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Así soplan los vientos de la tormenta que azota al Partido Liberal

Los malos resultados de los liberales en el 11-M profundizaron la crisis. Un grupo disidente pide el relevo del expresidente César Gaviria.

17 de marzo de 2018

El Partido Liberal está dividido. Así quedó en evidencia la semana pasada cuando, después de la elección parlamentaria, un grupo de siete senadores armó una especie de disidencia interna. Aunque acompañan la candidatura de Humberto de la Calle, este grupo de congresistas está en abierta oposición a César Gaviria y clama porque el candidato presidencial se ponga al frente de la colectividad. En su mayoría están alineados alrededor del exministro Juan Fernando Cristo, quien desde noviembre pasado acusó a Gaviria de tomar partido a favor de De la Calle.

Los disidentes son Lidio García, Horacio José Serpa, Guillermo García Realpe, Jaime Durán, Julián Bedoya, Andrés Cristo y Luis Fernando Velasco. Su rebelión se hizo sentir la semana pasada, cuando declinaron asistir a una comida en el apartamento de Gaviria en la que se iba a hablar del futuro de la campaña.

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El malestar también tiene que ver con la conformación de las listas al Congreso –hecha por Gaviria- que, según ellos, privilegió a algunos cercanos al expresidente en desmedro de grandes electores. Así lo dijo Horacio Serpa en el momento en que anunció que no volvería lanzarse al Congreso. Gaviria señaló en su defensa que respaldaba la renovación y que todo partido que busque fortalecer nuevos nombres debe respetar el paso de los congresistas de la Cámara al Senado. Varios representantes grabaron videos en redes defendiendo esa postura.

También contribuyó a la crisis la andanada del exmandatario, a comienzos de este año, contra el presidente Santos. Argumentó que, en términos de burocracia, favorecía a Cambio Radical sobre el Partido Liberal. Dijo, además, que mientras la colectividad de Vargas Lleras había sido crítica de la paz, los rojos se habían jugado todo a favor de esa política de gobierno. Según varios parlamentarios, con esas acusaciones Gaviria le hizo daño a la bancada y al partido pues, en un delicado contexto de falta de credibilidad en la política, priorizó el apetito burocrático sobre las luchas ideológicas.

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La semana pasada se repitió un incidente similar. Después de la elección parlamentaria, Gaviria acusó a Santos de meterse en política. Lo hizo después de que este citó a Palacio a varios congresistas de la coalición de gobierno para pedirles unidad. Y aunque ese era el objetivo de la reunión, un poco ingenuo, volvió a generar la reacción de Cristo y los parlamentarios que han apoyado al gobierno.

Y los resultados de las elecciones se convirtieron en el elemento final para que los siete disidentes le pidieran a Gaviria dejar la dirección del partido. El expresidente celebró con el argumento de que el liberalismo se había mantenido en el primer lugar en Cámara con 34 curules, y que sacar 14 senadores, varios de los cuales llegan por primera vez, era un resultado satisfactorio. Pero los críticos reconocen que la elección no salió tan bien. Argumentan que el liberalismo recibió una derrota en las urnas al perder 3 curules en el Senado y 5 en la Cámara. SEMANA trató de comunicarse con Gaviria pero estaba fuera del país.

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Ahora, Cristo, Serpa y los parlamentarios disidentes le piden a César Gaviria que le ceda a De la Calle la dirección del partido. Eso le permitiría trabajar más de cerca a sus congresistas y, además, tomar decisiones independientes de cara a una eventual alianza con Sergio Fajardo. “Está más pendiente de su jefatura, que de la campaña presidencial”, dice Cristo.

Hasta ahora, ni el candidato ni el expresidente se han manifestado sobre la crisis. Pero la estrategia de la prudencia se agota. La carta de los parlamentarios seguramente llevará a ambos a pronunciarse la próxima semana cuando –después de la consulta– por primera vez Gaviria reunirá a toda la bancada.