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| Foto: Cortesía de El Heraldo

INVESTIGACIÓN

La tragedia de los patrulleros que frenaron al senador Merlano

Los dos patrulleros denunciaron que son víctimas de “hostigamientos” y “acoso laboral” en la Policía.

13 de marzo de 2015

Hoy muchos recuerdan el video en el que el exsenador del Partido de la U Eduardo Merlano –ostentando su cargo de congresista– en mayo del 2012, se enfrentó a varios policías en Barranquilla y se opuso a hacerse la prueba de alcoholemia en el momento en que los uniformados inmovilizaban su vehículo.

El hecho fue de tal magnitud, que la Procuraduría, luego de un abreviado proceso, le dio ‘muerte’ política a Merlano y lo destituyó durante 10 años, al considerar que usó su posición para evitar que las autoridades llevaran a cabo su labor. Lo que configuró un auténtico tráfico de influencias.

Con el episodio las cámaras enfocaron en el congresista y pocos supieron de la suerte de los patrulleros Wílmar Escobar Carmona y Héctor Gustavo Niño, quienes cumplieron ese día el protocolo contra el entonces senador. Pero ahora ellos son los protagonistas de una terrible historia derivada de la que vivieron con Merlano.

Según dio a conocer El Heraldo, los patrulleros son víctimas de “hostigamientos” y “acoso laboral” en la institución. Semana.com indagó, habló con ellos y pudo corroborar lo que se ha denunciado. “Tenemos acoso por parte de la institución, no respetan nuestros derechos. Nos discriminan, nos tratan mal. Todo esto empezó a ocurrir después de la situación con el senador”, dijo Escobar.

El matoneo, según él, se presenta a diario y sus compañeros, como si se tratara de una burla escolar, los acosan con frases despectivas. “Ahí vienen los merlanos”, “Ojo con ellos, que nos hacen echar”, “Los intocables”, “Ahí viene la patrulla Merlano”, dicen los compañeros de los patrulleros que laboran en el Tránsito Departamental de Atlántico.

Pero su denuncia va más allá. “Por todo nos quieren sancionar, no nos dan permisos, no importa si estás enfermo, nada importa. Yo ya solicité mi retiro, pero no lo quieren aceptar. Ellos quieren sacarnos por la puerta de atrás como sea. Yo no aguanto más esto”, dijo.

Semana.com conoció la solicitud de retiro del servicio de Escobar dirigida al director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino. En el documento dice: “no soporto más el maltrato al cual he venido sometido por parte de mi superior a cargo, capitán Mauricio Gómez Velandia”. El patrullero asegura que el principal matoneo viene de sus jefes.

El retiro le fue negado. Según la respuesta que dio la Policía Nacional, “cuando un funcionario decide renunciar al cargo (…) dicha manifestación debe ser libre, franca y espontánea (…) ajena de cualquier vicio de fuerza o engaño”. Una réplica poco válida para Escobar y para Julieth Molina, su abogada.

En busca de explicaciones

“Yo no sé si el exsenador (Merlano) tenga que ver con esto. No puedo asegurar nada. Pero yo sí creo que el general Pérez tiene algo que ver. No encuentro otra explicación”, contó Escobar.

El general (r) Óscar Pérez era el comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla en el 2012. El alto oficial renunció después de reconocer que castigó injustamente a los policías que retuvieron al senador Merlano. Escobar dice que Pérez tiene responsabilidad de lo que sucede.

“Yo no quiero estar en una institución en la que no me brindan protección y en la que vulneran mis derechos humanos. Nuestra libertad está en juego”, concluyó Escobar.

Preocupante estado de salud

La situación no es distinta y sí mucho más compleja para el otro patrullero, Gustavo Niño. El uniformado se encuentra internado desde hace casi un mes en la Clínica Psiquiátrica Resurgir de Barranquilla. Su diagnóstico: sicosis, estrés postraumático y delirios de persecución. “Él no aguantó la presión”, dijo su compañero.

“A mi hijo lo han discriminado en la Policía a raíz de lo ocurrido con el senador. Hay un capitán que no lo quiere, lo trata mal y es muy mala gente. Todo se lo prohibía. Mi hijo lleva dos años con el proceso de neurología, pero ahora ya está muy mal”, le contó María Teresa Niño, madre del uniformado, a Semana.com.

Agregó que el estado de salud del joven es tan grave, que ya “ve cosas raras, tiene sicosis de que algo le va a pasar a él y a toda su familia. Prefiere estar en la clínica porque dice que en la Policía le puede pasar algo”.
 
La situación llegó al punto de que la esposa y el hijo del uniformado viajaron a Estados Unidos para radicarse allí porque temían por sus vidas, luego del operativo de tránsito con el que terminó perjudicado el senador Merlano. “Mientras tanto, a la Policía no le interesa la salud de él, lo único que hacen es pedir excusas médicas y justificaciones por faltar al trabajo. Sólo quieren intimidar”, concluye la afligida madre.

¿Qué dice la Policía Nacional?

El comandante de la Región 8 de la Policía Nacional, general Carlos Enrique Rodríguez, habló con Semana.com y aseguró que “la institución está interesada en resolver la situación”.

El matoneo es una acción sancionada e investigada dentro de la Policía. “Hay una ley creada para corregir y sancionar las conductas que tengan que ver con el acoso laboral de los funcionarios. La idea es que se corrijan estos comportamientos. Por eso también, incluso, ya mandamos copia de la situación a la Procuraduría para que revise y, si es el caso, tome cartas en el asunto”.

Frente a la solicitud de retiro de Escobar, el comandante aseguró que no la aceptaron porque es motivada por un acoso laboral. “Ese retiro no es voluntario, sino que se está argumentando en unas presiones. Entonces eso se puede investigar y sancionar al que esté haciendo el acoso. Por eso no se acepta”, dijo.

Por último, confirmó la existencia de una investigación disciplinaria en contra del capitán Mauricio Gómez Velandia, a quien los patrulleros acusan de matoneo. “Yo iré a Barranquilla y me apropiaré del caso. La Policía Nacional le pondrá freno a esta situación. Estos dos patrulleros son un ejemplo de rectitud, moralidad y ética. En su momento fueron condecorados por la Policía Nacional. Ellos tienen nuestro respaldo y apoyo”.

Un terrible caso para dos uniformados que fueron condecorados y que se convirtieron en símbolo de honestidad y rectitud.