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| Foto: Tadeo Martínez

TESTIMONIO

"Le doy gracias a Dios que ya despertó"

SEMANA habló con Beatriz, la madre de Carluin, un expandillero del barrio Carrizal en Barranquilla.

10 de septiembre de 2016

¿Por qué ingresó su hijo a la pandilla los Menores?

Más influyen los amigos en los hijos que los padres. Cuando entran por el camino de la rebeldía es problema de la calle. No sé cómo entró, lo que diga es mentira. Se enrolaba con todos los ‘pelaos’ en la esquina y cuando empezaba a llover arrancaba la tiradera de piedras.

¿Cuánto tiempo estuvo en la pandilla?

Como dos años. Ya la mayoría de los ‘pelaos’ han sentado cabeza. Carluin lleva dos años en el Ejército. Quiere seguir estudiando, pero como no ha terminado el bachillerato es más difícil.

¿Cómo le afectaban las riñas entre pandillas?

Bolsillo, mente, corazón... todo. Si partían todos los techos, a mí me tocaba comprar las láminas de eternit. Todo había que pagarlo. ¡Eso fue duro! Mi casa me la levantaron a piedra y me partieron las tejas y ventanas. Fue una pesadilla, yo le doy gracias a Dios que ya despertó (llanto).

¿Cómo manejaban el problema en la casa?

Mi esposo y yo salíamos a trabajar y volvíamos tarde, los muchachos se quedaban solos. Él hacía como que se iba para el colegio pero no asistía, se iba a la calle a joder... ya se me había salido de las manos. Es algo que uno no le desea a nadie, es feo tener un hijo pandillero.

¿Qué hacían entonces?

Cuando se armaban las peleas, me despertaba y corría a ver si me mataron al hijo, si lo balearon o lo apuñalaron. En la casa le estaban haciendo la cacería una vez. Yo llamé a la Policía y vino una patrulla. Les dije que unos muchachos lo estaban esperando para fregarlo. Y pues que lo frieguen en la calle cuando esté peleando, vaya y venga, pero que lo estén cazando en la casa, eso no está bien.

¿Qué le dijo la Policía?

Me dijo: “No, señora, usted lo que va a armar es más cuento. Búsquese un revólver antes de que le den a su hijo”. Yo le contesté que así no es, que mi hijo es descarriado igual que ellos y para eso están las autoridades, que uno no puede estar quitándole la vida a nadie. Pero me insistió: “Cómprese un arma y defienda a su hijo”.