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Panorámica viaducto César Gaviria Trujillo | Foto: Carlos Pineda Mayo / SEMANA

DESARROLLO

Pereira 150 años: la perla tecnológica

La capital de Risaralda aspira a cambiar su rumbo siguiendo el ejemplo de las grandes ciudades del mundo: usando la tecnología e innovación como motores de desarrollo.

30 de agosto de 2013

Pereira parece un rompecabezas que empieza, poco a poco, a tomar forma. Empresarios, gremios, gobierno y academia parecen ir en la misma dirección y tres palabras se repiten en todas las conversaciones: tecnología, innovación y conocimiento. 

Pero ya hay muchos hechos para mostrar: jardines infantiles que enseñan con robots, la llegada de multinacionales de tecnología y jóvenes pereiranos con premios internacionales de innovación demuestran que soplan vientos de cambio. 

Hace seis años era difícil imaginar un panorama esperanzador. El desempleo crecía a la par con los índices de pobreza y desigualdad, mientras que los sectores tradicionales como café, comercio e industria textil, que habían hecho de Pereira una ciudad próspera, experimentaron una marcada caída. 

El grano empezó a perder relevancia en la economía regional, y las otras dos actividades se vieron afectadas porque muchas de las empresas locales no tuvieron la fuerza necesaria para competir con las extranjeras.

El panorama de estos tres sectores aún no parece cambiar y como dice Santiago Ángel,
director de la Andi en Risaralda, “el principal problema de la ciudad es su falta de competitividad”. 

El PIB ha crecido por debajo del promedio nacional durante los últimos cuatro años; el desempleo, aunque ha rebajado, sigue siendo de los más altos de Colombia (14,1 por ciento); y en 2012 fue la única capital del país en donde la pobreza aumentó. 

Hoy, sin embargo, los pereiranos cocinan una receta para cambiar el rumbo y convertir a Pereira en una ciudad basada en el conocimiento partiendo de la tecnología y la innovación.

La idea no es nueva en el mundo y ya ha funcionado en grandes ciudades. Urbes como Barcelona, Helsinki o Nueva York han usado la tecnología para impulsar un mejor crecimiento y hoy son consideradas ciudades inteligentes o territorios de conocimiento.

Esas sociedades han recorrido un camino largo, y según Francisco Javier Roldán, presidente de la fundación País del Conocimiento y asesor de la dirección de Colciencias, aunque la Perla del Otún está construyendo el suyo, aún le falta mucho.

Red de nodos: articulando esfuerzos

El potencial para innovar en Pereira es indiscutible. Jóvenes de la ciudad, a través de Parquesoft –una fundación caleña sin ánimo de lucro que ayuda a crear y desarrollar emprendimientos de base tecnológica– han registrado 48 empresas desde 2006 y cinco de ellas han ganado nueve premios internacionales de innovación. 

Adicionalmente, los grupos de investigación en las universidades han logrado resultados significativos como diseñar el sistema de semaforización inteligente que utiliza la ciudad.

Ese talento ha servido para que la agencia de promoción Invest in Pereira y la Alcaldía
se den a la tarea de atraer empresas extranjeras interesadas en tercerizar sus servicios. Eso ha llevado a que multinacionales como Indra, de desarrollo de software; o Yell Adworks, de diseño, se instalen en la ciudad y contraten pereiranos para soportar sus negocios en el resto del mundo.

Esa estrategia le apunta a que la ciudad se empiece a posicionar como un centro para BPO (tercerización de procesos) y KPO (tercerización de conocimiento) enfocada en la tecnología.

Sin embargo, hay un fenómeno que se debe contrarrestar urgentemente: los jóvenes se van de la ciudad y su talento se ‘fuga’ a otros lugares en donde encuentran mejores oportunidades. Para lograrlo, puede seguir el ejemplo de ciudades como Ámsterdam, donde las investigaciones de las universidades son aplicadas por las empresas de la ciudad. 

Como dice Viviana Lucia Barney, jefe de planeación de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), “hay que generar ambiente para que el talento no se vaya”.

