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En Bogotá existen alrededor de 1,8 millones vehículos. De ellos, el 50 % no circula a diario gracias a la medida del Pico y placa. | Foto: Archivo particular

BOGOTÁ

Pago de Pico y placa y peajes es “elitista”: expertos

Tras la aprobación en el Concejo del Plan de desarrollo, los bogotanos dueños de vehículos tendrán que acostumbrarse a pagar para moverse en la ciudad. ¿Esto ayudará a la movilidad?   

24 de mayo de 2016

A lo largo de 15 horas el Concejo de Bogotá debatió el Plan de desarrollo presentado por la Alcaldía, en su primera sesión. En el extenso proyecto se dieron a conocer dos controvertidos artículos ligados a la movilidad de la ciudad, una preocupación constante entre los ciudadanos que ven cada día afectada su calidad de vida.

Se trata de los artículos 79 y 80. El primero autorizó un pago voluntario a particulares para quedar exentos por un año de la restricción del Pico y placa. El otro es aún más polémico ya que autoriza la instalación de peajes urbanos. Un tema que muchas veces ha sido debatido, sin éxito, en el cabildo capitalino.

Una vez los concejales de la comisión les dieron el visto bueno a los dos temas, de inmediato se desató una polémica al considerar que, contrario al argumento de la administración, esas medidas mejorarán la movilidad del propietario del vehículo que pueda pagarlo. Pero, ¿qué dicen los expertos sobre este tema? 

Pico y placa

Datos de la Secretaría de Movilidad muestran cálculos, según los cuales, en Bogotá existen alrededor de 1,8 millones vehículos. De ellos, el 50 % no circula a diario gracias a la medida del Pico y placa.

Aunque en principio muchos conductores se opusieron a la restricción, en la actualidad el 97 % de los bogotanos considera necesaria esa medida. Así quedó establecido en un estudio “Modificación de la medida de restricción de circulación en el 2012”, para vehículos particulares.

Para la actual administración, el problema va más allá de mejorar la movilidad, por lo que el Plan de desarrollo se convirtió en una oportunidad de oro para obtener recursos adicionales. Por eso, la Alcaldía planteó en los estudios preliminares elaborados por la Secretaría de Movilidad que un porcentaje importante de los vehículos en Pico y placa pague entre 3,5 millones y 4,5 millones de pesos cada año para librarse de la restricción.

“Entre 60.000 y 100.000 hogares pagarían esa contribución. Eso nos permitiría financiar proyectos importantes para Bogotá”, fue el argumento del secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo.  

La polémica quedó planteada entre quienes consideran que esa medida es excluyente, ya que permite a quienes tienen mayores recursos liberarse de la medida. Para la administración, esta es una herramienta que retrasa la compra de un segundo vehículo.  

El experto en movilidad Fernando Rojas le dijo a Semana.com que esta es una medida inconveniente que aumentaría la circulación de vehículos. “Vamos a ver 160.000 carros más circulando por la ciudad en horas pico (...) Al revisar la justificación vemos que eso no va a mejorar el transporte público y la plata sólo va a tapar el hueco financiero”.

En eso coincide el profesor y exgerente de Transmilenio Fernando Rey, quien agrega que la medida es elitista ya que se libran de la restricción las personas con más recursos. “¿Qué va a pasar con los pequeños propietarios que tienen sus carros como fuente de trabajo? (…) Es un impuesto disfrazado que se suma al SOAT, rodamiento y la sobretasa a la gasolina”, dijo. 

Los peajes

La otra iniciativa, la construcción de peajes, es ‘clave’ para la administración Peñalosa. Lo planeado hasta el momento, es que buena parte de los proyectos en infraestructura se construirían con Alianzas Público Privadas (APP) y, con el dinero de los peajes.

Para Rojas, la medida también va en detrimento de la movilidad de quienes devengan menos recursos. “Este es un cheque en blanco (del Concejo) firmado a la administración. Los peajes en vías antiguas castigarán a quienes no tengan plata para pagarlos pues sólo habrá un carril para que ellos circulen, los que no tienen dinero van a tener que moverse en el trancón”, dijo.

La construcción de al menos cuatro peajes que inicialmente estarían ubicados en las entradas de la ciudad: Autopista Norte, calle 13, la futura Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) y la carrera séptima, no va a solucionar el déficit en la malla vial que, “según estudios, cuesta nueve billones de pesos y tardaría en reconstruirse diez años”, resaltó Rey. 

Entonces, ¿qué hacer? Sin duda el ramillete de soluciones abunda, pero la mayoría de ellas son de largo plazo. Los expertos proponen una gerencia para aumento y mejoramiento de la malla vial, intensificar una política integral de estacionamiento que mejore la velocidad en las vías, resolver los problemas del servicio de transporte público y regular el uso de las motocicletas por la accidentalidad.

Por ahora falta esperar que los dos artículos propuesto para, supuestamente mejorar la movilidad en Bogotá, pasen el examen de la plenaria del Concejo, así como las otras iniciativas del Plan de desarrollo. Muchos advierten que el tema ya está ‘cocinado‘ y tendrá la bendición del cabildo.