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Mapa geográfico, estadístico e histórico de Colombia dibujado por J. Finlayson en 1822 comparado con el actual en el que se señalan los procesos de deslinde en la actualidad.

GEOGRAFÍA

Los otros Belén de Bajirá

La cuna de Diomedes Díaz y la antigua zona de distensión del gobierno de Andrés Pastrana están en la lista de casos a resolver. Le mostramos cuáles son y por qué han surgido estas disputas históricas de tierras.

17 de junio de 2017

¿En dónde empieza Norte de Santander y termina Santander? ¿En dónde Antioquia y Córdoba? Estas son algunas de las controversias que hay en los departamentos y municipios de Colombia. El reciente pleito entre Antioquia y Chocó por Belén de Bajirá es apenas la punta del iceberg, en fila hay otros problemas de linderos que no se han resuelto desde el siglo pasado.
 
Los límites de la tierra en el país han sido un lío mayúsculo. A este pedazo de América que fue llamado por los primeros españoles que llegaron como “Tierra Firme” la empezaron a dividir desde esa época y al sol de hoy lo siguen haciendo.

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Solo como para tener una idea de lo que ha sido el largo camino recorrido en la determinación de los límites, fue hasta 1864 que se elaboró el primer mapa oficial, es decir pasaron 54 años desde la insurrección independista. En ese entonces el mapa lo supervisó el general Mosquera y lo dibujó Manuel María Paz basándose en los trabajos de Agustín Codazzi.
 
Precisamente, en honor a Codazzi, en la actualidad es el Instituto Geográfico Agustín Codazzi el encargado de estudiar los ‘chicharrones’ que todavía existen. El trabajo ha sido arduo, según los registros del Igac en 1993 había 19 conflictos interdepartamentales y 89 intermunicipales. En la actualidad están en proceso de deslinde cuatro casos entre departamentos y nueve entre municipios –todos de Sogamoso con sus vecinos-.

(Navegue en el mapa de Colombia y deténgase en las zonas señaladas con colores para ver los lugares en los que hay controversias con los límites)
 
 


 
¿Por qué existen estos problemas en Colombia? La explicación la dio Orlando Fals Borda antes de fallecer, en un texto dedicado a la distribución territorial que hizo junto a Miguel Borja.
 
“Para empezar, recordemos cómo es que hemos heredado los actuales límites departamentales y municipales: ellos no nacieron porque sí en el mapa oficial, y su trazo actual no les hace, por eso mismo, intocables o eternos.  Se decidieron en circunstancias concretas en un momento dado por gente de carne y hueso, con intereses o ignorancias palpables.  En efecto, los actuales límites son por regla general resultado de imposiciones verticales, autoritarias y a veces violentas, externas a los pueblos de base afectados, decisiones que a veces nos vienen desde hace siglos”, explicaron en 1998.
 
La cuna de Diomedes Díaz
 
El cacique de La Junta nació precisamente en Carrizal, una de las poblaciones que están en disputa entre Cesar y La Guajira. Estos dos departamentos hermanos tienen sus límites más por tradición que por mapas. Las disputas surgieron por las poblaciones de Potrerito, Primer Rincón, Carrizal y Veracruz, que en la actualidad pertenecen al municipio de San Juan del Cesar (La Guajira), que también reclama Cesar.
 
“Nosotros hemos tenido como límite tradicional el arroyo de la Malena, que queda al pie de Patillal, luego ahí hay una serie de veredas como Carrizal y Potrerito. Nosotros hemos aportado muchas evidencias de que han sido asistidas en salud, educación por San Juan del Cesar, nuestro municipio, que se llama así por el río Cesar, que es un río muy guajiro”, cuenta Weildler Guerra, el gobernador de La Guajira, mientras se acuerda de unos versos: “Hay una canción vallenata de Marciano Martínez que dice ‘mi madre una vieja tanquera (de Cesar) mi padre un guajiro, como el río Cesar’”.
 
Según Guerra, en el 2013 surgió la polémica en el Concejo de Valledupar de que esas veredas les pertenecían, y la situación llegó a la Comisión de Ordenamiento Territorial del Congreso.
 
“Además, se dio la expansión urbana. Nacieron tres pequeños barrios de invasión al otro lado del arroyo de La Malena, en el corregimiento de Patillal (Cesar), y es lógico que ellos quieran ser atendidos por sus paisanos, nosotros tenemos unos nexos muy fuertes, compartimos la misma música, nuestras familias están emparentadas. No somos Belén de Bajirá que estaba entre dos universos totalmente distintos”, explicó Guerra.
 
