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En la U, al igual que en el liberalismo, gran parte de las definiciones estratégicas están motivadas por un interés fundamental: ganarle al uribismo en 2018. | Foto: Juan M Vargas

POLÍTICA

¿Qué hará el partido de la U en las presidenciales?

La colectividad del presidente todavía no tiene clara su estrategia para las elecciones de 2018.La defensa de la paz y la cercanía con los liberales son las únicas certezas.

11 de febrero de 2017

La campaña para 2018 se anticipó tanto, que faltando más de un año para la primera vuelta en todos los partidos ya se sienten movimientos para definir candidaturas. Ese fue uno de los temas centrales del retiro espiritual que el viernes de la semana pasada trataron los congresistas de La U con su líder natural, el presidente Juan Manuel Santos. Por su condición de jefe del Estado, en esa reunión el mandatario fue cauteloso, pero no los senadores y representantes. Con afán, ellos insistieron en que su colectividad está entre las pocas que no ha definido a sus aspirantes.

El Centro Democrático destapó sus cartas primero, a mediados del año pasado, cuando el senador Álvaro Uribe anunció sus tres presidenciables: Óscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo García e Iván Duque. Le siguió el Partido Verde, cuyas directivas ya rodearon a la senadora Claudia López en su intención de aspirar. El Polo Democrático decidió el 31 de enero que su candidato será Jorge Enrique Robledo, por cuenta de un plazo que puso el Comité Ejecutivo del Partido. Y en el liberalismo, de tiempo atrás suenan Humberto de la Calle, los senadores Luis Fernando Velasco y Juan Manuel Galán y el ministro Juan Fernando Cristo.

En La U, al igual que en el liberalismo, las definiciones estratégicas están motivadas por un interés fundamental: organizar las filas parlamentarias y las estructuras partidistas para ganarle al uribismo. Si algo quedó demostrado durante los dos gobiernos de Santos es que las toldas rojas y las de La U tienen una misma identidad política. Además de que el 70 por ciento de los miembros de La U provienen del liberalismo, ambos partidos dieron la pelea por impulsar el proceso de paz, promover el Sí en el plebiscito y mantener las mayorías parlamentarias de la Unidad Nacional. Al rodear la bandera de la paz, los dos asumieron a Santos como su jefe y han sido leales en defender sus causas de los ataques uribistas. Desde 2011, cuando se hizo evidente la ruptura Santos-Uribe, han sido inseparables.

La mayoría de los escenarios que contempla La U se desarrollarían de la mano con los liberales. El primero, que viene cocinándose de tiempo atrás, es realizar el día de las elecciones parlamentarias –en marzo de 2018– dos consultas simultáneas en las que se presentarían todos los aspirantes de cada partido. El candidato de cualquiera de los dos que tenga mayor votación sería el de ambas colectividades, y el de mayor votación del partido contrario asumiría la fórmula vicepresidencial. Para ese ejercicio en La U suenan tres nombres: el senador Roy Barreras, el exministro de Defensa y actual embajador en Washington, Juan Carlos Pinzón, y el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri. A manera de ejemplo, el mecanismo operaría así: si en la consulta liberal ganara De la Calle y en la de La U ganara Barreras, el que más votos individuales obtuviera sería el aspirante presidencial y el otro sería su fórmula.

Hay quienes defienden hacer esa consulta simultánea y de ambos partidos este año, después de las convenciones que a más tardar tendrán lugar en agosto. Esa posibilidad tiene la dificultad de que, al no hacerse al mismo tiempo con las parlamentarias, arrastran poca votación y terminan por escoger aspirantes con un electorado bajo que no los posiciona con fuerza suficiente de cara a la primera vuelta. Así quedó en evidencia para el Partido Liberal en 2009, cuando eligió aspirante mediante una consulta interna que dio por ganador a Rafael Pardo, con apenas 370.000 votos. “Con la consulta interna los liberales no han tenido, recientemente, una buena experiencia. Al ganar con tan baja votación, Pardo no llegó fortalecido a las elecciones de 2010. Es un desgaste”, asegura uno de los senadores de La U que defiende la idea de las consultas internas simultáneas. Sin embargo, algunos, como Roy Barreras, no descartan esta alternativa.

La otra posibilidad sería una consulta interpartidista entre ambas colectividades el día de las parlamentarias, entre dos candidatos previamente escogidos en las respectivas convenciones. Ese escenario tiene resistencias, puesto que en el caso de La U ninguno de los que están en el sonajero cuenta con la legitimidad y el poder para ser elegido en una convención. Algo similar ocurre en el Partido Liberal, en donde Galán, Cristo y Velasco insisten en que el mecanismo con más garantías es la consulta. Y en parte lo aseguran porque creen que en la convención podría ganarles ventaja el nombre de su competidor interno: Humberto de la Calle.

Por último, hay quienes consideran que La U debe llegar con candidato único a la primera vuelta. Así lo cree el presidente del Congreso, Mauricio Lizcano, para quien desarrollar cualquier alianza con los liberales y otras fuerzas políticas antes de esa fecha no sería rentable. En su opinión, la mejor manera de competir con los votos del uribismo es que los partidos que han apoyado la implementación de la paz y que hicieron campaña por el Sí, sumados a candidaturas independientes como la de Fajardo, lleguen a mayo de 2018 por su cuenta. Así mismo, que las eventuales alianzas se hagan de cara a la segunda vuelta. Esta opción tiene dos riesgos para las dos colectividades santistas: primero, sus posibilidades dependen de que los uribistas –sumados a otras fuerzas como los conservadores– no ganen en la primera vuelta. Y segundo, implica que en la primera compitan candidatos independientes, verdes, rojos y amarillos, que por los debates y cruces de dardos que incluye una campaña pueden dividir al antiuribismo.

Un último escenario empezó a sonar con el rumor de que Germán Vargas le habría ofrecido a Simón Gaviria ser su fórmula vicepresidencial. Sería una consulta interpartidista en la que además de La U y los liberales estaría Cambio Radical, el partido del vicepresidente. Algunos de los congresistas más cercanos a Santos creen que solo al subir a Vargas Lleras al bus podrían derrotar al uribismo. No obstante, otros con liderazgo en ambas colectividades, como César Gaviria en el Partido Liberal y Barreras en La U, consideran que esa no es una alternativa: aseguran que –tal y como sucedió en la segunda vuelta presidencial– la derecha solo es derrotable si se abren espacios para hacer coaliciones donde también quepan el centro y la izquierda. Es poco probable que el Polo Democrático, el petrismo, Clara López si se inscribe por firmas e incluso la Alianza Verde decidan estar en el mismo bando que Vargas después de que, en el último año, lo han criticado con el argumento de que no le dio un respaldo contundente al proceso de paz.

Como era previsible, del reciente retiro espiritual de La U no salieron decisiones concretas sobre coaliciones o consultas. Pero sí se acordó que la fuerza mayoritaria del Congreso le apostará a una candidatura presidencial que más allá de las alianzas defienda la implementación de la paz. Para discutir la mecánica, al partido del presidente le quedan al menos seis meses.