreso. Los resultados se calculan en alrededor de 12 millones de votos. Los uribistas hablan de un caudal no inferior a tres millones de votos que se podrían traducir en unos 30 escaños en el Senado. 

Sin embargo, si se revisan las cifras de la última votación al Congreso, parecería que esa meta no es fácil de obtener. El Partido de la U obtuvo la mayor votación en el 2010 y ascendió a 2.792.944 votos. En ese momento era el partido del gobierno y contaba con el enorme prestigio de Uribe, la maquinaria de todos los caciques que lo apoyaban y todas las gabelas del Ejecutivo.

Las banderas de Zuluaga tendrán que ser las que el expresidente le ha impuesto a su cruzada política desde la oposición. Aunque la retórica es la misma de los tres huevitos, agregándole diálogo popular y Estado austero, en realidad, los ejes de sus propuestas en la práctica son dos: romper de una el proceso de paz y desacatar oficialmente el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el mar territorial.

Todo se resume en una tarea que trae bastante rating, pero que llevarla a la práctica encierra múltiples dificultades. Para muchos, así toque tragarse unos sapos muy grandes, es mejor el país en paz que echando plomo. Por eso, a Zuluaga le va a quedar muy difícil derrotar a Santos. Aunque, claro, tiene el respaldo del expresidente Uribe, uno de los políticos más populares en la historia del país. Y eso, en política, es un factor que no es nada marginal.