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La movilidad dejó de ser caótica y el aire mejoró en Medellín gracias al aumento de horas y número en el pico y placa. | Foto: Pablo Andrés Monsalve

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Restricción, ¿el único escape que le queda a la contaminación de Medellín?

La contingencia ambiental que vivieron los paisas esta semana demuestra que solo a través de medidas restrictivas en movilidad se puede mejorar la calidad del aire, pues aunque las medidas adoptadas por la autoridad ambiental son ambiciosas, la contaminación sigue siendo un dolor de cabeza.

9 de marzo de 2018

El viernes en la tarde, después de tres días y medio de medidas restrictivas para la movilidad en Medellín, las estaciones de monitoreo de calidad del aire mostraban una mejoría importante: toda estaban entre calidad buena y moderada; el cielo permanecía azul y había desaparecido esa nube gris cargada de gases y toxicidad.

Aunque para muchos fue polémico un pico y placa de nueve horas diarias con restricción para seis dígitos para carros particulares, de cuatro para motos, de dos para camiones y volquetas, con restricción por nueve horas diarias, la medida fue benévola con el aire, pese a que se denunció que algunas personas sacaron sus carros con las placas tapadas con papel. La pregunta que quedó en el aire es: ¿debería mantenerse una medida más restrictiva para la movilidad?

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La contingencia vivida por la paisas esta semana fue un problema anunciado, desde hace dos años se sabe que siempre hay dos épocas del año en que la contaminación no escapa y se queda flotando en el Valle de Aburrá. El asunto es que esa contaminación sólo es evidente cuando las nubes se cierran y ocasionan un efecto invernadero que enferma. Entre los ciudadanos hubo inquietud porque la contaminación es mucha y pareciera que nada se hace.

Lo primero que han dicho las autoridades es que Medellín y su área metropolitana, al contrario de otras ciudades, cuenta con una red de monitoreo robusta que le permite tener todo un sistema de atención de contingencias y emergencias; esta red consta de 20 estaciones automáticas que monitorean el material particulado 2.5, el que más daños genera en el organismo porque se aísla en los bronquios y puede llegar a la sangre; además hay dieciocho estaciones poblacionales y dos de tráfico.

María del Pilar Restrepo, sudirectora ambiental del Área Metropolitana, dice que este sistema equivale a que en un centro médico se tengan todas las herramientas para examinar a un paciente y, después de saber qué enfermedad padece, poder atenderlo con lo que necesita: “Nosotros tenemos estaciones a lo largo de todo el Valle de Aburrá, por lo que podemos saber con exactitud cuáles zonas están en mayor riesgo y por qué, porque cada una tiene sus dinámicas”.

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Dice Restrepo que en este año de trabajo se han hecho 1.545 visitas de control a 53 Centros de Diagnóstico Automotor del Valle de Aburrá para verificar la prueba de emisión de gases que realizaron durante todo 2017 y hasta febrero 28 de 2018. Además, se ubicaron 21 puestos de control para emisiones de gases vehiculares en todo el Valle de Aburrá, así se realizaron 93.744 mediciones de gases a vehículos, de los cuáles 53.012 vehículos pasaron la prueba y  40.732 fueron rechazados. Además, se realizaron 813 visitas de control a fuentes fijas, de las cuales se identificó que 504 no emiten material particulado, 53 tienen requerimientos y 26  tienen medida preventiva.

“Y ahora el 60 por ciento de los buses de transporte público de la región operan con combustibles limpios a través del proceso de modernización de la flota. A 2018 se ha generado la salida de circulación de 405 buses en las diferentes rutas del Valle de Aburrá, que han sido reemplazados por vehículos con tecnologías más limpias, aportando a la reducción de 17 mil toneladas de material particulado. La unificación de las empresas de transporte público colectivo ha generado una reducción de 47 mil kilómetros de recorridos diarios, mitigando así la emisión de contaminantes de fuentes móviles”, dice Restrepo.

Sin embargo, y como demostró la contingencia ambiental de esta semana, estas medidas no parecen ser suficientes, porque los días que la nube oscura se posó sobre Medellín fueron la evidencia de que la contaminación diaria es alta y que a largo plazo también enferma a los paisas. De este problema se sabe desde 2007, cuando Sergio Fajardo era alcalde, momento en el que se firmó el pacto por la calidad del aire que no logró trascender en las administraciones subsiguientes, y aunque se ha robustecido el sistema de transporte público, que es eficiente, musculoso y muy bien administrado, parece que pocas cosas incentivan a la población dejar los automóviles y las motos.

Mayra Duque, una de las líderes del movimiento Ciudadnos por el Aire, que desde hace dos años le está pidiendo a Federico Gutiérrez medidas más fuertes para la movilidad de autos particulares, dice: “Después de esa década perdida para el aire, en la que no se logró hacer atractivas otras maneras de movilidad como la caminata ni la bicicleta ni el transporte público, ni consolidar un sistema de transporte integrado (sin desconocer los importantes logros en la expansión del metro, por ejemplo), ni desincentivar el uso del vehículo particular, seguimos mal”.

Soto considera que la gran fortaleza de la administración de Gutiérrez fue la liberación de datos sobre la contaminación en Medellín, pues hasta hace un par de años estos eran totalmente desconocidos y la creación del protocolo para atención de contingencias y emergencias. Además, aplaude el Pacto por el Aire firmado hace unos días entre la autoridad ambiental y los empresario aunque es un pacto “muy flojo porque ninguna empresa transportadora figura, porque el 69 por ciento de los compromisos no son verificables y el 70 por ciento tendrían impacto bajo o muy bajo. Pero estos planes no son obligatorios, son de cumplimiento voluntario, y eso los deja sin dientes. Hay que hacer que sean obligatorios”.

Medidas positivas hay: se plantea la extensión de 80 kilómetros de ciclorrutas —aunque sólo se han construido tres de esa gran promesa—; la plantación de más de un millón de árboles; la peatonalización de varias calles muy transitadas; la aplicación de pilotos en movilidad eléctrica por parte de EPM y empresas privadas como Celsia.

Sin embargo, las verdaderas medidas que traen alivio rápido para el aire son las restrictivas, lo que no termina de convencer, ya el año pasado se levantaron después de que Federico Gutiérrez se reuniera con representantes de los comerciantes y del gremio de transportadores. Además, grupos de defensa del aire son estigmatizados porque supuestamente “le hacen daño a la imagen de la ciudad”. Si el Área Metropolitana y Medellín no toman medidas serias y restrictivas, dentro de seis meses los paisas volverán a pasar por una contingencia que obliga a cesar las actividades físicas en colegios y a cerrar los cursos de deporte que se brindan gratuitamente, ¿quién se atreverá a tomar una decisión impopular a costa de la salud?