Home

Nación

Artículo

Pelota caliente

La inminencia de una investigación judicial en su contra convenció a Juan José Bellini de que no podía seguir a la cabeza del fútbol colombiano.

7 de agosto de 1995

LA CAIDA DE JUAN JOSE Bellini como presidente de la Federación Colombiana de Fútbol se veía venir. Desde hace algunos años eran muchos los indicios que lo vinculaban con los miembros del cartel de Cali. En varias oportunidades los organismos de seguridad habían dado a conocer documentos que comprometían al dirigente deportivo con los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. A dichos señalamientos Bellini siempre respondía que no era ningún pecado haber conocido y ser amigo en el pasado de los llamados jefes del cartel de Cali.
 
Pero Bellini sólo pudo sostener la caña hasta el martes de la semana pasada cuando la Policía capturó a José Santacruz Londoño, tercer hombre del cartel de Cali y, al parecer, una de las personas más cercanas al ex presidente del Club América. En la agencia digital de Santacruz Londoño apareció una serie de teléfonos de varios hombres vinculados al deporte y a la política. Uno de ellos era el de la casa de Bellini en Cali, número al que marcó el jueves pasado, ante los ojos del país, Felipe Zuleta uno de los directores del informativo En Vivo, quien le preguntó a quemarropa a Bellini: "¿ Cómo explica usted que su teléfono particular haya aparecido en la agenda de José Santacruz Londoño?".
 
Después de mucho tartamudear, Bellini no fue capaz de dar una respuesta convincente.
Ese mismo día, acosado por las explicaciones que le estaban exigiendo el ministro de Educación, Arturo Sarabia Better, la propia Fiscalía General de la Nación y algunos de sus compañeros en la Federación Colombiana de Fútbol, Juan José Bellini presentó su carta de renuncia ante el comité ejecutivo de esa entidad.
 
La relación de Bellini con los miembros del cartel de Cali no es de ahora. El mismo así lo reconoce. En 1976 fue nombrado gerente del Club América, cargo que ocupó hasta mediados de la década de los 80 cuando pasó a ser presidente de la institución, precisamente en los años que podrían considerarse dorados en la historia del equipo. Para entonces era vox populi que los hermanos Rodríguez Orejuela eran los dueños del club. No sólo era vox populi: los libros de la institución también daban fe de dicha propiedad. En ese tiempo Bellini compartió la mesa directiva con 'Pepino' Sangiovanni, Miguel Rodríguez Orejuela, Amparo Rodríguez de Gil y el ex contralor Manuel Francisco Becerra, entre otros.
 
Pero el argumento de Bellini en el sentido de que sus relaciones con los Rodríguez eran cuestión del pasado empezó a desmoronarse apenas el Bloque de Búsqueda pisó a fondo el acelerador en su afán por capturar a los miembros del cartel de Cali. En un allanamiento, realizado en esa ciudad la semana pasada, el Bloque de Búsqueda encontró varias fotos recientes en las que aparece Bellini con miembros de la familia Rodríguez Orejuela. Una de ellas fue tomada en abril de 1990 durante el matrimonio de Jaime Rodríguez Libreros, hijo de Miguel Rodríguez Orejuela, con Adriana Orozco Niño. En ese momento, tanto las autoridades como el país conocían las actividades ilícitas de los integrantes del cartel de Cali. "Seguir negando su relación con los Rodríguez era como pretender tapar el sol con las manos", dijo a SEMANA un funcionario de un organismo de seguridad. La aparición de las fotos dejó sin piso el argumento de Bellini, según el cual sus relaciones con los Rodríguez Orejuela se limitaron a la década de los 80, cuando éstos gozaban de reconocimiento social y no eran perseguidos por la justicia.
 
De acuerdo con las investigaciones, las cosas entre Bellini y los Rodríguez Orejuela no era sólo de fotos. En un allanamiento realizado por el Bloque de Búsqueda el 30 de junio pasado a una empresa de los jefes del cartel de Cali, se encontraron documentos que podrían comprometer al presidente de la Federación Colombiana de Fútbol con supuestas operaciones de testaferrato.
 
Aún no es claro, sin embargo, cuál va a ser la suerte jurídica de Bellini. Pero en un país en el que la gente considera que la gran mayoría de las cosas malas que le han pasado al fútbol dentro y fuera del terreno de juego, desde el encarcelamiento de René Higuita hasta el asesinato de Andrés Escobar, se deben a la presencia corruptora del dinero de la mafia en esta actividad, Bellini no podía seguir estando a la cabeza de la Federación Colombiana de Fútbol y representando al país en eventos internacionales. En estas condiciones, la sorpresa con su renuncia no es que se haya dado ahora, sino que no se hubiese presentado antes, sobre todo si se tiene en cuenta que las primeras denuncias sobre la presencia de dinero de narcotráfico en el fútbol las hizo hace ya más de doce años el entonces ministro de justicia, Rodrigo Lara Bonilla, quien meses después se convertiría en el primer mártir en la lucha contra el narcotráfico en Colombia.
 
Así las cosas, la renuncia de Bellini la semana pasada era casi que esperada por muchos colombianos. Como dijo el ex constituyente Alvaro Gómez al Noticiero 12 y 30, "Bellini ha debido renunciar hace tiempo".