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La DEA sorprendió a medio mundo con la solicitud de extradición por narcotráfico de 'Santa' Lopesierra, 'el hombre Marlboro'. ¿Por qué se lo llevan?

13 de octubre de 2002

Conocido como 'el hombre Marlboro', se hablaba de que su fortuna se movía entre pacas de cigarrillos y cajas de licores de contrabando. El ex senador Samuel Santander Lopesierra era la persona natural que más cigarrillos de esa marca vendía en el mundo entero. Pero lo que no se sabía es que estuviera acusado de ser narcotraficante y que él y toda una organización estaban pedidos en extradición.

La DEA sorprendió a medio país cuando solicitó la entrega del ex senador con base en la decisión de un gran jurado de aceptar la acusación por traficar con "cinco kilos o más" de cocaína. Las sorpresas siguieron cuando el organismo norteamericano sostuvo que a Lopesierra lo llaman 'Maguiver' en el ambiente de la mafia y cuando lo ubicó en la cúspide de una red que trafica cocaína en Colombia, Venezuela, Curazao y México.

Así lo dice el indictment o acusación del gran jurado norteamericano que, ahora se sabe, tomó en cuenta el testimonio de Jaime Tovar, un pariente y antiguo empleado de Lopesierra.

Tovar había declarado en contra de él en una Corte de Puerto Rico, cuando se solicitó en extradición a los primos Eric y Alex Mansur, de 41 y 40 años de edad respectivamente, involucrados en una empresa de drogas y acusados de lavar unos 40 millones de dólares en Estados Unidos.

En esa ocasión Tovar habló de los negocios de venta de droga y lavado de dinero de los Mansur y de Lopesierra y de las numerosas cuentas bancarias en las que movían millones de dólares.

Tovar dijo que Lopesierra hacía los negocios ilícitos bajo las fachadas de locales propios conocidos como la bodega San José, Provisiones Astor, Provisiones California, Provisiones Derby Azul, Provisiones Linda, Provisiones Marly y Provisiones Tauron.

El testigo denunció además los nexos de los primos Mansur con los jefes colombianos de la droga y cómo se las ingeniaban con Lopesierra para camuflar el dinero del negocio ilícito en los contenedores de contrabando que ingresaban a Colombia.

Después del juicio poco o nada se sabe de Tovar, pero en marzo de 1998 los Mansur regresaron a Aruba tras pagar un millón de dólares de fianza cada uno mientras a Lopesierra todo el 'mundo Marlboro' lo veía que seguía negociando con cigarrillos y licores en Maicao.

La historia

Todo comenzó cuando empezaba la década de los 90 y los funcionarios de la DEA en Washington se enteraron de que una familia colombiana residente en la isla de Aruba, de apellido Mansur, enviaba electrodomésticos a un paisano que vivía en Maicao, una polvorienta población ubicada en el corazón de la península de La Guajira. Esa ciudad es más conocida como el paraíso del comercio informal o, en otras palabras, el reino del contrabando.

Justamente en este apartado pueblo de musulmanes, mezquitas, iglesias católicas y templos wayúus fue donde nació y creció Samuel Santander Lopesierra, un dios terrenal que vendía cigarrillos Marlboro y licores como por arte de magia, que los recibía en embarcaciones en el puerto guajiro y luego los comercializaba en la bodega San José, la más famosa y prestigiosa de todo Maicao y la alta Guajira.

Pero un día de 1994 sintió que Maicao le quedaba estrecho y se lanzó al Senado de la República. Para sorpresa de los curtidos analistas capitalinos este hombre desconocido rompió la barrera de los 40.000 votos y fue catalogado como un fenómeno político. Su partido era el Liberal y su amigo era Ernesto Samper, el futuro presidente de Colombia.

El triunfo político marchó a la par con su éxito comercial hasta 1998, cuando las autoridades capturaron a Luis Reinaldo Murcia, conocido en el mundo de la mafia como Martelo. En ese momento las autoridades le encontraron tres maletines, dos de él y uno de Lopesierra, que para sorpresa de los investigadores contenía pruebas de los negocios y de la amistad que existía desde hacía más de 10 años entre ellos.

Lo que allí encontraron se fue acumulando en el voluminoso expediente que ya está conformado por miles de páginas de documentos de empresas, de gobiernos caribeños, así como decenas de entrevistas y testimonios con oficiales y contrabandistas y que le sirvieron a la DEA para solicitar a Lopesierra en extradición.

Su hermano José Fernando, conocido como Pepe o Jochi, según la DEA, forma también parte de la organización dedicada al tráfico de drogas y aunque su hijo Carlos fue capturado junto con ellos, no está solicitado en extradición por el gobierno estadounidense.

Según la operación que realizó la Policía, conjuntamente con la DEA, la organización de Lopesierra utilizaba empresas de fachada para sus negocios ilícitos y por eso fueron allanadas y forman parte de la investigación la Planta de Abastecimiento Oriana, la estación de servicio Maicao, la importadora de combustible Maicao y el Almacén Sanyo Center en Barranquilla.

Hace unos 20 años, Santander Lopesierra era recibido en South Illinois University, una de las escuelas de finanzas y de economía más prestigiosas de Estados Unidos. Allí aprendió inglés y conoció las reglas y las leyes del comercio mundial, las mismas que ayudaron a convertirlo en uno de los hombres más ricos de Colombia. Hoy está a punto de regresar a ese país, pero con unas perspectivas mucho más sombrías.