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Palmira, ubicada a escasos 30 minutos de Cali, se presenta como la segunda ciudad más violenta del Valle. | Foto: Élmer Agudelo / Diario Q' hubo

JUDICIAL

La violencia no para en Palmira, Valle

Esta vez asesinaron a tres miembros de una familia, incluido un menor de dos años. Su hermanito, de cinco, se salvó.

6 de noviembre de 2013

Los vallunos aún no se reponen de la muerte anunciada de la joven Diana Castañeda, que luego de sobrevivir a 95 puñaladas y denunciar a sus presuntos atacantes en Ansermanuevo, Valle, apareció descuartizada en un costal.

Y ahora padecen otra macabra historia de sangre, dolor y muerte, donde las víctimas fatales son una pareja de esposos y su hijo de dos años de edad, que fue degollado. Milagrosamente otro menor de cinco años sobrevivió al ataque criminal, pese a tener heridas de cuchillo en el cuello.

Lo más paradójico de ambas historias es que todo parece indicar que en el caso de la familia degollada, una de las víctimas también había denunciado al que es considerado el principal sospechoso de la masacre.

Ese horrible caso judicial ocurrió en la madrugada de este martes 5 de noviembre en Palmira, Valle, la segunda ciudad más importante de ese departamento, después de Cali, y una de las más violentas de la región

Según las primeras versiones oficiales, todo indica que el triple crimen fue cometido por otra persona que ingresó a la vivienda familiar, ubicada en la urbanización Bicentenario del municipio.

Aunque la masacre fue perpetrada en horas de la mañana, solo al mediodía del martes los vecinos dieron aviso a las autoridades, al observar a través de las ventanas que algo malo había ocurrido en el inmueble.

En efecto, cuando la policía ingresó a la vivienda, descubrieron la escena de horror y hallaron con vida a un niño de cinco años de edad en estado de conmoción, con cortadas en su cuello. El menor fue trasladado hacia un centro hospitalario donde recibe atención médica y protección por parte de las autoridades.

De acuerdo con el boletín policial, las víctimas fatales de ese ataque criminal son Darwin Obregón Bonilla, de 30 años de edad, un exmilitar que recibía una pensión debido a que perdió una de sus piernas en una mina antipersona. Las otras víctimas eran su esposa, Briyith Vannesa Rivera Suárez, de 26 años de edad, y el hijo de ambos, un menor de apenas dos años que fue degollado.

Lo más escalofriante de esa historia de horror es que la venganza figura como la primera hipótesis que manejan las autoridades, debido a que el exmilitar (es decir, una de las víctimas) denunció a un hombre distinguido con el alias de 'Chatarra´ por el presunto delito de hurto agravado.

El incidente ocurrió hace un año, cuando la vivienda del exmilitar fue objeto de un robo y él acudió a las autoridades para señalar a ´Chatarra´ como autor del ilícito. El supuesto ladrón está preso desde hace varios meses y a la espera de ser condenado; pese a ello, fuentes oficiales no descartan que esté tras el crimen de la familia Obregón Rivera.

De hecho, el propio coronel Mariano Botero, comandante de policía en el Valle, así lo dio a entender a medios locales, “el hombre que encontramos muerto había entablado una denuncia contra un individuo conocido como alias ´Chatarra´, por el delito de hurto agravado. Para estos días se estaba esperando la lectura de la sentencia a 'Chatarra', quien se encuentra arrestado desde hace un año. Así que no descartamos que los hechos sean consecuencia de una venganza por parte de esta persona", señaló el oficial al diario EL País de Cali.

No obstante, el propio comandante también dejó abierta la posibilidad de otro móvil, esta vez el pasional, al argumentar que la pareja de esposos asesinados, en el pasado tuvieron otras relaciones sentimentales.

Esa tesis la basa en el hecho de que el menor que sobrevivió a la masacre sólo era hijo de la mujer, y no del exmilitar. En cuanto al móvil de robo, los investigadores que atendieron el caso lo descartaron de tajo, por cuanto lograron establecer que los asesinos no se llevaron objetos de valor.

Semana.com intentó conocer la reacción oficial de las autoridades civiles de Palmira sobre ese caso en particular y sobre las estadísticas de homicidios, pero su alcalde, Rítter López, y su secretaria de Gobierno, María Eugenia Muñoz, no quisieron pronunciarse al respecto.

La importancia de sus declaraciones radicaba en que pese a los esfuerzos en materia de seguridad, desde hace varios años Palmira se ubica como la segunda ciudad más violenta del Valle, después de Cali. En el 2011 registró 292 homicidios y el año pasado la cifra descendió a 274 casos, según reportó el Observatorio del Delito que maneja la Cámara de Comercio. Pero más preocupante es que su tasa de homicidios supera con creces la de la Sultana del Valle.

Sería injusto endilgarles alguna responsabilidad directa a sus dirigentes sobre la reciente masacre de la familia Obregón Rivera, pero no hay duda de que algo está pasando en esa ciudad, en materia de seguridad.