En ese punto entra la estrategia más importante de la capital risaraldense: la Red de
Nodos de Ciencia Tecnología e Innovación, un proyecto nacido en la UTP e incluido en el plan de desarrollo. 

Se trata de una articulación de esfuerzos de varias entidades que busca usar la ciencia, la tecnología y la innovación de la academia y de los jóvenes emprendedores para volver competitivos los sectores estratégicos de la ciudad.

El proyecto está pensado para funcionar con ocho nodos que trabajan  independientemente –pero que deben generar sinergias– para sacar adelante proyectos que fortalezcan su propio sector, y que incluso puedan ser insumo para el desarrollo de los demás. 

Los nodos son biotecnología, metalmecánica, agroindustria, TIC, biodiversidad, confección, innovación social, y KPO. Este último hace el trabajo de articular toda la red. Según el plan de acción que el BID y Findeter desarrollaron para Pereira en su programa de Ciudades Competitivas y Sostenibles, fortalecer la red es fundamental y costaría 274.800 millones de pesos en diez años.

Algunos nodos han logrado más avances que otros, y han obtenido recursos, entre otros,
del Sistema General de Regalías (SGR). El nodo central, liderado por la UTP, está construyendo un Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico que estará en funcionamiento en septiembre enfocado en lograr avances en sistemas inteligentes de transporte, redes eléctricas inteligentes y desarrollo de software. 

El nodo TIC, liderado por Parquesoft, que servirá de soporte para toda la red, ya está encaminando sus esfuerzos en la educación. Entre ambos esperan lograr que Pereira sea una ciudad  inteligente, con un centro de control operativo integrado y un uso eficiente de las TIC.

Retos pendientes

Mientras la red de nodos se consolida con avances tangibles, Sociedad en Movimiento,
una iniciativa social con 103 entidades adscritas, intenta impulsar la transformación de
Pereira y esparcir el concepto de tecnología, innovación y conocimiento en toda la ciudad. 

Ellos han promovido el uso de las TIC desde la primera infancia, y lograron que la Alcaldía, el ICBF y la UTP iniciaran un proyecto piloto en el jardín infantil Perlitas del Otún, ubicado en uno de los sectores más deprimidos de la ciudad. Allí, los niños aprenden inglés y usan robots. 

Su estrategia, llamada círculo virtuoso, busca intervenir todos los niveles de la educación, para que el talento humano esté garantizado desde el principio para el sector productivo de la ciudad.

Esa estrategia parece ir por el camino correcto ya que, para Francisco Javier Roldán, el
éxito de Medellín estuvo en lograr que toda la sociedad entendiera el concepto de innovación y lo hiciera propio.

Pereira, no obstante, sigue teniendo grandes desafíos. Además de que la gente en la calle aún no conoce la estrategia, hay indicadores que deben mejorar. Por ejemplo, la penetración de computadores en los hogares no supera el 30 por ciento, y la banda ancha no pasa de los 12,5 suscriptores por cada 100 habitantes. 

Además, la ciudad debe trabajar conjuntamente con las demás capitales del Eje Cafetero para que la región sea un centro de tecnología que ofrezca sus servicios al mundo.

Para Roldán, sin embargo, el mayor reto es convertir el desarrollo en productos y servicios que beneficien al ciudadano común, y que lleguen a los lugares más necesitados de la ciudad, como hizo Medellín. También, usar esos avances para reducir las cifras de desempleo, desigualdad y pobreza, algo en lo que debe trabajar el nodo de innovación social.

Lo cierto es que hoy a cualquier visitante desprevenido que llegue a Pereira le es difícil
darse cuenta que la ciudad está avanzando en el uso y desarrollo de la tecnología. Estos pasos que ya se han dado son importantes, pero son apenas los primeros en una iniciativa ambiciosa que requiere de esfuerzo, coordinación, voluntad política y un fuerte músculo financiero.

Eso demuestra que aún hay un largo camino por delante, y que se debe trabajar de manera constante, superando periodos de gobierno y escepticismos, para que el concepto de ciudad tecnológica e innovadora pase del papel a la realidad y, en el mejor de los casos, a la nube.

Tomada del especial Pereira Sostenible