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¿Pacto secreto?

William, el hijo de Miguel Rodríguez Orejuela, quien se entregó a los gringos, escogió a un abogado experto en negociar con la justicia norteamericana.

27 de enero de 2006

Humberto Domínguez, un abogado cubano norteamericano de unos 44 años, tiene fama en el ambiente jurídico de Florida de convencer a sus clientes de que es mejor un buen arreglo que un mal pleito. Fue él quien convenció al narcotraficante Víctor Patiño Fómeque de que cambiara la idea de ir a juicio y se declarara culpable. Le fue bien. Su libertad definitiva está en proceso. También logró que quedara libre un narco de la 'Operación Milenio', considerada en 1999 como una de las más grandes operaciones contra las drogas, que terminó con la condena a 30 años de prisión de Fabio Ochoa. Y dicen que quien lo contrata, lo hace porque está seguro de que va a colaborar con la justicia.

Ahora es el abogado de William Rodríguez Abadía, el hijo consentido de Miguel Rodríguez Orejuela. En diálogo con SEMANA Domínguez sostuvo que en la entrega no hubo acuerdo específico, pero que él en sus casos nunca descarta una negociación con la justicia. "Es muy temprano para tomar una decisión porque aún no he analizado las pruebas", dijo el jurista.

William Rodríguez, quien era solicitado en extradición desde 2002, se entregó voluntariamente a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), en Panamá, el lunes de la semana pasada. De inmediato fue trasladado a Miami, Florida, en donde lo esperaba un grupo de agentes de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE). Rodríguez está acusado de tráfico de narcóticos, lavado de dinero, conspiración y obstrucción a la justicia, dentro del mismo caso que tiene en una prisión federal a su padre Miguel y a su tío Gilberto Rodríguez Orejuela. Dos días después, el 18, William compareció por primera vez ante el magistrado Robert Duvey y se declaró inocente. Ese mismo día, su abogado en Colombia, Jorge Luis Gutiérrez, les dijo a los periodistas: "William adelantó negociaciones en medio de gran reserva". Y así fue.

Cuatro meses antes de la entrega, sus abogados entraron en contacto con la justicia norteamericana. Le hicieron saber que su cliente no quería seguir huyendo. No quería entregarse en Colombia, por falta de garantías. Quería evitar un año tras las rejas de Cómbita y su estado de salud era delicado por una enfermedad renal que lo atormenta desde niño. Todo esto hizo que acelerara la decisión de entregarse, después de estar casi tres años prófugo de la justicia. "Fue la mejor decisión que pudo tomar. Ya era hora de que arreglara su situación", dijeron en una rueda de prensa en Cali, sus primos Alexandra y Jaime Rodríguez.

Para las autoridades colombianas y estadounidenses, Rodríguez Abadía asumió la jefatura del cartel cuando su padre Miguel y su tío Gilberto cayeron presos en 1995. Y hay quienes sostienen que su entrega forma parte de un posible arreglo que se viene tramitando poco a poco entre los Rodríguez Orejuela y la justicia norteamericana. Todavía queda mucho tiempo para conocer la verdad. Sólo en septiembre comenzará el juicio al que tienen que comparecer los tres y hasta el último momento tienen la opción de declararse culpables y llegar a un acuerdo con la justicia norteamericana.

William Rodríguez, de 40 años, pidió, antes de su entrega, que le garantizaran unas condiciones de reclusión mejores a las que hoy enfrentan Gilberto y Miguel Rodríguez. Hasta ahora, el Bureau de Prisiones le ha cumplido. " Tiene atención médica, su dieta es controlada, le permiten hacer ejercicio. Es decir, le están dando un tratamiento humanitario, aunque no está al lado de su padre y su tío ", le dijo a SEMANA su abogado desde Miami.

No es la primera vez que se habla de estas consideraciones. Ya Rodríguez Abadía había intentado dos veces su entrega voluntaria, pero no llegaron a ningún acuerdo. En ambos casos, su esposa y sus abogados hablaron con la Policía colombiana y agentes de la DEA en Bogotá, a quienes les propusieron siempre que se entregaría en el exterior. Estos mismos agentes se sorprendieron cuando conocieron la noticia de su entrega voluntaria, que les cayó como una bomba.

La DEA recopiló pruebas contra William Rodríguez para ser juzgado en una corte del Distrito Sur de Nueva York, donde hay otro proceso contra su tío Gilberto, en las que asegura que en 1999 el heredero planeó con Fernando Henao Montoya el envío de cinco toneladas de cocaína a Estados Unidos. Pero de nuevo fracasó en su intento. Esta vez, el hijo de Miguel Rodríguez prefirió entregarse para ser procesado en la Corte del Distrito Sur de Florida, dentro del mismo caso de su padre y de su tío.

Quien salió ganando fue el agente especial de Aduanas Edward Kacerosky, quien conoce como nadie las actividades de los ex jefes del cartel de Cali, pues dirigió una de las investigaciones judiciales más importantes en Estados Unidos durante los últimos 15 años, conocida como "Piedra Angular", en la que estaban vinculados los Rodríguez Orejuela.

William es el único de los 15 hijos, 21 sobrinos y 30 nietos de los Rodríguez que estaba pedido en extradición por la justicia de Estados Unidos. Es abogado penalista. Estudió en Chicago y España. Trató de mantener un bajo perfil mientras fue miembro de las juntas directivas de las empresas de su familia. Sin embargo, su nombre salió a relucir cuando fue víctima de una vendetta entre narcotraficantes en Cali, en 1996. En 1997 le cancelaron la visa a Estados Unidos. En 2002 fue solicitado en extradición, y en febrero de 2003, por primera vez la Dijín allanó su residencia, al oeste de Cali, al igual que la de su hermana, su madre y su suegra.

Según la familia Rodríguez Orejuela, en los últimos seis años las autoridades los han allanado en 200 ocasiones. Todos están en la Lista Clinton. No pueden tener cuentas corrientes, ni seguros de vida, ni escoltas. Sus bienes están en proceso de extinción. Y a lo que más le temen es a una extradición masiva. Han acudido a todas las instancias nacionales e internacionales, incluidas la Iglesia y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y sus esfuerzos han resultado infructuosos.

Hace un año, SEMANA reveló un documento de cinco páginas, redactado por Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, en el que plasmaron una serie de propuestas para ofrecerle a la justicia norteamericana. En uno de sus apartes decía: "Los miembros de la familia que no tengan cargos criminales en su contra y quienes permanezcan viviendo en Colombia o cualquier parte del mundo deben tener la garantía de que el acuerdo lleva a un final a todas las amenazas de ser acusados formalmente de conductas pasadas". Otro de los apartes se refería a Rodríguez Abadía. "Como parte de la negociación global, William se entregaría a la justicia y se declararía culpable en el caso de Miami para ser sentenciado a no más de diez (10) años con la posibilidad de que se acepte una colaboración en casos de corrupción y terrorismo. Su esposa y sus hijas tendrán que recibir visas para poder permanecer en Estados Unidos mientras sirve su pena".

Este "acuerdo global" ha sido negado insistentemente por la familia y los abogados de los Rodríguez Orejuela. Sin embargo, SEMANA le formuló esta inquietud a Domínguez, el nuevo defensor de William Rodríguez, quien dijo: " Por razones humanitarias sí vamos a solicitar que su señora y sus niñas estén cerca de él". ¿Será todo una simple coincidencia? n?