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| Foto: Daniel Reina

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La salud en Colombia, con pronóstico reservado

Mientras el Gobierno 'apaga incendios' luego de que el Senado aprobara la reforma del sistema de salud, profesionales convocan a marchas, paros y renuncias masivas.

4 de noviembre de 2013

Luego de una multitudinaria marcha nacional el pasado 29 de octubre, en la cual miles de estudiantes y profesionales salieron a las calles para manifestar su rechazo a la ley aprobada por el Senado que reformaría el sistema de salud, estudiantes de varias facultades permanecen en asamblea permanente. Así lo afirmó Paola Umaña, residente de la especialidad de medicina interna y vocera de prensa del Hospital de San José, en Bogotá.

“Comenzamos la asamblea el día después de la marcha... los hospitales y universidades, como la Distrital y La Sabana, se reunieron ya que de nada sirve hacer asambleas y marchar si no hay difusión”, dijo.

Este es el caso de 520 médicos residentes, internos y estudiantes de pregrado del Hospital Universitario del Valle quienes se declararon en cese de actividades de forma indefinida el pasado 30 de octubre después de una serie de reuniones. Sin embargo, la institución advirtió que la atención a  los pacientes no se interrumpe ya que cuentan con médicos asistenciales de planta, aunque sí se ve afectada la programación de cirugías ya que muchos de estos estudiantes se desempeñan como asistentes quirúrgicos.

Por su parte, Umaña advierte que, actualmente, se han suspendido las actividades de consulta externa, asistencias quirúrgicas y rondas médicas: “internos y residentes también han cesado actividades. Sólo se atienden urgencias vitales”.

Con respecto al cese de actividades, Sergio Ochoa, presidente de la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR), le dijo al diario El País que "la reforma a la salud es innecesaria y no le conviene a nadie. Rechazamos la desinformación que se ha dado desde las autoridades al decir que los médicos rechazamos la reforma porque significa menos dinero en los pagos".

Pero las manifestaciones podrían no limitarse a asambleas y marchas. Carolina Corcho, directora de ANIR, comenta que algunos sectores han hecho referencia a un paro indefinido.

Aunque no hay una convocatoria oficial, múltiples grupos en las redes sociales animan a los actores del gremio a parar sus actividades con respuestas de apoyo. Incluso, hay quienes que abogan por renuncias masivas.

Carlos Escobar, neonatólogo de la Clínica Comafenalco, en Medellín, señala que una renuncia masiva de empleados de la salud “es la mejor opción. Para mí es lo más sensato, el problema es que todo el mundo haga lo mismo. El asunto con los los paros es que uno no va a dejar de atender a un paciente porque se vería afectada su salud”.

Así también lo asegura Camila Lozano, intena de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud: “por ahora, no hay acuerdo entre la ANIR y el Gobierno, así que en las asambleas debatimos los aspectos buenos y malos de la reforma. No se puede hacer paro porque los pacientes en urgencias, por ejemplo, se ven afectados”.

Por otro lado, Escobar señala que “si uno no esta de acuerdo con el sistema, se sale. Es una decisión personal, pero si es en grupo, el gobierno tendrá que ver qué hace sin médicos... Se debe crear una respuesta masiva, que renuncie el 30 por ciento, así no se pone en riesgo a nadie y eso, al mismo tiempo, no lo puede manejar ningún gobierno. Las EPS no van a dar permisos para salir protestar, entonces toca renunciar”.

Gobierno en pie de lucha

El pasado 29 de octubre, el presidente, Juan Manuel Santos, se vio forzado a hacer una alocución en televisión para afirmar que la ley busca “evitar el colapso financiero y permitir a los hospitales (dar) una mejor atención a los usuarios, a los pacientes, a los que necesitan”.

Además, sostuvo que la reforma busca corregir problemas estructurales para que “fluyan los recursos y esos recursos se traduzcan en una mejor atención a los pacientes”. Indicó que se debe garantizar la sostenibilidad del sistema, y puso de presente que “hay muchos intereses... están tratando de buscar que la reforma defienda esos intereses a expensas de otros”.

“La responsabilidad del Estado, del Congreso, como órgano legislador; del Gobierno, como el órgano ejecutivo; es buscar una reforma que defienda el interés general, no el interés de ningún sector”, afirmó. Dijo que de pronto “van a quedar muchos sectores insatisfechos porque sus aspiraciones no son satisfechas en su totalidad, y eso es normal”, indicó.

Por su parte, el Ministro de la Protección Social, Alejandro Gaviria, asegura que uno de los problemas que aqueja al sistema actual es que hay muy pocos especialistas en el país y que uno de los obstáculos es la manera en la que las universidades escogen a los residentes, es decir, los estudiantes de especializaciones médicas.

La reforma, según Gaviría, también acabaría con la “mafia” de los especialistas para que sean los hospitales y no las universidades las que formen a los residentes ya que en la actualidad, las elecciones se llevarían a acabo “a dedo”.

“No hay que ser muy suspicaz para pensar estos pocos especialistas cobran mucho por su trabajo (hasta 25 millones de pesos, sin ser de planta) y, aparte, son un eslabón en esa cadena que no deja entrar a más gente”, determinó el ministro.

Sin embargo, estas explicaciones no satisfacen a los médicos. Al respecto, la presidenta de ANIR señala que “esos salarios exorbitantes son unos casos aislados y no representan a la mayoría. Yo quisiera que el ministro viera los grandes déficits que hay en Colombia. Lo que está claro es que el 50% se queda en la intermediación financiera de las EPS y ese sí es un cartel. Es una cortina de humo tirar los sueldos de unos cuantos especialistas para distraer a las personas”.

El modelo de contratación de los profesionales, el papel de las futuras gestoras en el manejo de los recursos de la salud y los incentivos que recibirán por hacerlo; la centralización de los dineros en un Estado que tardó siete años en tomar medidas contra el desfalco de Saludcoop, el papel de los entes territoriales plagados por la politiquería y corrupción en el manejo de la red hospitalaria; y la continuidad de la intermediación financiera son algunos de los puntos neurálgicos que, según los profesionales de la salud, los motivan a manifestarse en todo el país.