Efectivamente el Igac le dio la razón a La Guajira en su concepto. Este fue el primer caso interdepartamental que resolvió el Igac bajo la Ley 1474 de 2011, la más reciente hecha para este tema. El análisis que hizo el instituto pasó a manos del Congreso, a quien le corresponde fijar o modificar el límite.
 
Pero, si llegan a cambiar los linderos entre los dos departamentos entonces Diomedes Díaz ya no sería recordado como un guajiro sino como un cesarense.
 
Dudas en la que fue la zona de distensión
 
Entre Meta, Caquetá y Guaviare hay problemas en los límites. Todo empezó en 2012 por las inquietudes que rondaban en las comunidades de San Vicente del Caguán y La Macarena por saber a dónde pertenecía el sector de Los Pozos, en donde hay pozos petroleros. Esta vereda es recordada por haber sido el epicentro de los diálogos entre el Gobierno de Andrés Pastrana y las Farc, fue parte de la zona de distensión.
 


 
En este caso hay unas pistas claras: las leyes con las que fueron creadas los departamentos que especifican sus linderos, aunque no del todo claro. Esto es una ventaja en el proceso si se tiene en cuenta que solo el 50% de las leyes que crearon los departamentos en el país describen sus linderos.

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Según el Igac, el quid del asunto está en encontrar el nacimiento del río Ajajú y especificar la cima de la cordillera que divide las aguas que van al río Guayabero de las que fluyen al río Caquetá.
 
La cuestión es que cada parte en el pleito pone sobre la mesa su interpretación del nacimiento del río Ajajú, por ejemplo. Además, el proceso no se ha resuelto con tanta celeridad debido a dificultades propias del lugar.
 


Este es el mapa actual que muestra la ubicación del sector de Los Pozos.

“Hemos tenido dificultades para avanzar por razones de orden público, accesibilidad, condiciones climáticas y del terreno. Es muy selvático en algunas zonas, toda una expedición ir y hasta este año empezamos los trabajos de campo”, explicó a SEMANA Víctor Manuel Morales, presidente de la comisión de deslinde en este proceso.
 
A medida que avanzaba el proceso de estudio, Meta solicitó que se incluyera a Huila, todo por estas palabras que están en la ley con la que se creó el departamento: “De ahí sigue en dirección general N. W., por toda la cima de la cordillera que divide las aguas que van a río Guayabero de las que fluyen al río Caquetá, hasta el punto más alto del Cerro Neiva, en la Cordillera Oriental, sitio en donde concurren los territorios del Meta, Caquetá y Huila”. Y justo se descubrió que hay una población llamada Cerro Neiva en el Huila que está más allá del filo de la cordillera y que podría cambiar el límite de Meta.
 
Las otras controversias
 
Entre Antioquia y Córdoba existe un conflicto desde los años 60s por los límites en las zonas de Puerto Rey, Carrizal, Campoalegre y río Pagadó, y está en proceso de deslinde. Lo mismo ocurre entre Atlántico y Bolívar por los sectores de San Pedrito y Galerazamba, donde hace unos años había una próspera mina de sal, y ahora hay interés por el volcán del Totumo en el que populan los turistas que buscan un baño de lodo.
 
Y esto no es todo, existen otras controversias sin estudiar por el Igac, ya sea porque ningún gobernador lo ha pedido o porque el instituto no lo ha hecho por oficio al no tener suficientes bases. Por ejemplo, entre Boyacá y Norte de Santander por Cubará y Toledo, respectivamente. “El problema se originó por la ocupación del territorio conocido como El Sarere, y se avivó por la perforación de un pozo exploratorio de hidrocarburos denominado Gibraltar I, pero ante los resultados negativos la expectativa decayó y el proceso se estancó”, explica el Igac.
 
Precisamente, cuando se da un conflicto interdepartamental que no da tregua es común que sea porque el terreno en disputa tiene riquezas que a las partes les interesa.

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Y no hay que olvidar que cuando se logran modificar los límites también hay consecuencias. “La definición de un límite territorial nos envía automáticamente a un espacio social, no solo crea identidades colectivas, sino las dinámicas socioculturales y económicas del desarrollo del lugar de acuerdo a sus recursos naturales, en el caso colombiano, además es el instrumento para acceder a los aportes nacionales, principal fuente de ingresos de los municipios”, le explicó a este portal René Carrazco Rey, experto en urbanismo y docente de la Universidad Nacional.